Monte Rigi, a bordo del tren cremallera más antiguo de Europa

Sólo el tintineo de los cencerros de las vacas irrumpen el estruendoso silencio con el que amanece en Rigi. Aire puro para los pulmones y el verde o de la montaña que lo inunda todo. Nos encontramos en la reina de las montañas, en Suiza, entre los lagos de Lucerna, Zug y Lauerz. Unas vistas han cautivado a miles de viajeros desde Mark Twain, Víctor Hugo o la Reina Victoria. Una montaña pionera del turismo alpino.

Alcanza su punto más alto en el Rigi-Kulm (1.797 metros), desde donde los visitantes pueden disfrutar de una maravillosa panorámica del lago de Lucerna, los cercanos Alpes y la meseta suiza al norte. El otoño resulta una de las mejores estaciones para visitarla, pues el clima resulta muy agradable. La mejor manera de acceder a ella es en ferri desde la vecina Lucerna hasta Vitznau. Una hora de trayecto navegando por un lago suizo, un viaje que invita a la reflexión y el sosiego. Allí se toma el Rigibahn, el primer ferrocarril cremallera de montaña inaugurado en Europa. Recorrer pastos empinados y divisar las casas con sus coquetas jardineras.

El ingeniero Niklaus Riggenbach, consciente de la excelente ubicación del monte Rigi y con espíritu pionero, planeó la construcción del ferrocarril Vitznau-Rigi. «Quiero que todo el mundo pueda viajar a las montañas, para que todos puedan disfrutar de la gloria de nuestro magnífico país». Quizá, el mayor reto al que se enfrentaron fue superar la pendiente del 25% y lo solventaron con una cremallera entre los raíles para reforzar la adherencia de los trenes.

Cuando se enteró de que ya existía un ferrocarril similar en América, el Gran Consejo del cantón de Lucerna otorgó la concesión el 9 de junio de 1869. La construcción del ferrocarril comenzó a mediados de septiembre de 1869 y el 21 de mayo de 1870, el cumpleaños de Riggenbach, se realizó con éxito el primer recorrido de prueba con la línea n.º 1, la «ciudad de Lucerna», en la vía de 300 metros de longitud de Vitznau. Finalmente, el 21 de mayo de 1871 se inauguró el primer ferrocarril de montaña de Europa para los primeros pasajeros. En 1874, ya transportaba a más de 50.000 personas cada año. Las cremalleras de los trenes siguen funcionando 150 años después y se mantienen solo con pequeños trabajos de ajuste.

Junto con el moderno teleférico panorámico de Weggis, los trenes de Rigi transportan a 600.000 pasajeros al año por la montaña.

Sin duda, una manera más cómoda de viajar. En 1868, la Reina Victoria de Inglaterra subió a caballo desde Küssnacht hasta el mirador de Rigi Känzeli y escribió emocionada en su diario: «¡Nos estamos divirtiendo!».

Dónde alojarse

El hotel Rigi Kaltbad, proyectado por el arquitecto suizo Mario Botta, quien con su arriesgado diseño aportó contemporaneidad a una de las tradiciones más antiguas de la zona: la de bañarse en las aguas mineromedicinales del monte Rigi. Adaptado totalmente al entorno, el balneario cuenta con un spa y una zona termal con piscinas interiores y exteriores, estas últimas, perfectas para hacerse una foto con el paisaje alpino de fondo. Importante saborear su fondue de queso, en su restaurante rústico Rigistübli.