El hotel con el que sueñan los peregrinos del Camino de Santiago a su paso por Castrojeriz
Quinta San Francisco, ubicado en una bella localidad burgalesa, abrió sus puertas para mimar al caminante que busca una experiencia sofisticada
¿Qué busca el peregrino del Camino de Santiago cuando toca descalzarse y entregarse a los brazos de Morfeo? La mayoría se decanta por la austeridad y precio económico de los albergues, pero hay caminantes que alguna noche desean descansar en un entorno más sofisticado, con las sábanas recién planchadas y degustar una sabrosa cena caliente. En Castrojeriz, una bella localidad burgalesa de 767 habitantes a orillas del río Odra, decidieron apostar por esta línea de negocio y ha sido todo un éxito.
Quinta San Francisco abrió sus puertas en septiembre de 2021 y es el sueño hecho realidad del empresario vasco José Galíndez. Un hotel rural sostenible, emplazado en plena naturaleza, donde se apuesta por el confort, la gastronomía local y el relax. Al rebasar el portón de madera, enclavada en una pared de piedra, comienza a respirarse paz. Se emplaza en un antiguo convento franciscano del siglo XIV y sus ruinas, reconocidas como Patrimonio Histórico, forman parte de la propiedad.
El hotel dispone de 21 habitaciones, la mayoría dobles, con una decoración minimalista. Lo primero que llama la atención son los libros dispuestos en el cabecero de la cama y la ausencia de televisión. Los libros son donados y si algún huésped quiere llevarse alguno, no hay ningún inconveniente. La amplia y mullida cama resulta un paraíso para el caminante fatigado.
Llama la atención que frente a la recepción uno encuentra una coqueta despensa tipo honesty bar, un concepto muy inglés. Un espacio con productos artesanales para llevar o consumir en el comedor, como embutidos, quesos, dulces, frutos secos o confitería elaborada por las monjas del convento de Santa Clara de Castrojeriz que proveen al hotel de mostachones y almendrados. Incluso hay disponibles cremas solares, chubasqueros y ropa deportiva. El huésped coge lo que se le antoje y apunta su número de habitación y lo consumido.
En un anexo al edificio principal, se encuentra el restaurante La Bodega, bajo la dirección de la chef Josefa y con cinco mesas grandes. Todos los días se cambia el menú y se pueden degustar auténticos platos burgaleses. Fundamental, probar la morcilla con huevo y chistorra, la sopa de ajo, las carrilleras en vino tinto. En la cocina trabajan con productos de cercanía de su huerto sostenible, con árboles frutales y hortalizas.
Como todo está pensado para el bienestar del peregrino, en el patio central han construido un pediluvio, una pequeña piscina para los pies doloridos de los caminantes. En el área de bienestar uno se puede relajar en la sauna, baño turco, ducha de hidromasaje y camas calientes con grandes ventanales que miran al jardín. En el exterior, también han construido un pediluvio, una pequeña piscina para los pies de los cansados caminantes