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La viceministra polaca del Ministerio de Familia y Trabajo Social, Barbara SochaFlickr / Gobierno de Polonia

Barbara Socha, viceministra polaca de Familia: «Cuando la vida humana comienza, no hay ideología que valga»

Gracias a la plataforma Familias Numerosas de Cataluña, que recientemente galardonó a la viceministra Barbara Socha, podemos conocer de cerca el trabajo que se está llevando a cabo en Polonia en materia familiar

La situación que está viviendo Polonia en su frontera con Bielorrusia ha opacado, en buena medida, el quehacer del PiS (Ley y Justicia), partido de gobierno capitaneado por Morawiecki. A mitad de su segunda legislatura, el país limítrofe de la Unión Europea tiene que atender a la tensión migratoria, la hiperinflacción, la desaceleración económica tras el primer año de pandemia y a la disminución de la natalidad; trabajo que Marlena Malag, ministra de Familia y Política Social, y su segunda de abordo, Barbara Socha, están tratando de hacer frente con un paquete de medidas destinadas a ayudar a las familias en la crianza de los niños y a invertir la pirámide demográfica que trae de cabeza a la cultura occidental.

Conversamos en El Debate con la señora Socha, plenipotenciaria del Gobierno de Polonia en este ámbito. 

¿Cuál es la situación actual de las políticas públicas que el Gobierno está desarrollando para mejorar las situación de las familias polacas? ¿En qué punto nos encontramos ahora y cuál es el plan que tienen en mente?

–Hace seis años que hubo en Polonia un cambio de gobierno. Durante los primeros cuatro años, fue el momento en el que nos hicimos cargo de que la situación de las familias polacas era muy mala por varias razones. En primer lugar, había una tasa de desempleo bastante alta. Los ingresos familiares eran muy bajos, en general, los salarios eran bastante bajos, por lo que, para las familias, especialmente las familias numerosas, era un momento difícil. La primera decisión que se tomó fue la introducción del programa gubernamental de transferencias directas a las familias. Family500+ incluye un bonus de 500 eslotis, alrededor de 130 euros mensuales, por cada niño. Tenemos seis millones y medio de niños en Polonia y para todos ellos existe este subsidio durante 18 años. Creo que no tengo que decir cuánto mejora las vidas, especialmente de las grandes familias, porque en Polonia, las tasas de pobreza y la exclusión social no solo se extendieron entre las personas mayores, sino a una escala muy alta entre las familias.

Además de esta medida, hemos desarrollado programas para la mejora del cuidado infantil institucional, construyendo guarderías, aumentando el número de plazas para los niños más pequeños. Además, tenemos el programa para familias numerosas, Big Family Card, una tarjeta para aquellos hogares con tres o más hijos. Se trata de un programa de fidelización en diferentes tiendas, instituciones y organizaciones.

¿Qué medidas se están desarrollando para la conciliación laboral y familiar?

–Tenemos dos años por delante –los que restan de esta segunda legislatura– para ayudar a los padres con el equilibrio entre la vida laboral y personal, para ayudar a las mujeres a que vuelvan al trabajo o para apoyarlas a que brinden un cuidado personal a los niños.  Se puede gastar en guarderías, sí, pero también se debe gastar en el cuidado personal de los padres. Esta es una nueva solución anunciada este año que va de la mano con una reforma en la ley, en vigor desde el pasado mes de mayo, que rebaja la presión fiscal a las familias al mismo tiempo que se desarrolla un plan de vivienda para los jóvenes en Polonia.  Los desafíos demográficos se abordan desde el desarrollo de una estrategia conjunta y promoviendo la cultura pro-familia. 

De izquierda a derecha, Malag, Morawieckiy Socha en la presentación de uno de los planes estrella para la dinamización familiarFlickr / Gobierno de Polonia

–¿Cuáles son las políticas que están llevando a cabo para aumentar la natalidad?

–Es un gran reto desde que llegamos al Gobierno. El número de niños que nacían antes de 2015 estaba disminuyendo y no existían políticas familiares, que fuesen, cómo lo diría, complejas y significativas. Con el paquete de medidas implementado el fin último es ayudar a mejorar la demografía partiendo de la base de crear mejores condiciones para las familias. Creemos que está es la vía para mejorar la situación que tenemos en materia de nuevos nacimientos. Por otro lado, lo que puedo decir es que es bueno ver que hay otros países en Europa que tienen acercamientos similares hacia estos desafíos demográficos. Nuestros vecinos, Hungría, la República Checa y Rumanía tienen muy buenas y exitosas políticas que les ayudan a aumentar las tasas de fertilidad, y ahora están muy cerca de Francia, que sigue a la cabeza.

–Hace unas semanas tuvo lugar en España el Congreso Católicos y Vida Pública, donde se abordó la denominada «cultura de la cancelación». Analizada desde diferentes perspectivas, se vio los riesgos que puede tener este tipo de ideologías en la educación y el desarrollo de un proyecto de vida en común. ¿Cómo están viviendo en Polonia el fenómeno woke

–No hay duda que es algo que nos preocupa. La cultura de la cancelación ha llegado a Polonia, pero lo que estamos tratando de hacer es implementar nuestras políticas. Sabemos que para la sociedad polaca, aún en estos tiempos, los valores familiares son los más importantes. Por supuesto, también tenemos oposición en Polonia, pero creo que es igual en todos los países.

