10 consejos para que los niños lean en verano
Así se pueden aficionar los más pequeños a la lectura durante los meses de verano sin que vean esta práctica como una obligación
El descanso para los niños es esencial, y después de los largos meses del curso, es importante que en verano recarguen pilas y se preparen para el nuevo curso que empezará en septiembre. La lectura es una de las aficiones que más ayudan a los niños a su desarrollo, y dejar de leer durante los meses de verano puede conllevar una pérdida importante de léxico, vocabulario y comprensión lectora. Para evitarlo, El Debate trae 10 consejos para fomentar la lectura en los más pequeños.
Dar ejemplo
Los niños en edades tempranas son una esponja: absorben todo lo que ven a su alrededor e intentan imitar en todo lo que pueden a sus seres más cercanos, especialmente a los padres. En verano hay más tiempo para el ocio, por eso es importante que los más pequeños vean a sus padres invertir en la lectura durante sus ratos libres. Cuando los niños ven que sus figuras de referencia leen, entienden que es una actividad importante y la integran en sus vidas con mayor naturalidad.
Acercar la lectura a su mundo
Es esencial que los niños vean la lectura como algo cotidiano, por lo tanto, cobra importancia el aprovechar las diferentes actividades que se realizan en verano para relacionarlas con la lectura e integrarla en el día a día de los niños. Si las vacaciones son en una ciudad concreta, en la playa o en la montaña, es recomendable que las lecturas de los niños se adapten a los planes de verano, para que sientan la lectura como algo cercano. Además, se sentirán más identificados con los personajes y disfrutarán mucho más de los libros.
Leer en voz alta a los niños
Compartir las lecturas con los niños es una manera estupenda de que integren los libros en su día a día y en sus conversaciones. Leerles en voz alta es primordial para que sigan desarrollando durante el verano la comprensión lectora. Además, los libros se pueden teatralizar poniendo voces, cantando, actuando, haciendo así la lectura mucho más divertida para los niños y quieran repetir. Para los niños más grandes una buena idea es empezar a leer el mismo libro toda la familia y luego comentarlo durante la cena, la comida o los ratos libres.
La hora del cuento
Durante los días de verano los horarios y las rutinas varían muchísimo respecto al día a día del colegio. Aun así, los niños necesitan un orden en su vida, por lo que ajustar una hora al día de lectura, aparte de fomentar esta práctica, les ayudará también a ordenar sus momentos de ocio. La rutina crea el hábito, y los niños lo adquieren con una rapidez superior a los adultos.
Menos tele y más lecturas
Los padres deben encontrar el equilibrio entre las horas de televisión y los momentos de lectura. La lectura es una actividad que requiere un esfuerzo mayor que ver la televisión, por lo que los niños cuando estén cansados preferirán ver la tele antes que leer un libro. Es muy importante que los niños no vean los libros como la competencia de la televisión. Si ven la lectura como un castigo, los esfuerzos de los padres porque lean se verán frustrados.
Lleva un libro siempre encima
El tiempo libre en verano se multiplica por mil en comparación con las horas de ocio durante el curso. Es por eso que durante las vacaciones los niños pueden tener mucho tiempo muerto. Los padres pueden aprovechar esos ratos para ofrecer a los niños un libro. Las largas filas de los parques de atracciones, las esperas en los restaurantes o los viajes en coche son ocasiones perfectas para que los niños se aficionen a la lectura mientras se entretienen.
La lectura como placer
La lectura como obligación o castigo hace un efecto contrario en los niños, que acaban rechazando los libros. Leer debe ser un placer para ellos, un entretenimiento más. Para ello es importante que sean ellos quienes elijan qué libros quieren leer y no se les impongan libros. La finalidad es que disfruten y se aficionen a la lectura, no la calidad literaria de estas. Los padres pueden ayudar a los niños y guiarlos en sus lecturas, así como adaptarlos a su edad, habilidades y gustos.
Aprovechar los viajes
El visitar un nuevo país o ciudad es una oportunidad única para motivar la lectura en los más pequeños. Existen muchas guías de ciudades adaptadas a niños, por lo que una buena manera de que conozcan el lugar que van a visitar es a través de la lectura. También es muy enriquecedor para los niños el que conozcan autores de las diferentes ciudades que visitan y que puedan indagar en sus vidas a través de libros adaptados a ellos.
La lectura, un juego más
Como ya hemos hablado antes, debemos integrar la lectura en el ocio de los niños. Para esto, se pueden colocar los libros en el mismo espacio donde están los juguetes, para que los más pequeños asocien la lectura con la diversión. También se puede leer algo entre juego y juego, teatralizarlo, inventar aventuras e integrar las historias de los libros con los demás juguetes.
Fomentar la escritura
Para ayudar a los niños a que no olviden lo aprendido durante el curso los padres deben fomentar la escritura lúdica. No se trata de escriban en los típicos cuadernillos de verano, sino de una escritura por placer. Por ejemplo, se pueden mandar postales a los familiares y que las escriban los niños, o narrar el día a día de un viaje en un diario.