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Un estudio internacional aclara la genética del parto prematuro y la duración del embarazo

Que el alumbramiento se produzca antes de la semana 37 de gestación es la causa inmediata de muerte más frecuente entre los recién nacidos y los niños de hasta cinco años

Un amplio estudio internacional, realizado bajo los auspicios de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) incluye las formas en que, antes del nacimiento, los genes de la mujer y del feto tienen efectos mutuamente antagónicos y permite conocen mejor los factores genéticos que subyacen al parto prematuro y a la duración de la gestación.

Estos resultados, publicados en la revista Nature Genetics, aumentan el potencial de desarrollo a largo plazo de fármacos para inducir el parto (nacimiento) y lo que es aún más importante alcanzar el objetivo de prevenir los nacimientos prematuros.

En todo el mundo, el parto prematuro –cuando el alumbramiento es antes de la semana 37 de gestación– es la causa inmediata de muerte más frecuente entre los recién nacidos y los niños de hasta cinco años; y cuanto más temprano es el parto, mayor es el riesgo.

Los márgenes mínimos de un parto humano nos diferencian de otros mamíferos. La pelvis de una mujer apenas permite el paso de un feto completamente desarrollado; en cambio, el pasaje pélvico de una hembra de chimpancé, por ejemplo, tiene el doble de diámetro que el de su cría.

El proceso que precede a un parto humano es, por tanto, extremadamente crítico, y para mejorar la comprensión de los procesos que rigen cuándo tiene lugar el inicio del parto, hay que estudiar específicamente a los seres humanos: en este caso, la genética de la mujer y de su feto.

El presente estudio supera a sus predecesores en tamaño y amplitud. En esta ocasión han participado unos 90 investigadores de la red internacional Early Growth Genetics Consortium (EGG). Se incluyeron algo más de 20 cohortes de nacimiento internacionales, con un total de 279.043 individuos estudiados.

«Los resultados nos han dado más vías para entender cómo se inicia el parto, tanto a término como en el parto prematuro. En las muestras, pudimos identificar numerosas variantes genéticas no descubiertas previamente asociadas con el momento del parto, y éstas proporcionan una visión inigualable de los mecanismos biológicos subyacentes», señala Bo Jacobsson, catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Academia Sahlgrenska y médico consultor senior del Hospital Universitario Sahlgrenska, que dirigió el estudio.

Para saber si la duración de la gestación viene determinada por los genes de la mujer o del feto, se examinaron 136.833 casos. En ellos participaban o bien la combinación de ambos progenitores y su descendencia, o bien la mujer y su descendencia, lo que permitía distinguir con mayor precisión los efectos del genoma de la mujer y el del niño, respectivamente.

El primer autor del estudio, Pol Solé Navais, investigador de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, describe cómo los resultados apoyan la hipótesis de conflictos genéticos entre madre e hijo.

«Lo que vemos es que podría haber un conflicto entre los genomas de la mujer y el feto, respectivamente, en lo que se refiere a la duración del embarazo –explica–. Genéticamente, los genes de la mujer favorecen un inicio más temprano del parto para expulsar al niño, por su propia supervivencia, mientras que los del feto favorecen la prolongación del embarazo para ganar peso. Así que llegan a una especie de acuerdo de compromiso», afirma.

A largo plazo, la investigación tiene dos objetivos: desarrollar fármacos que puedan prevenir el parto prematuro y mitigar o potenciar las contracciones durante el parto. Según los investigadores, los resultados de su estudio demuestran que los estudios sobre genética humana son una buena forma de encontrar dianas imaginables para estas terapias farmacológicas.