A lomos de sus camellos, sus majestades han llegado alguna vez a San Sebastián en barca hacia la playa, aunque suele ser una sorpresa. Después de ser recibidos por los donostiarras, se suelen dirigir al Ayuntamiento, para recibir las cartas de todos los niños de la ciudad. En la cabalgata, participan, acompañando a sus majestades, trikitilaris, txarangas, bomberos y los pajes de cada uno de los reyes.