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El 50 % de los encuestados se iniciaron en el tabaquismo mediante el cigarro convencionalPixabay

Salud

Los adolescentes españoles empiezan a fumar a los 14 años

Neumólogos instan a formar a los niños de primaria para evitar que se inicien en el tabaquismo o en el vapeo durante la adolescencia

«Los niños y los adolescentes deberían ser los grupos principales de intervención en la prevención del tabaquismo», afirman el neumólogo Álvaro de Astorza Vergara y la enfermera Marisa Escobar Povedano en su estudio Nuevas formas de inicio al tabaquismo en adolescentes, publicado en la revista de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Prevención del Tabaquismo.

El tabaco es, según la encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España realizada por el Ministerio de Sanidad en 2021, la segunda sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes, después del alcohol. El 38,2 % de los adolescentes en nuestro país ha fumado alguna vez en su vida, el 30,7 % en el último año y el 23,9 % en los treinta días previos a la realización de la encuesta.

Esta misma sociedad advierte que el vapeo es la principal vía por la que los jóvenes empiezan a fumar, por su aceptación social y fácil acceso. Por ello, urge intervenir en el ámbito educativo con actividades y programas de prevención entre los niños de educación primaria. Según el estudio anteriormente mencionado, estos programas deben incluir información sobre las nuevas formas de consumo de nicotina que están irrumpiendo con fuerza entre los jóvenes.

El vapeador es el producto más consumido entre los adolescentes

La mayoría nunca han fumado

La investigación de Astorza y Escobar utilizó para su estudio una muestra de más de 300 adolescentes de entre 12 y 18 años. Los resultados muestran que la edad media a la que los jóvenes comienzan a fumar en nuestro país se sitúa en torno a los 13-14 años. El producto más usado entre los encuestados ha sido el cigarrillo electrónico.

El 86,6 % contestaron que nunca habían fumado; el 6,1 % que fumaban pero que lo habían dejado; el 4 % que eran fumadores activos y un 3,1 % que se consideraban vapeadores. Al ser preguntados por el tipo de producto que fumaban, el 10,4 % dijo que había probado alguna vez el cigarrillo electrónico; el 8,4 %, los porros; el 7,5 %, el cigarrillo convencional; y el 4,9 % la cachimba.

«Nos resulta llamativo que el vapeador sea el producto más consumido, lo que puede deberse al fácil acceso a los cigarrillos electrónicos que tienen los adolescentes, por escapar a las políticas de control de la venta de cigarrillos convencionales», explican los autores del estudio. Añaden también que «sorprende que los porros tengan un porcentaje de consumo similar al cigarrillo, lo que indica que su consumo está normalizado entre los adolescentes y que el acceso a ellos, a pesar de ser una sustancia ilícita, no es difícil».

El 50 % de los alumnos encuestados que han fumado se iniciaron con el cigarrillo convencional y un 30,7 % mediante un vaper. Astorza y Escobar destacan que «de esto se deduce que el cigarrillo sigue siendo la principal puerta de entrada al consumo, pero que cada vez es más importante el porcentaje de los que se inician con el vapeador».

Componente social del tabaquismo

Los principales motivos por los que los adolescentes comienzan a consumir tabaco son, en un 48,2 % porque en su entorno se fuma –el 39,2%, porque sus amigos lo hacían y el 9%, porque fumaban en la familia–, y un 37,5 % por diversión, lo que refuerza la idea de que en el inicio en el tabaquismo hay un componente social. Además, el 10,7 % afirmó que había empezado a fumar porque le daba seguridad, el 9 % porque fumaban en la familia y el 3,5 % de los encuestados porque pensaban que les daba buena imagen.

El 38,6 % de los adolescentes que participaron en el estudio viven con personas que fuman o vapean, porcentaje que se encuentra por encima de la media estatal e incluso autonómica, –según los datos de la Encuesta Europea de Salud en España de 2020, en el grupo de jóvenes de 15 a 24 años, un 10,2 % de hombres y un 9,4 % de mujeres se encontraban expuestos al humo del tabaco en un espacio cerrado a diario–; y el 27,8 % de los adolescentes fuman con el conocimiento de sus padres, lo cual, según afirman el doctor Astorza y la enfermera Escobar, «es preocupante y nos hace pensar que la labor informativa necesaria ha de extenderse también al ámbito familiar», y recuerdan que tener progenitores fumadores está relacionado con una mayor probabilidad de convertirse en fumador habitual, sobre todo en los que casos en que son la madre o los hermanos quienes lo hacen.