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La Casa de la madre, así se llama el nuevo establecimiento hostelero del santuario de Estibaliz

Viajes

Las monjas 'taberneras' que resucitan el santuario de Estibaliz, joya del románico

Gildas y pinchos de tortilla preparados y servidos por jóvenes hermanas con toca y hábito. Los planes hosteleros de la nueva comunidad religiosa llenan de vida a la patrona de Álava

Un bar y un restaurante a unos 10 kilómetros de Vitoria se han convertido en la sensación gastronómica de la semana en el País Vasco. Carecen de estrellas Michelín y tampoco aspiran a tenerlas. No están asesorados por ningún chef de renombre ni hay detrás un buen equipo de marketing. ¿Cómo es posible, entonces, destacar en una tierra de tan buen comer? «Con cariño y la gracia de Dios», responde una de las religiosas tras la barra del flamante Amaren Etxea. La Casa de la madre. Así se llama el nuevo establecimiento hostelero del santuario de Estibaliz, que no tiene una madre sino 18 y una larguísima historia a sus espaldas que escribe estos días un nuevo capítulo lleno de futuro y las necesarias dosis de fe e ilusión para emprender semejante proyecto.

El santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz se erige imponente en un cerro de la comarca de la Llanada alavesa desde el siglo XI y es una de las joyas de románico del País Vasco. Naturaleza en estado puro y un pequeño viaje en el tiempo, nada parece distraer al visitante salvo el cantar de los pájaros en estos primeros días de primavera. Mandado construir por la poderosa casa de Haro, fue cedido en 1138 a los monjes cluniacenses de Nájera, quienes lo vendieron tres siglos después a Fernán Pérez de Ayala, hijo del famoso canciller del Rey Enrique de Castilla, Pedro López de Ayala.

De su periodo de construcción destaca la iglesia, convertida con el tiempo en un santuario en el que se aloja la talla medieval de la Virgen de Estíbaliz, patrona de Álava. Con planta de cruz latina, es célebre y llamativo el monumental conjunto de capiteles del presbiterio y la puerta Speciosa, considerada una obra maestra de este periodo artístico.

En este paraje tranquilo, se instalaron los monjes benedictinos hace 100 años, pero la falta de relevo generacional y la avanzada edad de los tres monjes que componían su comunidad en sus últimos días, propició su salida en 2022 tras un periodo de cierres y aperturas intermitentes y mucha incertidumbre.

«El obispo nos pedía que rezáramos para se produjera un milagro que salvara al santuario de Estibaliz y se produjeron no uno sino 18 milagros», explica a El Debate José Antonio Rosado, portavoz de la diócesis de Vitoria. En mayo de 2023 se instalaron en Estibaliz, quince Hermanas Peregrinas de la Eucaristía, una joven congregación religiosa fundada en Colombia. Y con ellas llegaron nuevos aires al enclave en un momento de especial importancia. El Papa Francisco concedió a Estíbaliz el Año Jubilar coincidiendo con el centenario de la coronación de la virgen, en mayo de 1923. El Jubileo conlleva la concesión de la indulgencia plenaria a los que peregrinen al Santuario de Estíbaliz del 6 de mayo de 2023 al 6 de mayo de 2024.

Las peregrinas llegaron justo al comienzo del año jubilar, en mayo de 2023, tras ocho meses de vacío y sepulcral silencio en este histórico paraje. Ahora son 18, de edades comprendidas entre 18 y 25 años y de diferentes nacionalidades, española, colombiana, argentina, polaca, estadounidense... Llegaron con su música, su juventud, su fe y alegría con el cometido de revitalizar el santuario y para ello, además de sus rezos, se han remangado los hábitos.

Detalle del santuario de Estibaliz

Entre ellas, hay dos ingenieras y una arquitecta, formación que ha sido especialmente útil para acometer la puesta al día de unas viejas y maltrechas instalaciones requerían algo más que un lavado de cara. Durante muchos años, en el Santuario estuvo el bar Pater, muy popular entre los alaveses en otro tiempo, escenario de muchas comidas familiares los fines de semana y de celebraciones, hasta que languideció y terminó cerrando. A su llegada al santuario, las monjas se propusieron abrirlo de nuevo y tras meses de trabajo y acondicionamiento llevado a cabo por ellas misma, el pasado martes, día de San José, fue inaugurado y bendecido por el obispo, Juan Carlos Elizalde, quien previamente celebró misa en la iglesia.

El tiempo acompañó a la inauguración del rebautizado bar como Amaren Etxea. Se sirvieron Gildas, croquetas, pinchos de tortilla, queso Idiazabal en el abarrotado interior y en la terraza. «Estibaliz gana muchísimo con el bar», «Era necesario», «El sitio estaba muerto y las monjitas le han dado vida», eran algunos de los comentarios de los asistentes, que alabaron también la buena mano de las peregrinas en la cocina.

Las llamadas 'monjas taberneras'

Durante estos meses, las hermanas han recibido formación de hosteleros alaveses que se han prestado a ayudarlas de forma totalmente desinteresada y voluntaria. Han recibido cursos de cocina y gastronomía de la zona, han aprendido a tirar cañas y hasta se atreven ya con creaciones propias, como sus helados artesanos y sus dulces de miel, que han bautizado como «estizitos». «Esta es la casa de la madre y la madre ha de preocuparse por conocer los gustos de sus hijos», dice una de las religiosas mientras ofrece pinchos de tortilla de patata, de procedencia colombiana y conocedora ya de que las patatas de esta tierra tienen especial buena fama.

El bar y el restaurante estarán abiertos los siete días de la semana para aperitivos, comidas y meriendas, para familias y también para grupos. Además, han abierto también la antigua hospedería, de ocho habitaciones, que se han encargado igualmente de reformar y acondicionar. Pero los planes son más ambiciosos, según señala José Antonio Rosado. «A medio plazo, en Estibaliz habrá un centro de acogida con cincuenta habitaciones para retiros y convivencias».

Por el momento se respira la paz y la llegada de la primavera ya se nota en este paraje, pero tal vez lo que más se hace evidente es el dinamismo de las hermanas, que con guitarra en mano y siempre dispuestas a cantar, es inevitable pensar en Sor Yeyé. La televisión vasca las ha puesto ya el sobrenombre de las «monjas taberneras». Risueñas ante estos comentarios, esperan con ilusión la visita de foráneos y locales a Amaren Etxea durante las vacaciones de Semana Santa y en especial el 6 de mayo, centenario de la coronación de la Virgen de Estibaliz y aniversario de su providencial llegada.