La otra cara de la violencia de género: los hombres también son maltratados

José Manuel Ortiz lleva desde mayo de 2020 sin poder ver a sus dos hijos. Su pareja le puso una denuncia por supuesta violencia de género, que fue más tarde sobreseída, y después se llevó a los gemelos a Tarragona. A día de hoy, Verónica Saldaña está en busca y captura por orden judicial, pero ella no comparece ante el juez y permanece en paradero desconocido; mientras, sus hijos, secuestrados y sin escolarizar.

Ortiz es uno de los muchos hombres que en España son víctima de denuncias falsas por sus parejas, con el fin de separar a los padres de sus hijos o conseguir una mayor compensación económica a través de distintas pensiones. Hay quienes utilizan la ley como arma y no como protección.

Autor y no acto

El abogado de este padre, Antonio Luna, es también el director de la Asociación Hombres Maltratados, cuya labor a nivel nacional es ayudar a estos varones que son acusados injustamente, que se convierten ellos mismos en las víctimas. La explicación de que esto suceda, según el abogado, es que se ha desenterrado el concepto jurídico de autor y sepultado el de acto: «Si una pareja discute ahora mismo el hombre será imputado por delito de violencia de género, será detenido y pasará cuarenta y ocho horas en el calabozo, pasará a disposición judicial y habrá un juicio en el que se dará mucha más verosimilitud al testimonio de la mujer que al del hombre».

La Asociación Europea de Abogados de Familia (AEAF) afirma que «si queremos erradicar el maltrato hemos de considerarlo en su sentido amplio y no reducido, por eso entendemos que la denominación de violencia de género al maltrato doméstico es una adulteración de carácter ideológico que no favorece ni a la paz social, ni familiar». Algo con lo que Luna coincide al explicar que «se están utilizando esas medidas legales para satisfacer una necesidad de voto, se trata de agrupar el mayor voto femenino que se pueda».

Derechos de los hombres

Es innegable que hay víctimas reales de la violencia de género en España. El pasado año, cuarenta y cuatro mujeres murieron a manos de sus parejas o exparejas, según los datos del ministerio de Igualdad. Pero también lo es que hay mujeres que utilizan las armas legales a su disposición para herir a sus exparejas, porque son conscientes de que, como explica Luna, «en el momento del divorcio hay una absoluta disparidad entre los derechos del hombre y de la mujer». Los primeros son los más perjudicados.

«El año pasado hubo centenas de miles de denuncias por violencia de género, de las cuales los acusados del 80 % de ellas fueron absueltos o la causa absuelta o archivada», explica Luna. El 20 % del total de denunciados fueron finalmente culpados, y según cuenta el presidente de Hombres Maltratados, de esas «el 58 % son condenas por conformidad». En ocasiones los abogados convencen a sus defendidos para firmas las condiciones a sabiendas de que ante un juzgado, donde según explica Luna, «los derechos humanos de los hombres dejan mucho que desear», es más probable que vaya a prisión.

Para el abogado, lo que hay detrás es, primero, una ideología –«feminismo radical»– y, segundo, un negocio. «Por cada denuncia las comunidades europeas mandan unos tres mil euros a las instituciones, más lo que mandan los ayuntamientos y las comunidades autónomas», explica el abogado. Luna lo califica como la mayor exportación que ha hecho España en los últimos años. «El régimen de terror hacia los hombres lo hemos exportado a México, Brasil, Argentina, Perú... los países más clientelares y corruptos del mundo», expone el presidente de Hombres Maltratados.