Programa Desconect@
Marc Masip, psicólogo: «Les llamamos nativos digitales, pero para mí son analfabetos digitales»
Desconect@ es un programa psicoeducativo que ayuda a los adolescentes con adicción a las nuevas tecnologías y otro tipo de trastornos
El adosado de muros blancos, cerca del madrileño barrio de Arturo Soria, donde el psicólogo Marc Masip abre la puerta, podría ser el hogar de cualquier familia. Al entrar, solo se escuchan las hojas arrastradas por el viento de un lado a otro del patio que media hora después llenarán los niños que allí estudian.
Podría ser una casa cualquiera de no ser por el gran letrero en la fachada en el que se lee Desconect@ y que desvela que se trata de un centro de terapia para adolescentes y sus familias, especializado en trastornos y adicciones. Marc Masip es el CEO del programa y explica a El Debate en qué consiste, cómo son los adolescentes de hoy o cuáles son las adicciones o trastornos que más se ven, entre otras cuestiones.
–¿Cómo surge el programa Desconect@? Y, ¿por qué?
–Surge de empezar a ver en 2011 y 2012 una hiperconexión en la gente, en la sociedad en general, pero sobre todo en los más jóvenes. Entonces empezaba a llegar el smartphone, las redes sociales y empecé a ver cómo la gente dedicaba mucho más tiempo a la pantalla y mucho menos a su vida. Se sustituían actividades. Estaba estudiando todavía psicología y comencé a hacer sesiones de terapia con adolescentes de forma individual. Poco a poco vas viendo las carencias que los jóvenes tienen, en este caso tanto emocionales como académicas, y al final desconect@ se convierte en un aula terapéutica para chicos con dificultades de aprendizaje y problemas de salud mental y en un hospital de día donde los chicos que tienen una patología, unas dificultades a nivel de salud mental más graves, sin llegar a un extremo absoluto, pueden venir a realizar sus terapias durante siete horas al día individualmente o en grupo.
–Desconect@ se convierte en el colegio al que van cada día.
–Se convierte en su aula. Siguen cursando ya sea secundaria o bachillerato de forma oficial y ordinaria, pero con una individualización, con grupos de seis alumnos por clase, con seguimiento psicológico y pedagógico. Tiene que haber también una retroalimentación en lo más importante que tienen, su familia, su vida social, su parte académica y su estado emocional, que es fundamental.
Fundación Desconect@
Para poder ser accesibles a familias que puedan no permitirse llevar a sus hijos a Desconect@, han lanzado una fundación para costear becas para alumnos.
–¿Cómo es el adolescente de hoy?
–Les llamamos nativos digitales, pero para mí son analfabetos digitales. Utilizan mucho la tecnología, pero no saben cómo. España es el país con más adicción adolescente a la red. El 2022 fue el año con más suicidios adolescentes desde 1906. Aunque hay cada vez más conciencia sobre el tema, veo que los jóvenes de hoy padecen falta de esfuerzo, de constancia, de aprovechar las oportunidades. Incluso hablaría de jóvenes que encuentran un trabajo, y lo dejan; cogen otro y lo vuelven a dejar, por falta de pertenencia a la empresa, por dejadez. No digo que antes la educación fuera mejor ni peor, pero ahora exigimos antes de demostrar y creo que siempre se ha de demostrar antes de pedir. Les estamos sobreprotegiendo, no les dejamos aburrirse, no les dejamos que estén sin hacer nada, que aprendan a tolerar la frustración o gestionar sus emociones. Faltan límites, faltan prohibiciones, falta respeto a la autoridad.
–¿Cuáles son las adicciones o los trastornos más comunes?
–Lo que más estamos viendo es la adicción a los videojuegos; el consumo de hachís y marihuana también está muy extendido, es muy accesible y está muy normalizado. Parece que «que mi hijo fume porros» no es tan extraño o tan grave. Es gravísimo y más a estas edades en que el cerebro se está desarrollando. La adicción a los videojuegos es ya la primera causa de petición de ayuda de las familias. Las nuevas tecnologías, en este caso los videojuegos, están catalogados como causantes de enfermedades patológicas.
–¿Cómo influyen en esto las redes sociales?
–En todas las patologías, ya sea trastorno de alimentación, depresión, consumo o conducta, las redes sociales tienen un papel de altavoz y de potenciador de ese malestar. Hay un problema con las tecnológicas, que no tienen normas estatales que les rija el uso, como por ejemplo pasa con el tabaco, pero también un problema de las familias que no están formadas en las nuevas tecnologías para poder educar a sus hijos, también de las escuelas y los centros. Luego, hay también un tema económico. Al final las redes sociales son gratuitas y cuando el producto se ofrece así, es que el producto eres tú.
–¿Cómo pueden los padres ayudar a prevenir que sus hijos caigan en una adicción?
–No es que un padre pueda ayudar a prevenir la adicción a su hijo, es que debe. Y en ello tiene una misión fundamental. El papel trascendental de la familia, primero, es dar ejemplo. Luego, en formarnos para educar y acudir a un profesional cuando hay una adicción. Muchas veces la responsabilidad de cómo llegan aquí los niños es de los padres.
La exigencia desde el amor es fundamental. El hecho de que un niño aprenda a tener límites, aprenda a saber lo que sí, lo que no, y el porqué del no. Evidentemente, no porque lo diga papá o mamá. El poder explicarle a tu hijo o tu hija por qué no debe hacer eso, porque si debe hacer eso o fomentar el criterio propio.