Fundado en 1910

Nuevo hotel de Madrid

El secreto de las biblias en las habitaciones del nuevo hotel de lujo de Madrid

La marca norteamericana JW Marriott debuta en España y trae la historia del fundador del gigante de la hospitalidad, ferviente cristiano mormón

El nombre de JW Marriott puede leerse, desde hace un par de semanas, en el frontal de uno de los mejores edificios de ese corazón histórico de Madrid que se está convirtiendo, poco a poco, en la nueva milla de oro de la hospitalidad de la capital de España. En torno a la Plaza de Canalejas, donde se asienta el flamante JW, se están concentrando las aperturas de una nueva hornada de hoteles de lujo. Abrió el fuego el Gran Hotel Inglés, luego llegó el Four Seasons, más tarde Edition, y ya avanzan las obras de los futuros Amazónico, Nobu y Brach, reforzando la tendencia de que el Madrid histórico es capaz de atraer a un cliente internacional de alto poder adquisitivo que no quiere alojarse necesariamente en los más elegantes barrios de Retiro o Salamanca. JW Marriott lo hace concretamente en el número 2 de la calle Sevilla, en un edificio de larga historia y muchas anécdotas que albergó desde 1902 la sede de la perfumería Álvarez Gómez. De este local salió, en 1912, la fórmula de su best seller, el Agua de Colonia Concentrada Álvarez Gómez, ese aroma que perfumó la España de posguerra a base de limón, bergamota, romero, geranio... Y sigue estando ahí.

Durante décadas, el rótulo con el nombre de los primos leones que llegaron a Madrid a finales del siglo XIX para buscarse un futuro, ocupó el chaflán en el que ahora puede leerse el nombre del nuevo cinco estrellas de Madrid. ¿Pero quién fue JW Marriott? John Willard Marriott es, sin lugar a dudas, uno de los nombres fundamentales de la historia del turismo. Su apellido figura, de una manera u otra, en los aproximadamente 8.000 hoteles repartidos por todos los rincones del mundo que hoy en día pertenecen a la empresa que él fundó y que su hijo Bill lanzó al liderazgo internacional en los años del nacimiento del turismo de masas. Este formidable imperio empezó de una manera muy modesta en realidad en Washington DC en 1927, con un pequeño bar de tan solo nueve taburetes en el que se despachaba cerveza de raíz, una bebida refrescante sin alcohol de gran popularidad entre los trabajadores de la construcción durante los calurosos meses de verano de la Costa Este. Hot Shoppe, como se llamaba, fue creciendo hasta llegar a ser una cadena de bares y restaurantes. Gracias al espíritu emprendedor de Marriott, a sus larguísimas horas dedicadas al trabajo y a la cercanía al aeropuerto de Hoover, se convirtió en una de las primeras compañías de catering del mundo. Pasaron 30 años hasta que abrió su primer hotel, un motel sito en la capital de Estados Unidos que a decir verdad no funcionó del todo bien hasta que su hijo Bill se hizo con las riendas del establecimiento, sentando las bases de uno de los grandes imperios de la industria de la hospitalidad. El fundador murió en 1984, ya con el primogénito al mando del conglomerado.

Terraza hotel Marriot

Si los tres primos Álvarez Gómez llegaron a Madrid desde los pueblos leoneses de Babia y Villablino, John Willard y su esposa recalaron en Washington desde Utah. El tatarabuelo del hotelero se estableció allí en 1847, formando parte de la migración mormona al Oeste de Estados Unidos. De hecho, dio su apellido a una pequeña localidad, Marriott, que hoy cuenta con un millar de habitantes (frente a los más de 155.000 trabajadores de la empresa fundada por su célebre descendiente). Según el obituario que publicó en su día el New York Times, JW Marriott, era un hombre de fuertes y profundas convicciones religiosas. Durante toda su vida donó el 10% de sus beneficios a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida normalmente como iglesia mormona, fundada en 1830. Fue además un respetado filántropo. Desde que abrió su primer hotel en los años 50, decidió que todas las habitaciones tuvieran una biblia y un Libro de Mormón. Disponer de material religioso, como los libros sagrados, era una costumbre relativamente popular entonces que se ha ido perdiendo en casi todo el mundo. Pese a la creciente secularización de la sociedad actual, Marriott sigue ofreciendo ambos textos, de hecho, es una exigencia para todos los hoteles con los que la compañía norteamericana tiene acuerdos de gestión o franquicia en cualquier parte del mundo. Solo se ha hecho una excepción con las marcas «lifestyle» W y Edition, por considerar que su tipo de cliente es de un perfil muy diferente al resto de las marcas bajo el paraguas.

Habitación Marriot

Marriott tiene en la actualidad 30 marcas en diferentes segmentos. El nombre del fundador nació como una de ellas en 1984 en Washington justo un año antes de su muerte, y como modo de rendirle tributo. Es una de las marcas de lujo de la multinacional, junto con otras tan prestigiosas como Ritz-Carlton, St Regis o Luxury Collection. De fuerte implantación en Estados Unidos y Asia, lo cierto es que JW Marriott es relativamente poco conocida en Europa, donde su presencia es mucho más pequeña, si bien dispone de algunas joyitas tan recomendables con su resort de una isla de Venecia.

En el número 2 de la calle Sevilla, el hombre del fundador aparece acompañado de un grifo, una criatura mitológica que simboliza el coraje y la fuerza de un león, el vuelo y la visión del águila, logotipo de la marca y que representa sus valores. Es curioso porque los Álvarez Gómez también eligieron un león como logotipo, y figura en todos sus productos, en este caso para hacer un guiño a sus orígenes geográficos. Los huéspedes del nuevo cinco estrellas reciben un pequeño kit de la famosa casa perfumista, a modo de guiño con el pasado del edificio. Con 139 habitaciones, entre las que destacan las 12 espléndidas suites con terraza de las plantas superiores, algunas de ellas conservas las espléndidas columnas de hierro forjado que dan identidad a un lobby que, a solo dos semanas de la apertura, ya tiene «vidilla». Otra de las zonas más interesantes del hotel es su espléndido gimnasio, uno de los más grandes del centro de Madrid. El capítulo de la restauración se ha cuidado especialmente. En colaboración con el famoso chef Mario Sandoval, con dos estrellas Michelin, el hotel ha creado un concepto de restaurante y coctelería basado en la gastronomía local. Y en aproximadamente un mes, abrirá su segundo restaurante, Hakkasan, un asiático de reconocido prestigio con espectacular interiorismo firmado por el estudio de arquitectura Jean Porsche. Las biblias, por cierto, están por llegar. Una de estas semanas. Pero llegarán.