Entrevistas por la vida
La presidenta de los Rescatadores-Juan Pablo II: «Salvar bebés quita mucho dinero a los abortorios»
Marta Velarde está en la primera línea de la batalla contra el aborto. Cada día acude a las puertas de las clínicas abortivas para evitar que las madres acaben con la vida de sus hijos
Ante la puerta de uno de los más de 30 centros de abortos que hay en España se puede ver a las mujeres embarazadas que van y vienen, a sus parejas, a sus familiares o amigos que las acompañan. Algunas piden información, otras ya la solicitaron en el pasado y acuden a poner fin a la vida de su hijo. A muchas no les ha quedado otra opción, porque tampoco sabían que la había.
En los alrededores de estos abortorios se encuentran los Rescatadores Juan Pablo II, que bajo la presidencia de Marta Velarde ofrecen una mano amiga no solo a las mujeres que se disponen a abortar, dándoles la información necesaria para tomar una decisión libre y conscientemente, sino también a aquellas que ya han abortado, que quedan abandonadas y se disponen a atravesar el síndrome del posaborto.
–Ya ha empezado la cuenta atrás para la Marcha por la Vida, ¿qué cabe esperar para el próximo día 27 de marzo? Y, ¿cuáles son sus grandes reivindicaciones en esta ocasión?
–Esperamos libertad para defender la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Este año tiene, igual que pasó en noviembre, una connotación muy distinta para nosotros. Ya no solamente es defender la vida humana con toda su dignidad y sin discriminar por etapas, sino que es importantísimo el tema de la libertad. Libertad de expresión para defender al no nacido, libertad para que el personal sanitario pueda objetar contra lo que entendemos es un atentado a la vida humana. Que estas dos libertades, muy relacionadas entre sí, estén siendo limitadas es una amenaza para la democracia y para la libertad de pensamiento y de opinión.
–La reforma del Código Penal que castiga con penas de cárcel de entre tres meses y un año está ya en el Senado a la espera de su aprobación definitiva. ¿A qué cree que se debe esta persecución a los provida?
–Rescatar estos bebés, incluso con toda la presión que se hace contra los rescatadores, quita muchísimo dinero a los centros abortistas y no están dispuestos a permitirlo. Quieren quitarnos de en medio. Pero cada día somos más.
Nosotros, que estamos cada día allí, sabemos que las dos cosas que más daño hacen a un abortorio son que hayamos rescatado más de 6.100 bebés directamente, luego tenemos otros rescates indirectos que también habría que sumar. Son muchas vidas en no muchos años; y segundo, la conciencia. Les toca mucho la conciencia que una mujer, cuando le llaman del abortorio para cogerles cita para abortar, les ha dicho que unas personas que estaban fuera le han hecho ver que estaba equivocada. Ellos intentan convencerla, pero les sienta muy mal que se echen para atrás. Les molesta mucho también ver que en las cercanías de los abortorios en sus cambios de turno una chica nos abraza, o una chica que está llorando a la que consolamos.
–En esta reforma se ha incluido un apartado que elimina la necesidad de denuncia previa. Esto supone equiparar las acciones de los provida que rezan, hacen vigilia o reparten información a los casos de violencia de género contra las mujeres. ¿Qué opina sobre esta comparación?
–Este nuevo apartado, que introdujo el PNV, sobre la no necesidad de una denuncia previa, es un atentado contra la libertad, contra la presunción de inocencia. Es increíble las formas que tienen de favorecer a los abortorios. Esto me hace reflexionar si existe alguna conexión de algún tipo entre estos centros y el Gobierno. Es muy raro que se haga algo así cuando saben perfectamente que no ha habido ni una sola denuncia en ninguno de estos años. Lo han intentado todo: grabarnos, hacernos fotos, meter chicas trampa… y no han conseguido ni una sola denuncia.
Vidas salvadas en solo unas horas
«Por amor a la vida»: un día en la lucha de las asociaciones contra el aborto
A nosotros nos han tirado sangre y placenta desde la ventana de un abortorio
–¿Qué opinión le merece la última propuesta de Irene Montero de modificación de la ley del aborto?
–Creen que ganan votos, pero está teniendo el efecto contrario. Esos tres días del periodo de reflexión se los han saltado siempre. La mayoría de países van hacia que una mujer pueda tener más tiempo, una semana o dos, mientras que Montero quiere quitarlo. Si la mujer no dispone de tiempo para pensárselo, se facilita mucho el aborto. Respecto a la obligación de que los hospitales cuenten con un médico abortista, ya existe en todos. En los únicos pocos donde no hay es porque no se puede cuando todo un equipo no quiere hacer abortos. ¿Qué pasa? ¿Va a predominar el afán de esta mujer para que el aborto sea absolutamente a la carta, con respecto a que un médico, con mucha más categoría personal y profesional, decida que eso es un asesinato y no quiere hacerlo?
–¿Cuáles son las mayores amenazas y obstáculos a los que se enfrenta el movimiento provida en la actualidad?
–Quizá el mayor problema que tenemos ahora mismo es que estatalmente se nos ponen todas las objeciones posibles. Pero concretamente, los rescatadores nos enfrentamos a que los abortorios llaman a la Policía Nacional y estos vienen al momento. Pero no uno o dos, sino una tanqueta de policías. Pasan despacito a ver si nos ven, cuando no estamos haciendo nada que viole ningún derecho. A nosotros nos tiran sangre y placenta, que ha pasado, desde la ventana del abortorio, llamamos a la Policía y no viene. Es increíble la desigualdad que hay con quien hay detrás de la Policía. Es el mayor enemigo que tenemos los rescatadores: lo fácil que lo tienen estos centros para llamar en cuanto nos ven, sin ninguna excusa. Nos ven salir del coche y ya están llamando. Hoy mismo hemos contabilizado nueve coches patrulla en dos horas. Así consiguen que las mujeres se asusten y que no estemos ahí.