Seguridad en la piscina
Manguitos, flotadores, chalecos: ¿qué es más seguro?
Después de los accidentes de tráfico, el ahogamiento es la segunda causa de muerte accidental en menores de 19 años
Llega el buen tiempo, abren las piscinas y con ello aumenta el riesgo de que un niño pueda caerse dentro. Según la Asociación Española de Pediatría, el ahogamiento en entornos acuáticos es, después de los accidentes de tráfico, la segunda causa de muerte accidental en menores de 19 años y el mayor número de ellos se produce durante los meses de vacaciones.
Las causas pueden ser muy variadas, desde una falta de vigilancia de los padres a la propia temeridad del niño, que no es consciente del peligro del agua cuando es pequeño; no obstante, no se puede descartar el papel fundamental que juegan los dispositivos de flotación y seguridad a la hora de prevenir estos tristes accidentes.
Una falsa sensación de seguridad
Los flotadores son unos de los más usados, junto a los manguitos. Hay que tener en cuenta que no todos los tipos de hinchables son igual de seguros. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha emitido recientemente un comunicado en el que desaconseja el uso de flotadores de cuello –muy usados en spas para bebés y ciertas terapias acuáticas– debido al alto riesgo de lesiones, especialmente en bebés con retrasos en el desarrollo o necesidades especiales.
Los pediatras españoles se suman a este llamamiento y añaden además que la forma más segura de que un niño se bañe es en brazos de un adulto y siempre sujeto y supervisado. Los flotadores dan una falsa sensación de seguridad, si bien en realidad, advierten desde la Asociación Española de Pediatría, no protegen del ahogamiento, al igual que ocurre con los manguitos.
Protección no hinchable
En todo caso, recomiendan que los niños aprendan a nadar a partir de los cuatro años, aunque esto no quiere decir que se encuentren del todo fuera de peligro en la piscina o en el mar. Dejando de lado los hinchables, los chalecos salvavidas son la protección más eficaz para los pequeños en el agua. Los pediatras subrayan que este ha de ser homologado y de la talla del niño, para que tenga un mejor ajuste al cuerpo y deje los brazos libres para poder nadar.
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) también respalda la opción del chaleco, ya que la mayoría de los flotadores están considerados juguetes acuáticos, lo que no obliga a los fabricantes a cumplir normas básicas de flotabilidad.
Recomendaciones de los pediatras para evitar ahogamientos infantiles
- Vigilar siempre al niño cuando esté en el agua, sobre todo cuando sea más pequeño.
- Usar flotadores (mejor chaleco que manguitos) si no sabe nadar, pero vigilarlo aún así.
- Las vallas que rodean las piscinas evitan que el niño pueda caer dentro, pero hay que mantenerlas cerradas mientras no se use.
- Enseñar al niño cuanto antes. Aunque se recomienda que aprendan partir de los cuatro años, hay estudios que apuntan que hacerlo entre los 1 y 3 previene el riesgo de ahogamiento.
- No hay que olvidar que los más pequeños pueden sumergir la cabeza en bajas profundidades.