Fundado en 1910
Maria Buchinger

María Buchinger

María Buchinger, la reina del ayuno en Marbella que puso a dieta a Carmen Sevilla y Vargas Llosa

Se cumplen 50 años de la apertura de la célebre clínica donde se desarrolló el ayuno terapéutico

Podría decirse que fue la figura antagónica de esa Marbella fiestera y noctámbula representada por Gunilla von Bismark, Alfonso de Hohenlohe o Jaime de Mora. Copa en una mano y cigarrillo en la otra. María Buchinger los conoció a todos y con todos se llevaba bien. Con todo el mundo se llevaba bien. Pero su universo estaba en las antípodas de esa Marbella del papel cuché dispuesta a romper la noche, el día y hasta la madrugada. La más discreta de esa generación de pioneros, llegados de aquí y de allá, que cambió para siempre el destino del enclave malagueño, ha resultado a la postre ser la más exitosa, la de huella más fecunda y fructífera y también la más visionaria. Todos los negocios de aquella tribu, o bien cerraron o bien han cambiado de dueños: Marbella Club, Puente Romano, Puerto Banús, Olivia Valere..

Tan solo la Clínica Buchinger sigue en manos de la familia que la fundó y lo hace con más que notable éxito y reconocimiento internacional como lugar de referencia mundial del ayuno terapéutico. Una curiosa historia de éxito contra todo pronóstico protagonizada por una mujer que decidió instalarse en Andalucía y abrir en 1973, es decir, hace justo 50 años, un negocio que pretendía cobrar a pacientes llegados de aquí y de allá por no comer, tal como solía decirse. Puede uno imaginarse la escena de un empresario en semejantes circunstancia pidiendo un crédito para fundar un negocio así y con los siguientes «agravantes»: una mujer que no hablaba español, sin contactos en la zona, sin entender el ambiente y convencida de un proyecto cuyo concepto no solo no era conocido en España, sino que era complicado de entender.

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Clínica BuchingerWinfried Heinze

Es sorprendente que la historia de María Buchinger, Doña María, como era conocida en la clínica, no se estudie en esos casos de éxito típicos de las escuelas de negocios que diseccionan el ADN de los emprendedores: misión, visión, valores, resiliencia... Quienes la trataron recuerdan su especial carisma y su entusiasmo vital. Una especie de rara avis por su curiosa mezcla de disciplina germánica y simpatía andaluza, amiga del yoga y del flamenco, que tocaba el piano y no dejaba nunca de sonreír. María Buchinger nació en Flensburg (Alemania) el 21 de mayo de 1916, la pequeña de cuatro hijos. Su padre, Otto Buchinger fue médico de la Marina Imperial, cargo que se vio obligado a abandonar aquejado por una importante afección reumática. Tras intentar consigo mismo todos los tratamientos convencionales, decidió someterse a una cura de ayuno de 21 días que le permitió recobrar la salud. Esta circunstancia vital cambió la perspectiva del Dr. Buchinger, que consagró su vida al estudio del ayuno, una práctica terapéutica utilizada por algunas especies animales y por diferentes pueblos desde la Antigüedad.

El cambio en la salud del doctor afectó especialmente a su hija pequeña, María, a la que estaba muy unido. Los dos tenía especial inclinación por la vida al aire libre, las largas caminatas, los perros y ambos eran vegetarianos. Con tan solo 22 años, se hizo asistente de su padre y se consagró al desarrollo del ayuno terapéutico. Extrovertida y con una gran capacidad de empatizar, su papel fue clave en las relaciones entre su padre y los pacientes dispuestos a ayunar, a los que siempre trató con especial cercanía y humanidad.

María Buchinger

María Buchinger

En 1943 contrajo matrimonio con Helmut Wilhelmi, con quien tuvo tres hijos y quien aportó un nuevo espíritu empresarial a la familia. En 1953, el matrimonio fundó la clínica de Überlingen, en el Lago de Constanza, junto con el doctor. A principios de los años 70, el matrimonio Buchinger Wilhelmi pasó unas vacaciones en la Costa del Sol y María quedó prendada de Marbella. «Desde el momento que la conocí vi cómo le fascinó Marbella y cómo vio la influencia positiva que este clima podía tener para la salud. Fue pionera en ver que Marbella podía tener esa dimensión», declaró en su día su amigo y compatriota el Conde Rudi, legendario director del mítico Hotel Marbella Club.

El escritor Mario Vargas Llosa por las calles de Marbella

El escritor Mario Vargas Llosa por las calles de MarbellaGTRES

Fallecida en 2010, a la edad de 94 años, todos la recuerdan risueña, espigada, de mirada viva, inteligente y con ese brillo especial que delataba su gusto por la vida. Cuidaba mucho su indumentaria, especialmente cuando iba a ver a los pacientes, costumbre que adquirió en Alemania, como si se tratara de la señora de la casa que recibía, siempre elegante, a sus invitados. Solía llevar perlas y el pelo recogido, una estética poco frecuente en una Marbella dada al «brilli brilli». Siempre discreta, jamás hizo alarde de sus importantes o mediáticas amistades, como las de Carmen Sevilla o Mario Vargas Llosa. El Nobel se encuentra en estos momentos en la clínica realizando su tratamiento anual, junto a su ex mujer, Patricia Llosa, ambos convencidos admiradores de la clínica, célebre también esta temporada por las estancias de Tamara Falcó.

El relevo generacional está garantizado entre los clientes y en quienes capitanean ahora el barco. Victor Wilhelmi y Katherina Rohrer-Zaiser, nietos ambos de la fundadora y primos entre sí, comparten la dirección de la clínica. Mucho se habla de calorías o de ingesta de líquidos, pero seguramente el trato humano es lo que de verdad marca la diferencia en este templo que siempre ha sido fuente de dimes y diretes: que si Cristina Onasis huyó, que si hay quien se lleva donuts en la maleta, quien ha hecho amistades inquebrantables, ha encontrado sentido a su vida… El bajísimo perfil público de la familia propietaria, la discreción de sus pacientes y cierta aura de búnker de privacidad donde ingresaban extranjeros ricos para perder peso contribuían a aumentar el mito. Al igual que su abuela, son poco dados a las entrevistas, que conceden básicamente para difundir las ventajas de la ayunoterapia.

El alto porcentaje de pacientes repetidores (cerca de un 60%) y el buen funcionamiento del boca a oído les mantienen cómodamente alejados de la palestra mediática. Tanto Katherina como Victor confiesan que su abuela «nos marcó a todos». La cercanía al paciente sigue siendo marca de la casa, también con el empleado. «Era una mujer excepcional. Hizo de este sitio una familia. Comía aquí todos los días. Y siempre nos decía: atiendan primero a los pacientes. A mí, la última», recuerda una camarera. Su espíritu parece flotar en el ambiente. Los ayunantes más veteranos del lugar, como Vargas Llosa, la recuerda de cuando en cuando en las tertulias que se forman por la noche. Hay quien brinda por ella en este cincuenta aniversario de su querida creación con la bebida de moda del templo marbellí de la vida saludable: el «mojito Buchinger», que no es otra cosa que agua con gas con zumo de limón servido en una copa digan de un Chateau d'Yquem. En su grato recuerdo, Doña María.

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