Fundado en 1910

Teatro romano de Mérida

El Parador español levantado sobre las ruinas de un templo romano

Este alojamiento reúne en un solo edificio tres épocas distintas

Viajar a Mérida es casi como viajar en el tiempo, y es que esta ciudad conserva muy bien la arquitectura y el esplendor de la época romana. Se puede visitar lugares impresionantes como el Templo de Diana, el arco de Trajano o el Teatro romano, que incluso después de 2000 años sigue funcionando.

Así como estas edificaciones se han conservador casi a la perfección, otras se perdieron. Este es el caso del Templo de la Concordia de Augusto. Después de que este se destruyera se levantó un templo visigodo y posteriormente una mezquita, que luego sería un convento y acabaría hoy transformado en el Parador de Mérida.

Convento de Jesús Nazareno

Este convento, ubicado en el centro de Mérida, se fundó en 1725 con el propósito de instalar en él un hospital de convalecientes pobres. Su construcción comenzó un año después y en 1734 empieza a funcionar como hospital. Al llegar el siglo XIX fue desamortizado y pasó a formar parte del patrimonio de la ciudad.

Este convento tiene vestigios de todas las construcciones pasadas en su interior, lo que lo hace muy especial. Al entrar se puede ver el pequeño claustro con columnas romanas y visigodas que tienen inscripciones árabes que invocan a Alá.

A pesar de tener todas estas muestras de su pasado, tiene un estilo claro: el barroco clasicista. Este paradero es uno de los más antiguos de la red y fue inaugurado por Alfonso XIII.

En la actualidad, como parador ofrece los servicios de gimnasio, piscina, sauna, garaje y más. Sin embargo, ninguno de estos elementos es el más destacado de este edificio. El que se lleva el protagonismo es el Jardín de las Antigüedades.

Este espacio tiene fuentes, albercas y piezas arqueológicas de cada una de las épocas que vivió este lugar. Es decir, romanas, visigóticas y mudéjares. Está ubicado en la terraza del restaurante del paradero, por lo que se puede disfrutar de una comida junto con todas estas piezas históricas.

Más allá de la oferta artística, la gastronómica también es extraordinaria. El restaurante de este paradero ofrece platos típicos extremeños, entre ellos el jamón de bellota D.O. Dehesa de Extremadura, el cordero IGP Corderex, la ternera retinta, los quesos de cabra emeritenses, la carne de cerdo ibérico de raza 100 % autóctona, el bacalao monacal, las migas, la retorta de Trujillo y el pimentón de La Vera.

Por último, el restaurante también ofrece dulces por si se quiere cerra con un postre. Por un lado, está la opción de pedir repápalos dulces, mejor conocidos como sapillos extremeños. Estos son una masa de pan duro remojada en leche y huevo y luego frita en aceite de oliva. Por otro, ofrecen la milhoja del convento, un postre muy conocido por los españoles hecho de hojaldre y crema pastelera.