`El deseo de Olivia´, un cuento para hablarles a los niños del cáncer

Cuando Judith Durano empezó a encontrarse mal, los médicos le dijeron que podía ser el estrés de haber sido madre tardía. Había dado a luz a su primera hija, Carla, con 39 años. Sin embargo, después de muchas pruebas, en octubre de 2019, le diagnosticaron cáncer de colon y en febrero del siguiente año, los médicos le dijeron que las expectativas no eran buenas, aunque con el primer tratamiento parecía que había habido mejoría. Entonces, Judith se propuso buscar en la literatura infantil una obra con la que explicar la situación a sus hijos, con la triste sorpresa de que no la encontró. De 7 y 9 años, los pequeños hacían un número incalculable de preguntas para las que ella no encontraba respuesta o no sabía cómo adaptarla para ellos. Es así como surge El deseo de Olivia.

Esperanza, confianza y magia

Este cuento, escrito a cuatro manos por Judith y su hija Carla, cuenta la historia de Olivia y Hugo, dos hermanos cuya madre, al igual que Judith, tiene cáncer. Los dos niños la acompañan al médico, donde el doctor Cocorota les consigue explicar desde lo que es una célula hasta la metástasis. Toda la historia está ambientada en Navidad, y según se puede leer en el prólogo del cuento, escrito por la propia Judith, «el resultado es un relato que habla del cáncer, pero desde la esperanza, la confianza y la magia que tan necesarios son en estos momentos».

«A través del planteamiento del libro, el desarrollo y su historia, ayuda a los niños a plantear sus preguntas y a afrontar su propia situación», cuenta Mónica Moyano, secretaria y socia de la Asociación Judith Durano de Literatura Infantil sobre el Cáncer. Tanto Judith como Mónica forman parte del grupo de cinco amigos que se conocieron en el Fórum Universal de las Culturas de Barcelona en el año 2004. Después permanecieron en contacto, y tras el diagnóstico de Judith y la idea de escribir el cuento, todos decidieron involucrarse.

«Lo que nos une es su legado»

«Redactaron el cuento en los primeros meses de la pandemia, durante el confinamiento. En principio, la idea no iba a ser publicarlo, sino utilizarlo para hablar con los suyos de su propia enfermedad», indica Mónica. No fue hasta abril de este mismo año, el día del libro, cuando estos cinco amigos decidieron fundar la asociación. Uno de sus primeros objetivos era imprimir el cuento. «Nos hacía mucha ilusión que Judith pudiera verlo», recuerda Moyano. Para el mes de julio, consiguieron tener una versión en tapa blanda a través de Amazon y una primera versión en tapa dura, que finalmente sería la definitiva.

Tres semanas antes de morir, Judith presentó el libro y la asociación a través del blog personal donde compartía todas sus experiencias como madre tardía, my second job mama. Para el 15 de agosto, habían preparado una presentación presencial en Sort, el pueblo natal de Judith. «Sabíamos que no iba a poder asistir, pero pensamos que como le hacía tanta ilusión quizá aguantaría hasta entonces. Desgraciadamente, falleció el 3 de agosto», cuenta Mónica. 

Los amigos de Judith decidieron seguir adelante con el proyecto y, como recuerda Mónica, como ella era una persona muy metódica y organizada, les dejó una tabla de Excel con tareas que tenían que hacer, personas a las que contactar y acciones de futuro para la fundación. «Lo que nos une es el legado de Judith», afirma. 

A día de hoy están recaudando fondos a través de una campaña de micromecenazgo, no solo para seguir imprimiendo el cuento de Judith y Carla, sino también para realizar donaciones a las asociaciones oncológicas infantiles que lo soliciten. Para 2022, tienen la idea de desarrollar una campaña de socios para todo aquel que quiera participar en la asociación y en primavera, convocarán la primera edición de los premios Judith Durano de literatura oncológica infantil.