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Las personas con dislexia representan el 40 % del abandono escolar en EspañaImagen de archivo

Educación

Dislexia, la ladrona de infancias

Esta Dificultad Específica de Aprendizaje (DEA) es la más común en el mundo. Se estima que las personas que la padecen representan el 40 % del abandono escolar en España

Cuando era pequeña, Lucía fue diagnosticada con dislexia y TDH –trastorno por déficit de atención e hiperactividad–, y recuerda que le hacían pruebas todo el rato y que ha pasado por muchas academias. Hoy tiene 17 años y acaba de empezar el grado de Administración de Empresas en la Universidad de Extremadura

Para enseñarla a leer, su madre hizo unas tarjetitas con todo el abecedario escrito y las iba pasando mientras le preguntaba qué letras eran y las relacionaba con los sonidos. «Las letras no me gustaban. Es más, las odiaba, y era todo por frustración. Eso ha sido lo peor. Cuando no era capaz de expresarme o no entendía lo que leía, al principio seguía. Pero te vas tropezando y te enfadas cada vez más».

La DEA más común en el mundo

La dislexia es una Dificultad Específica del Aprendizaje (DEA) de base neurobiológica, que afecta a la manera en que las personas decodifican las palabras en el cerebro. Es decir, por mucho que alguien lea una palabra escrita no entiende lo que esta significa. Según la Plataforma Dislexia, se estima que un 10 % de la población padece este tipo de dificultad del aprendizaje y también que es la DEA más común en el mundo. 

Como es el caso de Lucía, en muchas ocasiones la dislexia viene acompañada de otros trastornos, como TDA, TDH, trastornos del lenguaje, discalculia, dispraxia –trastornos de la coordinación– o trastorno del espectro autista, y se ha calculado que este colectivo representa el 40 % del abandono escolar en España.

Aprender no puede doler

La Asociación Iberoamericana de Dislexia y Familia (DISFAM) existe desde hace casi veintidós años y según su portavoz, Araceli Salas, su meta es no tener que seguir existiendo. «Eso querría decir que todo funciona con normalidad y que nuestras acciones ya no son necesarias». 

Desde DISFAM, afirman que es necesario seguir insistiendo. «Aprender no puede doler. Cuando lo hace es que algo no se está haciendo bien. Los niños no son vagos. Si presentan actitudes negativas ante algún aprendizaje tenemos que plantearnos qué está pasando».

Los niños con dislexia son inteligentes, afirma Salas. «Para que se dé la dislexia hay que tener un coeficiente intelectual normal o incluso por encima de la media». No son pocos los casos de niños con dificultades en el aprendizaje que luego resultaron ser genios. Uno de los más famosos fue Albert Einstein

Sin embargo, para que la tarea de ayudarles sea más sencilla es importante la detección temprana, sobre todo para que la dislexia no conlleve consecuencias emocionales y mentales. «Puede afectar a la propia autoestima, y puede derivar en todo tipo de trastornos que vienen de no dar a la dislexia una buena respuesta. Encontramos muchos jóvenes con ansiedad, estrés, miedo escolar…».

Se estima que la dislexia afecta al 10 % de la poblaciónGTRES

El aprendizaje se puede llegar a convertir para estos niños en una pesadilla. Con cuatro o cinco años es prácticamente imposible diagnosticar la dislexia, pero el profesorado puede distinguir problemas de aprendizaje en la lectura o escritura. Es a los siete u ocho años cuando saltan todas las alarmas, según explica María Sanz, presidenta de la Asociación Madrid con la Dislexia. «Somos el primer país en el que se nos pide leer en Europa, pero el que peores resultados tenemos a nivel de lengua», afirma.

Sanz también es disléxica, al igual que sus seis hijos. Lo que más reclama es un marco legal común a toda España, «con unas adecuaciones y unos recursos que garanticen las mismas condiciones de igualdad para todos los alumnos que presenten un diagnóstico de dislexia o cualquier otra DEA». Los alumnos con esta dificultad no tienen un acceso real a ciertos recursos que les son necesarios, como un profesor de audición y lenguaje o un maestro pedagógico-terapéutico.

«La conserjería dirá que sí, pero somos los últimos de la lista y las ayudas nunca llegan. Los que están dentro del dictamen de escolaridad son los primeros y a duras penas da para cubrir sus necesidades. No es un tema de excluir o elegir, sino de inclusión», cuenta Sanz. 

«A ver quién le dice que no es tonto»

Lo más importante que se enseña durante la etapa educativa es la lectura, es la base de todo lo demás, de la historia, de las matemáticas. María Sanz afirma: «Si lees pronto y bien en nuestra sociedad eres el más listo. Si no, eres el más bruto. A ver quién le cuenta a ese niño que no poder leer o por tener faltas de ortografía no es tonto». Sobre esto mismo, Salas apunta: «ellos no tienen ningún problema con los contenidos, si no con el acceso a los mismos, y saber demostrar lo que saben por medio de la escritura».

Tanto Salas como Sanz coinciden en que infancia solo hay una, y muchas veces a los disléxicos se les roba. Sanz lo sabe además por experiencia propia. «Hay muchos momentos que no se disfrutan o actividades que se dejan de hacer por empeñarnos tanto en intentar enseñar. Muchos fines de semana desaprovechados por pasarlos en casa obligando a los más pequeños a leer una y otra vez».