La viceministra Socha en un evento del ministerio charla con una asistenteFlickr / Gobierno de Polonia

–¿Qué valoración hace de la situación que están viviendo muchas familias en la frontera entre Polonia y Bielorrusia?¿Está de acuerdo con la declaración de Cáritas Polska, que habla de la importancia de atender al otro, sin importar credo o la nacionalidad que tenga en su pasaporte?

–La situación en la frontera está cambiando rápidamente a diario. Lo que estaba sucediendo hace una semana ya no es válido. Tenemos que ser conscientes de que esto es parte de una guerra híbrida que está llevando a cabo Lukashenko También cabe aclarar algo que desde los medios se ha amplificado y es que en esta situación no estamos hablando de refugiados. Se trata de migrantes, personas con visas de turista en Bielorrusia. Desde nuestro punto de vista, tenemos que ayudar, lo estamos haciendo, a la gente que está de nuestro lado de la frontera. Respecto a las personas que no se encuentran en el territorio de Polonia, sino en Bielorrusia, donde están legalmente, no podemos hacer nada. Desde nuestro país  estamos facilitando ayuda humanitaria que tratamos de enviar a Bielorrusia para ayudar a esas personas, pero el gobierno de Lukashenko la ha retenido en la frontera. Por supuesto, no estamos contentos de tener una situación como esa, pero no tenemos otra opción salvo proteger nuestras fronteras y, por supuesto, prevenir la situación si es posible. Pero lo primero que tendríamos que ser conscientes a la hora de abordar esta realidad es que esas personas están en territorio bielorruso y no tenemos influencia en cómo se comportan y no podemos ayudarlos allí. Este es nuestro trabajo diplomático, diría yo. El gran esfuerzo de nuestro primer ministro fue explicar la situación y obtener el apoyo de todos los países europeos por esta razón para hacer frente a esta guerra híbrida.

–En el último mes, Polonia ha estado en el ojo del huracán por su posicionamiento férreo en contra del aborto. ¿Cómo están viviendo esta situación?

–En nuestro país la vida de las personas está protegida desde el principio, desde la concepción hasta la muerte natural. Lo que ha cambiado recientemente es que el aborto es legal en caso de que exista un riesgo para la salud o la vida de la madre, o cuando el embarazo es el resultado de una violación. En todas las demás situaciones no es legal abortar. Investigamos mucho e hicimos encuestas de opinión entre el pueblo polaco, tanto a hombres como mujeres. Y este es mi punto de vista personal: no noto ningún problema con eso a gran escala. La oposición y algunas organizaciones dicen que este es el principal problema de las mujeres polacas. Cuando vemos la investigación y las opiniones de las mujeres polacas, el resultado es el contrario. El aborto estaba prohibido en Polonia en general hace mucho tiempo. El cambio que se ha hecho en el último año es para excluir la tercera exención que teníamos en la ley en esta materia, que se refería al aborto de los niños que tienen enfermedades graves, entre ellas los casos de síndrome de Down. Cuándo la vida humana comienza, no hay ideología que valga. Estos son hechos científicos. Ante todo, el gran reto es una  educación básica. Es una cuestión de criar a los niños y a los jóvenes en los valores de la vida. Necesitamos hablar mucho de ello. 

¿De qué manera su gobierno está tratando de hacer frente a las políticas identitarias en cuestiones de género entre los menores? 

–Creo que lo que necesitamos está en el plano familiar. Cada uno de nosotros tiene su propia familia, que es diferente. Este es el nivel básico de la sociedad. Hay que estar desde el principio enseñando a los niños y hablando con ellos sobre valores, y también enseñándoles cómo ser críticos con algunas ideas nuevas, y enseñándoles historia. En Polonia tenemos una especie de vacunación contra estas ideologías porque seguimos recordando el periodo comunista. Yo todavía lo recuerdo, pero mis hijos no, pero todavía hablamos de ello. Cuando escuchan a sus abuelos sobre lo que estaba sucediendo en Polonia hace 40 años... Ya entonces, a través del comunismo, existía la cultura de la cancelación. Necesitamos educar a los jóvenes, a nuestros hijos, porque todas estas nuevas ideologías que nos llegan, de hecho, son muy antiguas y solo es cuestión de saber cuándo sucedieron y cuáles fueron sus consecuencias. Hay que aprender, estudiar y educarse. De esta manera, cuando nuestros hijos ven algún contenido en los medios de comunicación que está dedicado a esos temas, ya saben qué hay detrás de ello. Así que ni siquiera hay que explicarlo más. Lo que necesitamos es darles algunos antecedentes, algunos argumentos, algunos hechos, y ellos decidirán por sí mismos lo que quieren hacer. El problema es que no aplicamos este criterio en el conjunto de la sociedad. Como madre, digo que somos bastante perezosos para brindar este tipo de educación a nuestros hijos.

Barbara SochaFlickr / Gobierno de Polonia