Los pueblos de España donde Napoleón cosechó sus victorias

El parisino Arco del Triunfo es uno de los emblemas de Francia. Cada año recibe algo más de un millón y medio de visitantes y será escenario privilegiado de algunas de las competiciones de los Juegos Olímpicos de 2024. Napoleón ordenó su construcción en 1806, al finalizar la batalla de Austerlitz, pero no lo pudo ver acabo pues las obras se prolongaron durante 30 años y concluyeron cuando su ilustre artífice ya había fallecido. Su monumentalidad se ve adornada por los grupos escultóricos de sus paredes. El de la fachada oeste es uno de los más llamativos y reproduce el momento decisivo de la llamada «batalla de los tres emperadores», el momento en que la artillería francesa en la batalla de Austerlitz rompe el hielo del lago congelado, provocando la muerte por ahogamiento de los soldados rusos.

Esta será también una de las escenas más espectaculares de Napoleón, la última superproducción de Ryder Scott, que se estrena en España el próximo 24 de noviembre. Como puede apreciarse en el tráiler, algunas de las escenas están llamadas a pasar a la historia del cine bélico. En las secuencias que rememoran la batalla de Austerlitz, en concreto, participaron 300 hombres, 100 caballos y más de una decena de equipos de cámaras en la recreación de esta victoria fundamental para Francia y en la que Napoleón hizo especial demostración de su genio táctico.

Junto a los diferentes grupos escultóricos, en las paredes del Arco del Triunfo están inscritos un total de 158 nombres de localidades o batallas relacionadas con las victorias de los ejércitos napoleónicos, la mayoría en Europa, pero no solo. Y como se verá en la cita, Scott no ha querido renunciar a la espectacularidad de mostrar las pirámides de Egipto. De este listado que observan cientos de miles de turistas todos los años, 31 localidades se encuentran en la Península Ibérica y tienen relación con la guerra que los españoles y franceses conocemos como Guerra de la Independencia, y los británicos y portugueses como la Guerra Penínsular. Solo están las batallas cuya victoria cayó del lado francés.

Algunas de las localidades españolas grabadas en la piedra aparecen con nombres afrancesados o abreviados y un español echa en falta las ñ en pueblos como Ocaña, en la provincia de Toledo, Fuentes de Oñoro, en Salamanca, o La Coruña. La toponimia ibérica en el emblemático edificio se completa con las localidades de Medina de Rioseco, Burgos, Espinosa de los Monteros, Tudela, Somosierra, Madrid, Zaragoza, Uclés, Plasencia, Valls, Medellín, Oporto, Gerona, María de Huerva, Belchite, Almonacid de Toledo, Ocaña, Alba de Tormes, Vic, Astorga, Ciudad Rodrigo, Lérida, Mequinenza, Almeida, Tortosa, Olivenza, Badajoz, Gévora, Tarragona, Sagunto y Valencia. La pequeña localidad aragonesa de Mequinenza, de tan solo 2.000 habitantes, aparece en lugar destacado, junto a Madrid, seguramente por la dificultad en conseguir la plaza, si bien las tropas francesas eran 15 veces más numerosas que las españolas. Aunque en Madrid no se libró ninguna batalla, su nombre aparece en la lista y se celebra como una victoria al haber sido controlada en 1808.

Es un hecho no demasiado conocido que el emperador estuvo en Madrid, concretamente el 2 de diciembre de 1808 entró en la capital, tras su rápida victoria en Guadarrama. Fijó su residencia en una quinta incautada a los Duques del Infantado y de Pastrana sita en Chamartín de la Rosa, entonces villa y hoy distrito homónimo de la capital. La finca constaba de dos palacios que, pasado el tiempo, se convirtieron en el Colegio del Sagrado Corazón y el de Nuestra señora del Recuerdo, de los jesuitas. Una pequeña placa en uno de los muros recuerda el hecho. Pasa casi inadvertido, algo en cierto modo sorprendente, tratándose de una de las figuras más importantes de la historia de Europa. Es fácil imaginar cuántos escolares han estudiado su figura en esos ilustres colegios ignorando que el emperador residió temporalmente justo allí.

Son muchos los municipios españoles que sí han sabido ver las posibilidades como reclamo turístico y recuerdo histórico que su especial vinculación con las batallas napoleónicas puede reportarles. Naturalmente, aquellos que cosecharon victorias importantes son más proclives a poner en valor este tipo de vínculos. Sus nombres no aparecen en el Arco del Triunfo, pero sí en los libros de historia y doblegaron las ansias dominadoras de Napoleón. El enconado conflicto, al que el mismo emperador se refirió como «la úlcera española, la razón primera de las desgracias de Francia», dejo las victorias de Bailén, Los Arapiles, Vitoria, entre otras. El Museo de la Batalla de Bailén, en la localidad jiennense del mismo nombre, es una de las visitas ineludibles en esta geografía victoriosa. De construcción relativamente reciente llama la atención su llamativo edificio, que recrea en planta un cañón, en alusión directa a la pieza de artillería protagonista de la primera derrota de Napoleón en tierras españolas.

Si bien encontramos rutas napoleónicas en puntos diversos de la península ibérica, desde Chiclana a Vigo, merece la pena destacar la provincia de Salamanca como una de las que mejor ha articulado su propuesta turística en torno a este histórico periodo y su legado. Dada su situación geográfica como corredor estratégico entre Portugal y la capital de España, en su terreno se libraron batallas decisivas para conseguir el Bloqueo Continental con el Reino Unido, uno de los objetivos napoleónicos para conquistar Lisboa y Oporto.

Los nombres de Alba de Tormes, Ciudad Rodrigo y Fuentes de Oñoro aparecen en el Arco. No figuran los nombres de los pueblos de Tamames, Arapiles y Garcihernández por la sencilla razón de que fueron derrotas francesas, siendo la de Los Arapiles una de las más humillantes. La web Salamanca Napoleónica ofrece una muy cuidada información de las opciones de rutas temáticas por estas localidades y sus actividades. Carece de la espectacularidad y el presupuesto de la cinta protagonizada por Joaquín Phoenix, pero no se toma ninguna licencia histórica de las que al parecer se verán en la que está llamada a ser una de las películas del año.