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Piano Bar, de Venice Simplon

La batalla por el legado del mítico tren Orient-Express

Tres trenes diferentes se disputan esta legendaria y evocadora denominación y pronto abrirán en Italia dos hoteles bajo está marca

Uno de los símbolos más evidentes del cosmopolitismo y del arte de viajar, de la elegancia sobre raíles, de las escapadas de lujo que nos hacen soñar… Un poco de todo eso resuena cuando se pronuncia el nombre Orient-Express. Ahora bien, ¿cuál de ellos? En este momento, hay en danza tres trenes diferentes que incluyen esta legendaria y evocadora denominación y pronto abrirán en Italia dos hoteles bajo está marca, sin duda uno de los nombres mejor posicionados en el mundo del lujo. Los tres son exclusivos pero diferentes, una situación que puede inducir a cierta confusión. Para entender este tablero de juego algo enrevesado, como si fuera una trama de las novelas de Agatha Christie, la escritora que hizo de este tren el más literario y legendario, hay que empezar a contar la historia desde el principio.

Hay que viajar en el tiempo casi un siglo y medio. Este flash back que nos dará las claves de la historia tiene como protagonista al empresario belga Georges Nagelmackers. Tras un viaje a Estados Unidos en el que entra en contacto con el pionero George Pullman, decide traer a Europa la idea de poner en marcha trenes con coches cama y vagón restaurante y funda la Compagnie Internationale des Wagons-Lits. Su proyecto más lujoso verá la luz en octubre de 1883 en Paris, hace justo ahora 140 años, con el lanzamiento del Express d'Orient, en un primer recorrido que unió la capital francesa con Constantinopla y que en 1891 pasó a llamarse Orient Express.

La historia del tren más exclusivo y mítico del mundo discurre en paralelo a la turbulenta historia de Europa. A la vuelta de Estados Unidos, Nagelmackers tarda años en poner en marcha su idea por causa de la Guerra Franco-Prusiana. La Gran Guerra interrumpe durante 4 años sus servicios. Un dato curioso: al terminar la contienda sus trayectos se ven modificados por el propio Tratado de Versalles, que impide que el tren pase por Alemania. Parte de sus rutas atravesarán desde entonces el túnel de Simplon, que une Italia con Suiza, e incorpora dicho nombre. Pasa a llamarse Simplon Oriente Express. Sus mejores años los vivirá en las décadas de los años 20 y 30, esa época dorada de los viajes en tren. En 1939 se interrumpen de nuevo todos los servicios, que se reanudan parcialmente en 1945. Pero como la propia Europa, ya nada volverá a ser igual... El tren preferido de la gran dama del crimen entra en decadencia, languidece, pierde su glamour y termina muriendo ante el imparable auge del avión.

El Orient Express a su paso por el Tirol, en Austria

Su segunda vida lleva el nombre del empresario norteamericano James Sherwood, quien en 1977 adquiere en una subasta en Monte Carlo, en presencia de la princesa Grace, dos vagones originales del mítico tren, por entonces medio desvencijados y esparcidos por Europa en condiciones lamentables. Un año antes había comprado el legendario hotel Cipriani de Venecia, del que era asiduo cliente. Su lógica resultaba imbatible: a los británicos les encanta Venecia y les chiflan los trenes históricos. ¿Por qué no llevarlos hasta allí en el más legendario de todos ellos? Decide embarcarse en un proyecto con visos de disparate que termina en un rotundo éxito y va comprando y restaurando vagones que encuentra aquí y allá, muchos de ellos en España. Al tiempo va añadiendo hoteles míticos a su colección que llama con el mismo nombre, Orient Express. En sus manos terminaron hoteles legendarios como Villa San Michele, Splendido, Copacaba Palace o la deliciosa La Residencia de Deiá.

Aunque Sherwood, que falleció en plena pandemia en Londres, compró los vagones y revivió el mito, nunca tuve en sus manos un elemento crucial de este tablero: el nombre de Orient-Express está en manos de SNCF, la sociedad estatal de ferrocarriles franceses. La compañía de trenes y hoteles pagaba anualmente una cantidad considerable por el uso de tan legendario nombre hasta que SNCF de alguna manera sugirió que ya no tenía interés en renovar tan cotizada licencia. Orient Express Hotels cambió su nombre por Belmond pero conservaba el derecho de su uso para el mítico tren, cuyo nombre exacto es Venice Simplon-Orient Express. La empresa empezó a tener problemas financieros y comenzaron los rumores sobre una posible compra. En diciembre de 2018, el zar del lujo europeo, Belmond no pasa por su mejor momento y lo compra nada menos que el zar del lujo europeo, Bernard Arnault, fundador de LVMH y en la actualidad, el hombre más rico del mundo según Forbes, anuncia su adquisición. La formidable inyección económica bajo este paraguas empieza a traducirse en importantes renovaciones de sus icónicos hoteles, en la inauguración de una super lujosa categoría de nuevos vagones para el Venice Simplon Orient Express, que entraron en funcionamiento hace unos meses.

Vagón del Orient Express

Mientras tanto, SNCF no se ha quedado de brazos cruzados. Una vez recuperado el mítico nombre, la compañía de ferrocarriles gala ha llegado a un acuerdo con ACCOR, el gigante francés de la hospitalidad para explotar al máximo un nombre imbatible. ¿Cómo dejar pasar la oportunidad de sacar todo el provecho a semejante marca? Por un lado, trabajan en un nuevo tren de lujo al que han bautizado Orient Express La Dolce Vita, vagones de diseño moderno que recrean el espíritu y el glamour de los años 60 y que viajarán exclusivamente por Italia. Aunque estaba prevista su entrada en funcionamiento en 2023, diversos retrasos han postergado su debut al próximo año. Ahora bien, ya se pueden hacer reservas en su página oficial. Viajes de dos o tres días de duración entre destinos como Roma, Venecia y Porfotino o recorriendo Sicilia, entre sus seis posibles itinerarios. En paralelo, Accor explotará la marca Orient Express también en lujosos hoteles, en dos de los cuales, Venecia y Roma, ya trabaja. Una combinación perfecta para recorrer Italia.

La joya de la corona entrará en funcionamiento algo más tarde. Una larga búsqueda y un golpe de suerte hizo que se encontraran hace unos años 17 vagones del original Orient-Express abandonados en Bielorrusia y fueran adquiridos por Accor, que ahora los restaurante bajo las órdenes del arquitecto Maxime d’Angeac. 17 vagones originales de los años 20 y 30, la mejor época del mítico tren. Si bien no entrará en funcionamiento hasta 2025, tendrá una presentación de gala en París, la ciudad de la que partió el primer tren de Georges Nagelmackers un 4 de octubre de 1883, durante los Juegos Olímpicos de 2024, con la presentación de sus primeros vagones. Y en esta espléndida nueva vida, el Orient Express también se alza a la mar. Accor acaba de anunciar la construcción del Orient Express Silenseas, un barco de cruceros de ultra de 50 camarotes que zarpará en 2026. Un velero de 220 metros de eslora con el logotipo de Orient Express en su velamen. El rien ne va plus, Mrs Christie.