De estación de bomberos a garito de fiestas de Taylor Swift y Marta Ortega en Londres
La estrella norteamericana ha celebrado su exitosa gira inglesa en Chiltern Firehouse, hotel boutique y punto de encuentro de la joven jet
El atractivo y exitoso hotelero André Balazs se ha convertido en una especie de Grand Gatsby del siglo XXI. Poco se sabe de él de un tiempo a esta parte, pero sus dos propiedades más célebres, Chiltern Firehouse, en Londres, y Chateau Marmot, en Los Ángeles, pasan por albergar las cenas y fiestas más deseadas y esa clase de eventos privados en los que si uno se cruza con Victoria Beckham o Cara Delevingne puede estar seguro de no se trata de alguien que se parece a ellas. Chateau Marmot goza de cartel legendario en Hollywood desde hace casi un siglo y pocos hoteles del mundo tienen en su haber un anecdotario de su calibre protagonizado por grandes estrellas no solo del séptimo arte, desde Greta Garbo a Leonardo DiCaprio, quien celebró en él la fiesta de su 21 cumpleaños. La última de sus pequeñas historias la ha protagonizado hace un par de semanas la siempre imprevisible Britney Spears, que eligió el Chateau Marmot para aparecer ante sus más de 34 millones de seguidores en Instagram llorosa y en pijama dando lugar, como es habitual, a todo tipo de interpretaciones. Sonrisas y lágrimas en el glamuroso pequeño imperio del empresario Balazs.
Mientras el hotel del mítico Sunset Boulevard asiste al lamentable declive de una de las estrellas de la música, su hermano pequeño londinense es escenario de las horas más dulces de la estrella más rutilante. El pasado domingo, tras su último y apoteósico concierto en Londres, Taylor Swift eligió Chiltern Firehouse para celebrar el éxito de la gira, donde entró sobre media noche de la mano de su novio Raus Kelce, con el que previamente había compartido unos minutos el escenario de Wembley. Según ha recogido la prensa inglesa, permaneció en uno de los nightclubs más exclusivos de la capital británica, parte del hotel, muy animada y bailando acompañada, entre otros, por otros grandes nombres del mundo del espectáculo, como Ellie Goulding, Phoebe Waller-Bridge o Sophie Turner. Muy celosa de su intimidad, Swift no pareció molesta cuando fue captada por las cámaras saliendo de la antigua estación de bomberos cerca ya de las cuatro de la mañana, vestida con un atuendo muy setentero y haciendo gala de una asombrosa energía.
Desde que abrió sus puertas hace ahora diez años, Chiltern Firehouse se ha convertido en uno de los sitios más animados y estilosos donde ver y ser visto de la capital británica. La lista de celebridades que han recalado en él antes que Swift él es tan sonora como dispar. De los Clinton a los Beckham, pasando por Madonna, Kate Moss, Rita Ora, One Direction, Gwyneth Paltrow, Beyoncé, Harry Styles… Para asegurar su privacidad, han creado un bar llamado the Ladder Shed, que funciona principalmente solo por invitación y que permanece abierto hasta altas horas de la noche, espacio en el que previsiblemente estuvo la cantante y su troupe.
La antigua estación de bomberos de ladrillo rojo construida en 1889 es en realidad un lugar muy peculiar capaz de garantizar la privacidad de las estrellas, donde además se come muy bien, se pasa en grande, se baila hasta altas horas y hasta se duerme confortablemente en el centro mismo de Londres, en el elegante barrio de Marylebone. Uno puede encontrar algo de espectáculo sin necesidad de ir al West End (solo con observar paisaje y paisanaje) y tantos cachivaches retro sin tener que recalar en Camden Town. La reconversión de una antigua y abandonada estación de bomberos de finales del siglo XIX rompió viejos esquemas y para sorpresas de todos, el edificio de ladrillo rojo, chimeneas dignas de Mary Poppins y un agradable jardín a la entrada con un bar de ostras y champagne, se convirtió pronto en uno de los preferidos de los jóvenes cachorros de la alta sociedad y uno de los lugares más cool donde alojarse en Londres. Todo en petit comité, pues solo dispone de 26 habitaciones, decoradas por el talentoso estudio parisino KO con muebles de estilo años 40, teléfonos de baquelita y timbres vintage. Todo como salido de una revista, hasta el propio staff. El número de camareros, conserjes y porteros con aspecto de ocupar la portada de una revista de tendencias no puede ser solo fruto del azar cósmico. ¿Realizan algún tipo casting?, cabe preguntarse.
Lo que para unos quizá resulte un ambiente un punto arrogante y esnob, para otros es una mina de oro donde observar tendencias y criaturas emergentes, copiar detalles de estilo y decoración y hasta, muy probablemente, ver alguna cara conocida. Aunque su verdadero punto fuente es el ambiente algo desenfadado y un puntito desafiante al establishment, la gastronomía está muy por encima de lo que cabe esperar en este tipo de establecimientos. Cuando abrió, Balazs quiso contar con el chef portugués Nuno Mendes (criado profesionalmente en el Bulli), uno de los cocineros lusos más reconocidos, y ahora se hace cargo del mismo el chef Luke Hunns, que ha introducido una visión más americana, tanto del Norte como del Sur. Ahora las cosas se han calmado un poco, y ya no es 100% sinónimo de famosos, bullicio, paparazzis en la puerta y mesas imposibles de conseguir. Se decía en broma que había lista de espera para entrar en la lista de espera del restaurante.
El nombre del hotel y su restaurante saltó a la prensa española cuando fue el elegido por la ahora presidenta de Inditex, Marta Ortega, para dar una gran fiesta con motivo de su 33 cumpleaños, en 2017. Unos meses antes, la hija pequeña de Amancio Ortega había empezado una relación sentimental con su actual marido, Carlos Torreta, por lo que parecía haber felices motivos para una celebración a lo grande. La pareja y la mayoría de sus invitados se alojaron en Chiltern Firehouse, y fue en él donde se celebró el aperitivo y la cena de cumpleaños de la zariña de la moda, entre los que se encontraban Amaya Salamanca y Rosauro Baró, Jon Cortejarena, Eugenia Silva y Alfonso de Borbón. Entre los extranjeros que acudieron a la celebración, que prosiguió en el famoso club Annabel’s, se mencionaron los nombres de Mario Sorrenti y Athina Onassis, a la que conoce de competiciones de hípica. Una noche inolvidable que inmortalizó nada menos que el fotógrafo Erza Petronio, uno de los directores de arte mejor valorados del mundo, habitual de las mejores revistas de moda.
Tampoco este tipo de publicaciones son ajenas a nuestro Grand Gatsby particular. André Balazs, nacido en Estados Unidos, hijo de un eminente médico y profesor de Harvard y de una insigne psicóloga, ambos emigrantes húngaros, se graduó en las prestigiosas universidades de Cornell y Columbia. Con claro olfato para los negocios, estilo personal y esa fórmula mágica de concebir los garitos más deseados, compró y restauró el mítico y enconces en declive Chateau Marmont y empezó a ampliar su imperior. Balazs pasa por ser el hombre que puso de moda el MeetPacking neoyorquino, donde abrió el ya mítico hotel The Standard, del que se deshizo antes de la pandemia. Hombre de gran atractivo, se casó con la heredera de la agencia de modelos Ford, de la que se divorció posteriormente y tuvo una larga relación posteriormente con Uma Thurman. Está casado en segundas nupcias con una aristócrata inglesa y su magia parece capaz de contentar por igual a la sangre azul de la corte de San James como a la nobleza hollywoodense. Una rara avis.