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Lázaro: «Una familia puede ayudar a sanar las heridas»

En España está en funcionamiento el piso de Madrid, Barcelona y el Puerto de Santa María, una zona muy castigada por la crisis económica

El Proyecto Lázaro surgió en 2012 en Francia, a través de una asociación que se llama Amigos por la Amistad. Todo comenzó cuando dos amigos se fueron a vivir con personas que habían conocido en la calle, pusieron un piso y comenzaron a vivir en fraternidad. Ahora, desde 2017, la asociación está en Madrid. «Es la primera vez que tenemos un piso al modelo francés y podemos compartir cómo vivir la experiencia», nos cuenta José, uno de los jóvenes que participa en el proyecto Lázaro.

Las mujeres viven por un lado y los hombres por otro, aunque tienen zonas comunes donde comparten el tiempo juntos.

Lázaro es una iniciativa católico religiosa y el proyecto se ha expandido por Europa a países como Bélgica, Suiza o Londres. El mayor número de casas se encuentran en Francia, donde hay más de 15. En España está en funcionamiento la de Madrid, Barcelona y el Puerto de Santa María, una zona muy castigada por la crisis económica.

Salón del piso de las mujeres en Lázaro

«Vienen muchos voluntarios de manera personal y a través de ONG. Hacemos talleres y proyectos con ellos, lo cual ayuda a transformar la vida de las personas que viven aquí y que han pasado por situaciones vitales poco favorables», comenta José. Ya que es una iniciativa de corte católico, los jóvenes colaboradores están comprometidos con la religión y actúan en base a los valores cristianos de fraternidad y ayuda al prójimo.

La idea es crear una relación de horizontalidad en la que nadie está por encima de los otros, sino que viven todos juntos en armonía. El compromiso de los voluntarios es entregar su amistad a esas personas que llegan en situaciones poco favorables, no solo para reinsertarlos en la sociedad sino ofreciéndoles un espacio de apoyo, crear una amistad y vivir ayudándose en el día a día.

La diferencia con otros proyectos de acogida o con otro tipo de alojamiento de personas en situación de calle es que en Lázaro se busca crear una sensación de familiaridad a largo plazo. Esto significa que no pueden tener una rotación muy alta. La idea es que las personas que lleguen pasen por lo menos un año. De esta manera, sin restarle su independencia, tienen la oportunidad de reconstruir su vida poco a poco. El objetivo de este proceso es que, con un nuevo objetivo, algún día puedan abandonar Lázaro y dejar ese hueco para que otra persona pueda reconstruir su vida.

¿Quién vive en Lázaro?

En Lázaro viven personas que han estado en situación de calle o de vulnerabilidad junto con estudiantes o trabajadores que se ofrecen a convivir con ellos. Entre todos forman una gran familia, en la que todos son iguales y se ayudan mutuamente con las cosas del día a día. Muchos no tienen familia, un sitio a donde volver si las cosas van mal. Por motivos como este, ante un problema se han encontrado solos contra el mundo, sin un lugar a donde ir.

Ahí es donde aparece Lázaro para acoger a esas personas y ayudarlas a reconstruir su vida. Darles otra oportunidad. Conocer gente, aprender, recuperar las ganas de luchar por todo y salir al mundo con la certeza de que todo va a ir mejor. «Ellos lo que encuentran aquí es una familia, algo que les ayuda a sanar las heridas. Es mucho más que un techo, para ellos esto es su hogar».

También hay algunas personas extranjeras, cuyo caso es también complicado. Han llegado a un nuevo país y las cosas no han ido bien, no tienen trabajo, familia a la que acudir. En Lázaro encuentran a su nueva familia y con ella una luz que brilla donde todo era antes oscuro.

La vida en la calle

Es duro pensar que no tienes un sitio a donde ir. Estás perdido, dando vueltas por el mundo buscando un lugar seguro en el que pasen los días y no se te hagan muy largos. Conviviendo con el miedo, el frío, la inseguridad de si el día siguiente vas a estar mejor o peor. Estar 24 horas al día, 365 días al año a merced de lo que quiera el destino. Eso es vivir en la calle.

En Lázaro hay personas que lo han vivido de primera mano. Algunos han estado más de 20 años sin hogar, no seguidos, porque según dice José: «Pero no son los 19 o 20 años seguidos en la calle, si no ahora mismo no estaría hablando tan claramente contigo. Tendría algún tipo de enfermedad mental».

También son algunas las mujeres que hay en situación de calle, aunque suponen una minoría. El Ayuntamiento de Madrid intenta quitar a todas las mujeres posibles de situación de calle ya que las considera más vulnerables. En caso de haber una plaza disponible para ir a una casa de acogida, entre un hombre y una mujer, va la mujer.

Cuestiones de trabajo

No todas son personas que han acabado viviendo en situación de calle, sino también algunas que han perdido su trabajo y no han conseguido encontrar otro. Ante esta situación no tienen suficientes ingresos como para alquilar una vivienda y recurren a fundaciones como Lázaro.

Es una realidad que el paro en España alcanza cifras realmente desorbitadas. Según un estudio del INE, a nivel nacional la tasa de paro en el año 2022 fue del 12,9 %. También existen los casos de personas que tienen trabajo pero con contratos realmente malos, pagos irregulares y ningún tipo de seguridad a largo plazo.

Es el caso de Rosa, una mujer que vive en Lázaro desde el año 2016, cuando perdió su trabajo. Se quedó un mes sin cobrar y tuvo problemas para pagar el alquiler, por lo que tuvo que acudir a una fundación que tenía pisos de acogida. Con ellos estuvo 3 años y luego llegó a Lázaro. «Sí, se está bien, pero una quiere tener su independencia», cuenta Rosa.

Como decía José –uno de los voluntarios que viven en Lázaro– el objetivo es que todos puedan volver a tener su independencia y salir al mundo con ilusión y la seguridad de que van a estar bien.

Valores cristianos

En Lázaro trabajan conforme a los valores cristianos de la fraternidad, el respeto y el amor. El ambiente que se respira allí te hace sentir a gusto, como en casa. Estás en un lugar seguro, donde se preocupan por ti, que a veces es lo mínimo que necesita un ser humano. Estas personas merecían otra oportunidad y Lázaro les ha abierto sus brazos. Ha sido ese pequeño empujón que en ocasiones todos necesitan en algún momento de su vida. Sin duda, y como todos sienten allí, Lázaro es una familia.