Deporte para embarazadas: ¿un riesgo o un beneficio?

Muchas mujeres creen todavía que hacer deporte cuando están embarazadas conlleva algún tipo de riesgo para el bebé. De hecho, casi un 40 % de las gestantes (de entre las 1.000 mujeres encuestadas) admite no practicar ninguna actividad física por no provocar daños en el no nato –según datos del estudio Infinity Woman elaborado por Chicco– y el 13 % no sabe que puede hacer deporte de forma segura.

Nada más lejos de la realidad. Los expertos coinciden en que prácticas deportivas durante el embarazo ayudan a mejorar la salud, no solamente de la madre, sino también del hijo que lleva dentro.

La Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) expone las ventajas que los estudios han demostrado que las actividades físicas, unidos a las necesidades de un embarazo, tienen para las madres: valores de tensión arterial óptimos, mantenimiento del peso adecuado, niveles de glucosa controlados, detección fácil de patologías y menos dolor lumbar. A lo que el Instituto Materno-Infantil añade mantener el cuerpo fuerte y flexible y preparar los músculos para el parto.

Ventajas para madre e hijo

Estas consecuencias directas de la práctica deportiva se traducen en un posible acortamiento del parto, acelerar la recuperación del cuerpo después de este, reducir el riesgo de sufrir diabetes gestacional e hipertensión. Por otro lado, el bebé podrá beneficiarse de una frecuencia cardíaca fetal más baja. Cuando la madre practica algún deporte durante el embarazo, el recién nacido suele tener un peso más saludable al nacer y una masa corporal más baja en grasa.

¿Y cuáles son las actividades más recomendadas? Se debe tener en cuenta, en primer lugar, el mes de gestación en el que se encuentre la madre, su forma física en ese momento, y la experiencia, tanto de un embarazo anterior como del deporte que venía practicando cuando esa mujer se quedó embarazada. Ante cualquier complicación que se pueda dar durante la gestación, habría que consultar con el médico para evitar riesgos. Lo ideal, apuntan las matronas, es que cada mujer durante cada embarazo tuviera un programa de ejercicio individualizado.

Lo más recomendado y lo que menos

Ahora bien, apuntan de nuevo las matronas, existe consenso bajo la evidencia científica que recomienda ejercicios aeróbicos, aunque apenas existen datos para aconsejar el entrenamiento de fuerza. Por otro lado, habría que descartar todas las actividades que implican riesgos de impacto o presión-descompresión en el abdomen-feto, como el fútbol, voleibol, esquí, tenis, equitación, ciclismo, escalada o parapente, entre otros.

Los ejercicios acuáticos, en cambio, presentan un bajo riesgo de lesión y permiten combinar actividades aeróbicas con el fortalecimiento de los músculos. Por la inmersión en el agua supone una alternativa segura a otras prácticas deportivas, al igual que lo son el yoga, el pilates o la bicicleta estática.