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Una embarazada con una copa de vino en la manoGTRES

Descubren cómo afecta a la memoria la exposición a alcohol durante el embarazo

A través de un estudio probado en roedores investigadores españoles han descubierto una terapia para corregir el déficit de memoria de los individuos jóvenes que estuvieron expuestos al alcohol durante el embarazo

Un equipo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona ha descubierto, a través de un estudio en ratones, el mecanismo neurobiológico y la terapia para corregir el déficit en la memoria de los jóvenes que estuvieron expuestos al alcohol durante el embarazo y la lactancia. Este hallazgo abre la puerta a futuros estudios para conseguir curas para estas personas.

Según ha explicado la institución en un comunicado, el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) surge por haber estado expuesto durante el embarazo o la lactancia, e incluye muchas afectaciones posibles, desde dificultades en la emociones –en los casos más leves– hasta malformaciones físicas –en los más severos–.

Entre sus resultados más destacados se encuentra que los ratones nacidos de madres que han tenido un consumo esporádico de bebidas alcohólicas durante la gestación y la lactancia presentan un déficit de memoria que se mantiene hasta la edad adulta. Según advierte la coordinadora del estudio, Olga Valverde, «no hace falta una exposición crónica al alcohol para que se dé una TEAF. Un consumo puntual con intoxicación, o una borrachera, es suficiente para ver alteraciones en la memoria».

Por su parte, en cuanto al tratamiento, Valverde y sus colegas proponen el fármaco pioglitazona, usado para controlar el azúcar que, según Alba García-Baos, autora principal del estudio, «consigue reducir los déficits continuos de memoria en niños y niñas con Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal».

Para su estudio, los investigadores solo han estudiado las alteraciones en la memoria, según puntualiza Valverde. Todavía quedan por analizar otras alteraciones emocionales, conductuales o motivacionales asociadas al trastorno. Además, aunque el estudio solo se ha hecho en roedores, su coordinadora ha dicho que puede ser «relativamente fácil» comprobar si la terapia funcionaría en humanos. «Los ratones y las personas somos especies de mamíferos con muchas similitudes, y ya existen fármacos con efectos similares que están aprobados para usarse en población infantil», indica.