Nueva investigación
Las parejas que conviven antes del matrimonio tienen más riesgo de divorciarse, según un estudio
Los datos recogidos para esta investigación sugieren que la convivencia prematrimonial incrementa el riesgo de divorcio en un 15 %
¿Existe alguna fórmula para un matrimonio duradero? Hay estudios que sugieren que para que este persista toda la vida ha de contraerse cerca de los 30 años. Los seres humanos no son los únicos animales que forman parejas estables y perdurables, también lo hacen los pingüinos, los caballitos de mar o los ratones de la pradera, entre otros. Si otras especies son capaces de permanecer unidas hasta que la muerte los separa, ¿por qué parece que el único animal con raciocinio va en contra de la naturaleza?
Un nuevo estudio, publicado por el Institute for Family Studies (IFS), ha estudiado la manera en que las parejas estadounidenses forman parejas y su contexto socio-religioso para determinar posibles causas de divorcio y la influencia de la religión en la perdurabilidad de los matrimonios. La investigación, que lleva por título The Religious Marriage Paradox: Younger Marriage, Less Divorce, – la paradoja del matrimonio religioso: cuánto más joven, menos divorcios–, ha sido elaborada por Lyman Stone y W. Bradford Wilcox, ambos investigadores del IFS, mediante la fusión de los datos de la Encuesta Nacional de Crecimiento Nacional de EE.UU. (National Survey of Family Growth), desde 1995 a 2019, respondida por 53.000 mujeres entre los 15 y los 49 años.
Más del 70 % de las parejas conviven antes de casarse
Según los datos del censo de los Estados Unidos, la media de las parejas norteamericanas contrae matrimonio a los 30. No obstante, estos investigadores tenían evidencia que sugería que los americanos religiosos tienden a casarse mucho antes y son menos propensos a divorciarse. Las dos preguntas que les surgieron entonces a Stone y Wilcox fueron: ¿es la manera en que los americanos con fe forman sus matrimonios diferente de la forma en que lo hacen las personas laicas? y ¿se enfrentan los matrimonios religiosos formados por veinteañeros a diferentes probabilidades de divorcio que los que forman los americanos seculares en el mismo grupo de edad?
«Hoy, más del 70 % de los matrimonios conviven antes de casarse. Lo que la mayoría de los adultos jóvenes no saben es que convivir antes del matrimonio, especialmente con alguien aparte del futuro cónyuge, está asociado con un riesgo de divorcio incrementado, según un estudio reciente de la Universidad de Standford», afirman los autores del estudio. Los datos recogidos para esta investigación sugieren que la convivencia prematrimonial incrementa el riesgo de divorcio en un 15 %.
Sin embargo, las mujeres que han sido criadas en un ambiente religioso son un 20 % menos propensas a empezar a vivir con su pareja. La religión parece reducir, por tanto, las probabilidades de que los adultos jóvenes vivan juntos antes de casarse y también aumenta el porcentaje de personas que se casan directamente, es decir, sin cohabitar de manera premarital.
El efecto de la fe
El matrimonio temprano es considerado otro factor de riesgo de divorcio. Sin embargo, las parejas que tienen fe, aunque se casan más jóvenes, tienen más probabilidades de ser para toda la vida, al evitar el vivir juntos antes de la boda. «La mayoría de los beneficios de la religiosidad en términos de reducir el divorcio ocurren porque los matrimonios religiosos son más propensos a ser directos, en vez de uniones con convivencia premarital», afirman estos investigadores del IFS. Sin embargo, esto no lo explica todo.
La edad a la que se contrae matrimonio, como se ha mencionado anteriormente, también tiene cierta influencia. Las mujeres que han crecido en familias religiosas, que conviven con sus parejas antes de casarse, tienen más riesgo de divorciarse si contraen matrimonio antes de los 20, pero estas mismas presentan las probabilidades más bajas de separación si se casan a los 30. En caso de que la boda se celebre sin haber cohabitado antes, entre los 20 y los 24 años, la probabilidad de que la pareja se rompa no parece tener demasiado peso. Las mujeres que acceden al matrimonio directamente tienen la misma propensión al divorcio si se casan entre los 20 y los 24 o si lo hacen de los 25 a los 29, con un pequeño repunte a partir de los 30.
Retrasar el matrimonio no lo hace más estable
«Esta investigación sugiere que retrasar el matrimonio no siempre lo hace más estable. Nuestros datos apuntan que puede haber un `punto ideal´ para los matrimonios veinteañeros: los primeros años (20-24) para parejas que se casan directamente y los últimos para los convivientes (25-30)», explican Lyman y Wilcox.
Entre las conclusiones de este estudio se encuentra que la religiosidad parece impactar en las relaciones cambiando el tipo de unión al que una mujer accede en su adultez temprana, no su durabilidad una vez formada. En palabras de los investigadores: «sí, los matrimonios muy jóvenes tienen riesgos (como los más tardíos), pero el contexto religioso de los cónyuges parece compensarlos. Criarse en un ambiente de fe fomenta la estabilidad de las parejas, ya que las distancia de la convivencia premarital, que es muy inestable, y las empuja hacia el matrimonio directo».