Fundado en 1910

El pueblo de doce habitantes donde se inventó el español

En la frontera entre Burgos y Álava, se alza una localidad que brinda la llave del castellano tal y como lo conocemos

Cristina Blanco Vázquez
Cristina Blanco Vázquez

Madrid Actualizada 04:30

Valpuesta

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Conocido históricamente por ser una de las sedes episcopales de España, Valpuesta, en el valle Valdegovía y con apenas 12 habitantes, según datos del INE en 2023, puede presumir del título de cuna del castellano, junto a San Millán de la Cogolla (La Rioja).

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Si por algo es conocido Valpuesta es por sus cartularios. Estos documentos del siglo XII son el primer testimonio escrito del que se tiene noticia de un dialecto romance hispánico. De hecho, el estatuto de autonomía de Castilla y León defiende que sea el primer testimonio escrito en lengua castellana. Los monjes amanuenses que habitaban en el monasterio los escribieron, por lo que actualmente el cartulario Gótico y el cartulario Galicano de Santa María de Valpuesta son los más antiguos de la península.

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Otro de los tesoros de Valpuesta es la colegiata de Santa María. Es visitada por alrededor de 10.000 personales al año, que no solo quieren ver de primera mano los cartularios, sino también por su iglesia de periodo gótico en la que destacan sus grandes ventanales con vidrieras así como un maravilloso retablo fechado a mediados del siglo XVI por Felipe de Bigarny y Gregorio Pardo y Juan de Goyaz.

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Una de las grandes obras de arquitectura civil de la zona es un castillo con torre del homenaje. De planta cuadrada y cinco alturas, data del siglo XV y, actualmente, es de propiedad particular, por lo que no se puede visitar de forma pública. Disfruta de la Declaración genérica del Patrimonio Histórico Español y destaca por sus aspilleras, pequeñas aberturas verticales que permitían disparar flechas sin ser alcanzados.

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En la plaza, junto a la colegiata en honor a Santa María y a construcciones como la Casa Torre destaca de forma indiscutible el Palacio Zaldíbar, que data de 1590 y posee dos escudos: uno familiar y otro con la frase «vive que has de morir». Pese a que parece un consejo a lo carpe diem, en realidad, encerraba la advertencia del inquisidor Zaldíbar que habitaba en él: el que no vivía de acuerdo a sus normas, era asesinado sin contemplación.

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En las afueras del pueblo, el ejemplo de la vida tradicional de hace siglos es el molino valpostano. Aunque en la actualidad está en desuso, se restauró en 2009 y demuestra que en su día resultaron básicos en el sustento de los habitantes de la zona. Como tantos otros de la época, aprovecha el caudal del río para mover la rueda y moler el grano.

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El Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil es la última estribación de la Cordillera Cantábrica. Se elevan como una muralla sobre las llanuras de La Bureba, en Burgos, y están formados por un paisaje donde se suceden desfiladeros, hoces exacavadas por el Ebro o senderos misteriosos donde la naturaleza es la única compañía.

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