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Padres discutiendo detrás de sus hijos en la cocinaGtres

Del amor al odio con una firma: cómo proteger a los hijos durante el divorcio

«Aunque ya no sean pareja, siguen siendo padres, y por tanto teniendo esa responsabilidad de cuidar y proteger a sus hijos», afirma la psicóloga Mercedes Bermejo

Quizá mientras Shakira componía su Session #53 con Bizarrap, sus hijos escuchaban cómo ensayaba en la ducha cada estrofa; y también pudieron leer cómo la prensa descubría la infidelidad de su padre y confirmaba su relación con otra mujer. Milan y Sasha, de 9 y 11 años, son el ejemplo de unos hijos afectados por un proceso de divorcio en el que se les ha sobreinformado, si bien no por deseo expreso de sus padres.

En el medio está la virtud, decía Aristóteles, y según confirma Mercedes Bermejo, vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, en el medio está también el punto en el que hay que mantener a los niños durante un proceso de divorcio. «Ni omitir toda la información, ni sobreinformar al menor» sería la recomendación de la psicóloga. En este sentido, algo sobre lo que sí hace hincapié es no interrogar al niño cuando pasa tiempo con el otro progenitor, nada de «¿qué has hecho?», «¿con quién?» o «¿qué te ha dicho?».

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Los conflictos que se tienen dentro de la pareja no habría que hacerlos triangular sobre los hijos. «Tienen derecho a ser informados sobre lo que está ocurriendo, pero involucrarles hace que los pequeños entren en una lucha de lealtades que no les corresponde», asegura Bermejo. Algo que la psicóloga repite a los pacientes que atraviesan una separación en su consulta es que aunque hayan dejado de ser pareja, siguen siendo padres, y por tanto siguen teniendo esa responsabilidad de cuidar y proteger a los hijos.

¿Cómo se puede tener la conversación? ¿Cómo explicarles de la mejor manera posible a los niños que, aunque papá y mamá se siguen queriendo, ya no van a vivir todos juntos? Bermejo responde: «Teniendo un lenguaje breve, claro, conciso y adaptado a su etapa evolutiva». Ha de ser el adulto el que se agache y se ponga a la altura del niño en un diálogo que ha de centrarse en explicar qué va a ocurrir a partir de ese momento desde la tranquilidad, la estabilidad y la seguridad, para no caer en el sermón.

«Es muy importante que la información la puedan dar los dos progenitores, de manera mediada. Es mucho más favorable que no que cada uno dé su versión», aclara la psicóloga. Y en esta misma línea, otro de los tics a marcar en la lista de cosas por hacer es no hablar mal del otro. «Cuando se critica al otro progenitor delante del niño se ataca directamente a una parte de su cerebro donde sus cuidadores primarios son sus referentes», explica la vocal del Colegio de la Psicología de Madrid. Los padres, para un niño, son una parte muy importante de su integridad, de su identidad y su autoestima.

¿Qué supone un divorcio para los hijos?

El tipo de respuesta que puede generar en los menores la noticia de un divorcio es muy variable, afirma Bermejo ya que depende «de la edad que tengan, del tipo de conflicto, de si ha sido amistoso, consensuado o repentino». Pero uno de los síntomas que más se encuentran los psicólogos en consulta es la culpa. «Dentro de su pensamiento mágico, creen que puede haber sucedido por algo malo que han hecho ellos y esto es muy importante aclarárselo», continúa la psicóloga.

Pero a parte de esto se ven también con frecuencia cambios en el estado de ánimo, bajada del rendimiento académico, sentimientos de soledad, problemas de autoestima, muchos miedos en torno al futuro y el presente. Incluso hay también pequeños que al no saber ponerle palabras a lo que sienten lo somatizan en lo físico: problemas de estómago, dolores de cabeza y malestar en general. «Son niños que necesitan mucha atención y protección en estos momentos», destaca Bermejo, quien concluye: «Es tanto el malestar que sienten que ni siquiera lo entienden».