Construida en tiempos del emperador Hadriano, a mediados del s. II, forma parte probablemente de la necrópolis urbana del municipium de La Vila Joiosa, una de las diez ciudades romanas de la Comunidad Valenciana. Fue el sepulcro de un personaje importante, cuya identidad desconocemos y es la torre funeraria mejor conservada de la zona. Originalmente midió 12 metros de altura, aunque a día de hoy se conservan en pie solo 8.