Fundado en 1910

Hotel Martínez, en CannesROMERO JEAN FRANCOIS

Corresponsal en el Paraíso

Glamour en Cannes y un crimen sin resolver en Madrid

La fascinante historia del mítico Hotel Martínez, una de las grandes damas de la glamurosa Avenida de la Croisette, totalmente renovado y con flamantes suites

Una elegante lámpara de araña de estilo art decó de 350 kilos de peso acapara protagonismo en el renovado lobby del Hotel Martínez, una de las grandes damas de la glamurosa Avenida de la Croisette, en Cannes. En un costado, en una de las paredes de la amplia y luminosa estancia, destaca el retrato de una figura masculina pintada en tonos azules con cierta estética años 30. Casi nadie repara en ella y es más que probable que la mayoría de los clientes del célebre hotel desconozca la fascinante historia de este personaje, la historia de Mr. Martínez, fundador del legendario establecimiento de la Costa Azul. Una historia tan fuera de lo corriente que es sorprendente que nadie la haya llevado a la gran pantalla, máxime teniendo en cuenta los numerosos vínculos del legendario hotel con el mundo del cine. Con el vecino Carlton cerrado por reforma integral, y tras someterse a una renovación de 150 millones de euros pagados por los inversiones qataríes nuevos propietarios del inmueble, el Martínez brilla más que nunca no solo en los días de alfombra roja del Festival de Cannes.

Cuadro de Emmanuel Martínez

Bajo la dirección del prestigioso interiorista Pierre Yves-Rochon, el hotel se ha rejuvenecido considerablemente, ha ganado en luminosidad y confort y ha añadido nuevas estancias, entre las que destacan los dos extraordinarios penthouses que acaba de estrenar. Nada menos que un apartamento de 1.200 m2 (una de las mayores suites de Europa) con vistas al Mediterráneo y a las famosas palmeras de la Croisette.

Pero volvamos siete plantas más abajo, a ese lobby blanco de la suntuosa lámpara y el cuadro donde se intuye el elegante porte de Mr. Martínez. ¿Español, quizá? Emmanuele Martínez nació en 1882 en Palermo, descendiente de una noble familia italiana de origen español. Pronto se estableció en Londres, donde demostró sus dotes de buen hotelero y luego haría lo propio en París y en Niza. En 1927, dado su espíritu emprendedor y sus buenas conexiones, adquiere en la Avenida de la Croisette de Cannes, «Villa Marie-Thérèse», residencia hasta entonces del príncipe Alfonso de Borbón-Dos Sicilias (bisabuelo del Rey Juan Carlos I). El empresario italiano aprovecha el magnífico solar y sus jardines, pero destruye el palacete para levantar la edificación que conocemos hoy, un magnífico edificio art decó de siete plantas y medio millar de habitaciones y lujosos salones que es inaugurado en el 1929. Su apellido, Martínez, visible en grandes luces de neón en toda la bahía de Cannes, ayer como hoy, se convierte en sinónimo de lujo elegante desde su célebre fiesta de inauguración. Pero el timing no le acompaña. Ni las grandes dotes hoteleras de Martínez impidieron que perdiera un buen número de clientes, especialmente de América y de Inglaterra, en los años posteriores al crack bursátil. Y pasados los años de crisis, llegó la segunda guerra mundial. El hotel es ocupado primero por las fuerzas alemanas y posteriormente por los americanos.

Penthouse

En la liberación, se acusa a Emmanuel Martínez de haber vendido todas sus acciones de la empresa del hotel a quien la prensa llamaba entonces el «Emperador del mercado negro», Mandel Szkolnikoff, para salir de los apuros económicos por los que atravesaba. Este empresario, aunque considerado durante la ocupación como un «judío apátrida» (nacido en Bielorrusia), acumuló una considerable fortuna vendiendo principalmente textiles para fabricar los uniformes del ejército alemán. Invirtió esta fortuna en bienes inmuebles y hoteles de lujo, fundamentalmente en la Costa Azul, sin que quedara muy claro si invertía para sí mismo, para intereses especiales alemanes o para ambos, incluso directamente para Goebbels. Al ser acusado de «colaboracionista», Martínez huye de Francia y el hotel es confiscado. Este fue el comienzo del llamado «affaire Martínez», el litigio más largo de la historia de Francia, aún hoy abierto, por el cual Emmanuel Martínez, así como sus dos empresas, fueron condenados en solidaridad con la condena de Michel Szkolnikoff, a una suma considerable y al pago de unos intereses mensuales que derivan en una deuda perpetua. Martínez fue absuelto de colaboración con el enemigo en 1949 en el Tribunal Superior de Justicia de Lyon. Varios testimonios demostraron que había ayudado a los británicos, a los combatientes de la Resistencia y a los judíos a escapar de los alemanes. Pero su hotel seguía confiscado, dada la acusación «de haber vendido su hotel, durante la guerra, a uno de los mayores colaboradores, con los nazis de la época». Emmanuel Martínez murió el 15 de octubre de 1973 en Génova (Italia), a la edad de 91 años, arruinado, tras 28 años de procesos judiciales y sin haber recuperado su hotel.

¿Y qué ocurrió con Michel Szkolnikoff, el emperador del mercado negro? Llegó a ser el hombre más rico de Francia y sus oscuros negocios incluyeron joyas, oro y obras de arte, además de asegurar la uniformidad de buena parte del ejército del Tercer Reich. A pesar de ser judío, siempre contó con la protección de la Gestapo. Poco antes de que las tropas aliadas liberaran Francia, huyó a España, donde, según documentos recientemente desclasificados, fue asesinado por los servicios secretos franceses. Su cuerpo apareció en parte quemado en un campo junto a la carretera de El Molar, cerca de Madrid, en junio de 1945. Su tumba está en el cementerio de esta localidad. Para desgracia de Martínez, su muerte impidió demostrar que él nunca había vendido el hotel, como siempre declaró, a este siniestro y misterioso personaje y de hecho nunca se encontró ningún documento que lo acreditara. Hay quien sostiene que en realidad Szkolnikoff simuló su propia muerte y consiguió huir a Latinoamérica y por eso se encargaron de desfigurar su cadáver.

¿Quién está enterrado en El Molar en realidad? Las reclamaciones de la familia Martínez continúan. La hija del fundador, Suzanee, murió hace unos meses con 98 años en Cannes sin haber conseguido recuperar el hotel palacio fundado por su padre, que pasó a la poderosa familia Taittinger primero y más tarde a un grupo inversor qatarí, actuales propietarios y artífices de la flamante reforma del hotel gestionado hoy por Hyatt. Pero, al menos la afable y ancianita Suzanee consideró una victoria moral ver el retrato de su padre presidiendo en el flamante lobby, poco antes de morir. Un retrato en el que casi nadie repara y que esconde una historia digna de una buena película tal vez merecedora de la Palma de Oro.