Corresponsal en el paraíso
Viaje a las islas sin nombre del mar de la China Meridional
Tras dos años y medio de cierre por la covid, uno de los mejores resorts del mundo vuelve a la vida. Bawah reserve o el perfecto fondo de pantalla
Septiembre. Aunque se acerca el fin de las vacaciones para muchos, nuestros pequeños paraísos nos pueden deparar aún alguna que otra alegría. La vuelta al trabajo nos brinda la oportunidad de practicar ese jueguecito no del todo inocente de dejar caer en la conversación esos lugares en los que ha transcurrido nuestro periplo veraniego. De Formentera a Bora-Bora. De Comillas a St Tropez. De Monteagudo de las Vicarías a Bazaruto. No hay victoria más dulce que poner en apuros a nuestro interlocutor mencionado un lugar cuya correcta pronunciación solo sea bien conocida por los muy viajados (excluyendo a los nativos, naturalmente) o bien su localización sea un tanto misteriosa y desafíe sus conocimientos de geografía o de política.
¿Myanmar o Birmania? ¿Alma-Ata o Almaty? Los anglosajones son particularmente sagaces en este juego del llamado name-dropping. Para hacerse con la triple corona de este divertimento nada comparable con haber estado en un lugar que ni siquiera ha sido bautizado. Un paraíso innominado que escapa de Google Maps. En un lugar del Pacífico de cuyo nombre no quiero acordarme. No, perdón. No es que no me acuerde, es que no tenía nombre. Y me acuerdo perfectamente, porque se trata de un paraíso inolvidable.
Seis pequeñas islas sin nombre del mar de la China Meridional forman Bawah Reserve. Se trata de uno de los resorts de lujo de reciente apertura más respetados por sus credenciales sostenibles y más deseados por quienes rechazan la idea de que los destinos con palmeras, aguas cristalinas y playas de arena blanca están sobrevalorados ahora que hasta Curro se va a Maldivas, y prefieren ver osos polares en el Ártico o Gorilas en Ruanda. Estas islitas no tienen nombre y en realidad no es un hecho del todo insólito en esas latitudes. Indonesia es el país con mayor número de islas tropicales del mundo. ¿Cuántas? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Su gobierno lleva años intentando determinar su número exacto, que oscila entre las 17.400 y las 17.500. Más de la mitad están innominadas.
Hasta hace menos de una década, estas seis pequeñas islas formaban parte de esos puntitos que los funcionarios indonesios no habían incluido en el inacabado censo insular del país. Si el planeta del Principito, como le explicaba este al geógrafo, tenía dos volcanes en actividad, un volcán apagado y una rosa, de este archipiélago habría que decir que tiene 6 islas, 3 lagunas y 13 playas. O 12. Según la época del año, hay una lengua de fina arena blanca que prácticamente une dos de las islas y que aparece y desaparece, como el Guadiana. La playa efímera que une las islas sin nombre. Es uno de los paseos que uno sabe que nunca va a olvidar. También tiene colinas, 100 hectáreas de vegetación frondosa, arrecifes de coral y unas aguas transparentes como el cristal en las que nadan tortugas y una infinidad de peces de todos los colores.
Tan idílico mini conjunto de islas fue descubierto por casualidad por un empresario británico residente en Singapur, gran aficionado a navegar por lugares recónditos del mar de la China Meridional. Enseguida vio las fabulosas posibilidades de un lugar como hay pocos y que forman parte del archipiélago de las Anambas, situado entre Borneo y Malasia. 46.000 kilómetros cuadrados, 255 islas, solo 26 habitadas. Prácticamente ningún alojamiento turístico. El paraíso.
Cuando los «descubridores» de estas islas inhabilitadas llegaron a ellas, se percataron de que parte de los arrecifes habían sido atacados por una bacteria. Y su recuperación fue el origen del proyecto. Se estableció una fundación, se declaró el conjunto reserva marina, al tiempo que el gobierno de Indonesia se involucraba en respaldar el desarrollo del resort del país más respetuoso con el entorno. Se emplearon métodos antiguos de construcción, prácticamente medievales, para no traer maquinaria pesada a la isla y preservar mejor su abundante vegetación y no tener que talar ni un solo árbol. Esta opción alargó el periodo de construcción durante más de cinco años. Se utilizó en ella maderas recicladas y bambú, se empleó a población local, se prohibió la pesca y los amarres, los plásticos. En la actualidad, es la isla de toda Indonesia con mejor credenciales eco.
Se decidió que solo se construirían 35 villas en total y tres pabellones para alojar zonas comunes que se camuflaran con la vegetación, buscando ser respetuoso con un entorno de tanta belleza. Las villas no tienen número, sino que llevan el nombre del huésped o los huéspedes que se alojan en ese momento en ella. Villa Vicky. Conservo el cartel y lo miro con cierta añoranza mientras escribo esta crónica. Está hecho con madera reciclada y con arena de esa playa que aparece y desaparece.
¿Y qué hacer en semejante paraíso además de dar gracias a la vida por poder disfrutarlo? Uno de sus puntos fuertes de Bawah Reserve es que tiene muchas opciones y para muchos perfiles de viajero: desde lunas de miel hasta familias multigeneracionales. Sí, ahora los abuelos se apuntan a todo. Son los silvers, están en forma y quieren disfrutar de la vida con los suyos, especialmente tras los estragos de la covid. No importa donde tengan que viajar.
En Bawah se puede hacer senderismo, buceo, snorkeling, marchas entre su frondosa vegetación, se puede navegar a otras islas, recibir clases de yoga o de cocina... De noche, hay cine al aire libre. Pero es infinitamente mejor, observar el cielo con su potente telescopio electrónico que permite ver perfectamente los anillos de Saturno. No es Atacama, pero casi. Su spa ofrece tratamientos ilimitados sin cargo adicional. Esto sí que es el paraíso para muchos viajeros, seguramente, una especie de tarifa plana de masajes a manos de sus experimentados terapeutas. Una opción muy muy infrecuente, incluso en los resorts más lujosos. La mayoría del personal es indonesio, concretamente de las islas que forman el archipiélago de las Anambas, donde no hay demasiadas opciones de encontrar trabajos que aseguren la subsistencia. Tal vez no tienen el expertise del staff del Ritz de París, pero el viajero de cierta sensibilidad agradece que estos proyectos sean una oportunidad de empleo para la población local.
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Bawah Reserve cerró sus puertas con la pandemia y las vuelve a abrir el próximo 1 de septiembre. Dos años y medio de inactividad sin huéspedes que han aprovechado para hacer algunas mejoras, como aumentar la autosuficiencia energética de la isla con nuevas plantas solares.
También han construido una nueva residencia, Elang Private Reserve, para acomodar a familias extensas o grupos de amigos, con capacidad para 20 personas y total privacidad. Sí, lo han adivinado, no estamos hablando de un paraíso precisamente económico ni tampoco fácilmente accesible. El viaje obliga a volar a Singapur, desde allí, hay que desplazarse en barco a Batam y luego coger el avión anfibio propiedad del resort.
El plan B no puedo ser otro que disfrutar de las fotos de su página web. ¡Encontrará el fondo de pantalla perfecto con el que sobrellevar la vuelta a la oficina! Y por último, para amantes de la geografía, una lectura encantadora: Un mapa en la cabeza, de Ken Jennings. Una obra amena y muy instructiva llena de anécdotas, historias y curiosidades de la geografía. Uno de mis libros de cabecera de consulta obligada antes de practicar el jueguecito del name-dropping.