Psicología
Así afecta la relación padres-hijos a la salud mental de los más pequeños
Según distintos estudios, los comportamientos autoritarios de los progenitores con su descendencia están asociados con mayores niveles de sintomatología psicológica
Autoritario, permisivo, democrático… hay casi tantos estilos parentales como personas en el mundo, pero se pueden resumir en estos tres. La manera en que los padres se relacionan con sus hijos tiene diferentes efectos en la salud de los más pequeños de la casa y es esa misma práctica, basada en la visión de la vida y la propia experiencia de cada progenitor, lo que lleva a establecer los límites y normas que consideran adecuados para el pequeño y llevarlas a término de distinta forma para que el menor los atienda.
En los años sesenta del siglo pasado, Diana Baumrid fue una de las investigadoras más conocidas en esta materia quien, según explica el psicólogo Alberto Soler, estableció estas tres categorías y su definición. Los estilos parentales, afirma el psicólogo, «se han estudiado mucho en psicología para comprender qué implicaciones pueden tener para el hijo a medio o largo plazo las distintas formas de educar que tienen los padres y madres».
Padres autoritarios
«Según Baumrid –explica Soler–, estos intentan modelar, controlar y dirigir las conductas y actitudes de sus hijos de acuerdo con unas ideas concretas, habitualmente rígidas y de carácter absoluto». Una de las características de este estilo es que son progenitores que no suelen mostrar de manera abierta el afecto hacia los hijos y aplican las normas sin ninguna explicación.
La obediencia es valorada como la mejor virtud y los castigos son recurrentes a la hora de frenar la voluntad de los menores, cuando se cree que no se está actuando de manera correcta. En contraposición con los padres más democráticos, los autoritarios no fomentan la negociación en el hogar porque, explica el psicólogo, «consideran que los hijos deben aceptar los puntos de vista paternos». Junto con la obediencia, los padres autoritarios son partidarios de asignar a los hijos responsabilidades domésticas para inculcarles el respeto por el trabajo.
Los intereses y deseos del niño son los que dirigen las interacciones padre-hijo
Padres permisivos
Ejercer control sobre las conductas de los pequeños no es lo que caracteriza este estilo parental. «Son los intereses y deseos del niño –analiza Soler– los que parecen dirigir las interacciones padre-hijo, ya que los primeros se muestran poco interesados en establecer normas o ser exigentes».
«Estos padres dotan de gran autonomía a sus hijos, siempre que no ponga en riesgo su supervivencia; y tratan de comportarse de un modo no punitivo hacia los impulsos o acciones de los niños». La negociación con ellos es primordial, de manera que consultan las decisiones sobre educación o dan explicaciones sobre las normas familiares.
No obstante, existen también variantes de este estilo parental, como son los padres indulgentes y los negligentes. Los primeros son más pasivos y permisivos aunque responsivos y cálidos; mientras que los segundos se caracterizan por no exigir responsabilidades ni atender demasiado sus necesidades.
Padres democráticos
«Padres que mantienen una relación cálida, afectuosa y comunicativa con sus hijos, pero a la vez son firmes y exigentes», explica Soler. Estas son las claves del estilo autoritario o autorizativo. La racionalidad es lo que guía las acciones de los más pequeños de una manera dialogada. Continúa el psicólogo: «Están abiertos al diálogo y también les piden sus motivos cuando se niegan a seguir las normas». El progenitor hace respetar su punto de vista como adulto, aunque igualmente identifican los intereses y necesidades de los niños, de los que valoran sus cualidades y establecen objetivos que desean que cumplan en un futuro.
«Estos modelos –afirma Soler– no suelen observarse de forma pura, sino mezclándose entre ellos, pero con un estilo predominante». La edad del hijo, su posición entre hermanos o incluso su sexo son variables que influye también en que los padres se relacionen de manera diferente con su descendencia a lo largo del tiempo.
El efecto de la ausencia de control parental se vería compensado por el efecto positivos de la calidez en la relación
Consecuencias para los hijos
Los efectos para los niños de la manera en que sus padres se relacionan con ellos gravitan en torno a la salud mental y el desarrollo de problemas psicológicos, tales como la ansiedad, depresión, síntomas somáticos o aislamiento social. Para establecer las diferentes consecuencias, el psicólogo se basa en un estudio publicado en Developmental Psychology, en el que se analizaron datos de más de mil estudios diferentes en una población superior a los 700 niños. De esta manera, establece que un estilo de padres más autoritario, donde la relación padre-hijo es más fría, está asociado con los mayores niveles de sintomatología, y el democrático con el menor porcentaje. «En este estudio no se observó asociación entre el estilo permisivo y esta sintomatología, probablemente porque el efecto de la ausencia de control parental se vería compensado por el efecto positivos de la calidez en la relación», explica Soler.
Los lazos familiares y su cercanía, «más allá del grado de exigencia, –concluye el psicólogo– es lo determinante cuando hablamos de salud». Las implicaciones de un estilo de padres u otro no afectan solo a los más pequeños, sino también a la calidad de la relación y el bienestar emocional de toda la familia.