Adolescentes y drogas: ¿cómo hablarlo en casa?
El alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas por los jóvenes, seguido del cannabis como droga psicoactiva que más utilizan
La edad media a la que los jóvenes comienzan a consumir sustancias psicoactivas se sitúa en los 14 años. En los últimos 27 años, se ha observado un atraso, aunque muy lento, de esta edad de inicio al consumo. En 1994, la media de jóvenes comenzaba a beber o fumar a los 13 años y medio. Estos datos se desgajan de la Encuesta sobre uso de drogas en enseñanza secundaria en España, que realiza cada dos años desde 1994 el Plan Nacional sobre drogas.
Según este mismo estudio, apodado Estudes, en su última edición (la de 2021), las drogas más consumidas por los adolescentes son el alcohol y el tabaco. Y lo que es más, el cannabis se mantiene como la sustancia ilegal más común entre los jóvenes. El 28,6 % lo ha probado alguna vez en su vida, el 22,2 % en el último año y el 14,9 % en el último mes. El consumo diario sigue siendo elevado y se sitúa en el 1,6 %, con una preponderancia mayor en chicos que en chicas.
De fácil acceso y muy aceptadas
¿Qué se esconde detrás de estos datos? La psicóloga de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia, Elena Notario, explica que una de las razones por las que los jóvenes consuman es la accesibilidad. «Tanto el alcohol como el tabaco, se pueden conseguir fácilmente, y están muy aceptadas socialmente», mientras que la marihuana suele ser empleada como forma de evasión de sus problemas.
Durante la etapa vital que se atraviesa en esos años, el niño es más propenso a conductas de riesgo, al no ser plenamente consciente del peligro ni de las consecuencias que esos actos entrañan. Y de hecho, Estudes señala que la percepción del riesgo con respecto al cannabis ha disminuido, aunque ligeramente, desde 1994.
El sentido del peligro
«Los adolescentes son más vulnerables a estas sustancias porque su personalidad no está formada del todo», expone Notario. El `a mi no me va a pasar nada´, `no me va a dar un coma etílico´, la curiosidad de algo que no han probado nunca y saber que es ilegal, o incluso la presión de ser aceptado en el grupo de iguales arrastra a los adolescentes hacia estas conductas de riesgo, que pueden degenerar no únicamente en trastornos por adicción, sino más a corto plazo, en pérdida del rendimiento escolar o problemas de cambio de conducta.
Cuanto más se aferra un joven al alcohol y las drogas para relacionarse con sus iguales, más dependencia le genera. «A nivel psicológico, se liga el consumo de sustancias con los planes de disfrute», explica la psicóloga de los adolescentes.
Contra todo lo expuesto, «la mejor prevención es la información, tanto de los padres como de los institutos», afirma Notario. Hacer visibles cuáles son las consecuencias a través de testimonios o de personas que sean influyentes para ellos parece ser lo más útil para hacer conscientes a los adolescentes de lo grave que puede ser el consumo abusivo de sustancias psicoactivas.
¿Cómo sacar el tema?
Las series para público adolescentes –como Élite, Euphoria o Por trece razones–, aunque son cada vez más explícitas en ciertos temas, muestran realidades sobre las drogas o el alcohol que permiten a los padres poder entablar una conversación con sus hijos en la que dilucidar cuál es su opinión sobre esta materia. «Series que hagan que desarrollen su pensamiento crítico y que dé pie a hablar de ello», expresa Notario, sobre lo que apunta que ha de entablarse el diálogo padre-hijo desde la escucha y no la prohibición. Ha de ser un debate de opiniones en el que se pregunte sin juzgar.
«Están viendo algo que les gusta, relajados, receptivos. Por eso estos momentos son mejores para hablar con ellos, porque no se van a poner a la defensiva». Pero, ¿cómo sacar el tema? La psicóloga de los adolescentes plantea como opción que los progenitores compartan sus propias experiencias, emplear los ejemplos que tenga a mano, personas cercanas o personajes ficticios que tanto triunfan en Netflix.