¿Hay una edad legal a la que un niño puede quedarse solo en casa?

El 9,1 % de los menores de 12 años se quedan solos en casa. Y de ellos, un 5 % tiene menos de cuatro años. Estos datos se extraen del informe Accidentes en la población infantil española, elaborado por la fundación Mapfre y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Al bajar al garaje porque algo que se ha olvidado en el coche, a comprar el pan o cualquier otro recado, muchos padres dejan a sus hijos sin vigilancia, sin pensar en que su afán por descubrir el mundo cuando son pequeños y el no ver el miedo por ninguna parte podrán hacer que pierdan el equilibrio al saltar en el sofá cuando nadie los mira.

En realidad, la legislación española no contempla ninguna edad mínima para que los niños puedan quedarse solos en el hogar familiar. Sin embargo, el Código Civil, concretamente en su artículo 172, queda plasmado que se puede considerar situación de desamparo aquella que se «produce de hecho o a causa del incumplimiento o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de menores, cuando estos queden privados de la necesaria asistencia moral o material».

La sanción que se contempla cuando la ley considera que hay desamparo al dejar al niño solo en casa puede llegar a la pena de cárcel o la pérdida de la tutela. El artículo 229.1 del Código Penal ahonda aún más en el tema al especificar que «el abandono de un menor de edad por parte de la persona encargada de su guarda, será castigado con la pena de prisión de uno a dos años».

Pero esto sucede solo en la más extrema de las situaciones. Lo que los expertos recomiendan es que los menores no se queden solos en casa hasta los diez años o más entrada la preadolescencia, a los doce o trece; aunque también depende del niño, de su madurez y de si se le ve preparado para pasar unas horas consigo mismo.

La personalidad y la responsabilidad son algunas de las pautas que pueden indicar a sus padres cuándo ha llegado el momento de poder bajar un momento al supermercado sin la preocupación de qué van a encontrarse al regresar.

El dejarle solo en casa ha de ser un proceso gradual, que se puede empezar a preparar desde tempranas edades, sobre todo fomentando su autonomía. Que se vistan solos, que se peinen, que tengan responsabilidades en casa, como preparar su mochila para el colegio para el día siguiente o incluso dejándole paulatinamente algún tiempo a solas en su habitación.

No sobreproteger a los niños es la mejor manera de que crezcan siendo autónomos e independientes, algo para lo que también es beneficioso que los padres aplaudan las decisiones de sus hijos que impliquen que asumen la responsabilidad y las consecuencias de sus actos.

Aunque pueda despertar preocupación en sus padres, que los niños se queden en casa cuando sus padres salen puede ayudar también a aumentar su confianza y, de nuevo, su independencia. Para estar tan tranquilo como el niño, que si está entretenido no notará la soledad, pueden sus padres dejarle apuntados números de teléfono a los que llamar si pasa algo, o incluso llamarle o mandarle un mensaje de vez en cuando.