Con la tragedia de la Segunda Guerra Mundial en la memoria, y en la retina de muchos, delegados de 50 países se reunieron en California con la intención de sentar las bases de un nuevo orden mundial. De aquella conferencia internacional surgió la Carta de San Francisco, que se firmó en el escenario del Veterans Auditorium, rebautizado como Teatro Herbst en 1977. Y aunque el célebre Hotel Fairmont fue sólo uno de los siete hoteles de la ciudad que acogieron a los dignatarios, se convirtió en el verdadero palacio del poder. En él se reunían los cinco grandes, Francia, China, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. Y fue en una suite del hotel, en el ático, donde se tomaron las decisiones críticas. En ella se alojaba el entonces secretario de Estado, Edward Stettinius, quien informaba puntualmente al presidente Truman desde su suite sobre el curso de las discusiones de aspectos clave: desde las responsabilidades del futuro secretario general de la ONU a los procedimientos de votación. El Fairmont sigue siendo hoy un referente de la ciudad y tal vez muchos le recuerden porque protagonizó una exitosa serie de televisión en los 80, en la que aparecía con el nombre ficticio del St Gregory. Todo un clásico que ha sabido continuar en excelente forma, e incluso ha dado lugar a una marca hotelera, una de las más lujosas del gigante francés Accor.