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La doctora Lucía Galán, más conocida como Lucía, mi pediatraPaula Argüelles

Todos los mitos de la salud infantil, desmentidos por 'Lucía, mi pediatra': «Andar descalzo no te pone malo»

El último libro de la doctora Lucía García Bertrand, 'Los virus no entran por los pies' es una guía contra todas las leyendas urbanas de la salud infanto-juvenil sin ninguna base científica

Cuantas veces dicen las madres –y sus madres antes que ellas–: «No andes descalzo, que te constipas». Lo que no todas saben es que los virus, como dice el título del último libro de Lucía, mi pediatra, no entran por los pies. La doctora, reconocida en sus redes con más de 900.000 seguidores, ha decidido desmentir mitos como el de andar descalzo después de haberlos escuchado en su consulta durante 20 años que lleva de profesión. El resultado es una guía contra todas las leyendas urbanas de la salud infanto-juvenil sin ninguna base científica, desde ponerle a un bebé un collar de ámbar para aliviar el dolor del crecimiento de los dientes hasta el popular corte de digestión veraniego que deja a los niños media tarde sentados en el sofá esperando para poder bañarse.

–¿Qué consecuencias pueden tener para los niños todos estos consejos sin base científica que planteas en tu libro?

–Hago un recorrido que va de menos a mas, desde los típicos chascarrillos del bebé que aparece en la consulta con un trozo de papel en la frente, porque eso le va a quitar el hipo, o la tirita en la barriga para que no vomite en el coche, pasando por ejemplo al collar de ámbar que se pone a los bebés para evitar el sufrimiento de la dentición. Los dientes realmente no duelen tanto, pero sí se han descrito ya casos de estrangulamiento y de accidentes importantes en bebés.

–¿Podríamos hacer un recorrido por los más conocidos, empezando por ejemplo, por el chupete?

–El gran malvado. El chupete es odiado por unos y amado por otros. Realmente cumple su función, lo que pasa es que tiene un inicio y un final. Es un factor protector de la muerte súbita del lactante. Fíjate si es importante, pero las familias tienen que saber que lo ponemos a partir de la tercera o cuarta semana de vida, cuando la lactancia materna ya está instaurada, y entre los 18 y los 24 lo retiramos. Si no, podemos correr el riesgo de tener deformidades en los dientes y en la boca y que eso nos cueste una ortodoncia. El chupete no es ni bueno ni malo: durante un época de los bebés les calma, les relaja, les tranquiliza, les ayuda a conciliar el sueño. Pero tenemos que tener claros cuáles son esos tiempos.

El nuevo libro de Lucía, mi pediatra se titula 'Los virus no entran por los pies'Paula Argüelles

–¿De dónde viene la expresión «dormir como un bebé»?

–Eso me pregunto, cuando en realidad los bebés realmente duermen fatal. El niño lleva un ritmo circadiano distinto al de los adultos, que nos reseteamos cada 24 horas más o menos. Los bebés de los cero a los seis meses tienen un ritmo ultradiano, es decir, cada hora y media o dos su metabolismo vuelve a empezar de cero. Dormir como un bebé para un adulto es una tortura. A partir de los seis meses ya el sueño empieza a madurar y los despertares se empiezan a alargar, pero aún así hasta los dos años pueden llegar a tener dos o tres despertares en una noche.

–¿Qué ciencia hay detrás de tomar bebidas para deportistas en un caso de gastroenteritis?

–Desde hace muchos años las bebidas para deportistas y los refrescos están desaconsejados en el tratamiento de las diarreas. ¿Por qué? Porque pueden empeorarla. Estas bebidas concentran en un líquido una alta concentración de azúcares y de sales que al ingerirlo a nuestro cuerpo le chirría. Entonces, al tener esa ese líquido tan altamente concentrado en el intestino, el resto del agua que tenemos en el cuerpo lo empuja hacia el intestino para intentar diluirlo. Si ya tenemos una diarrea en la que estamos perdiendo agua y además el poco agua que nos queda en el en el cuerpo se empuja al intestino para diluir ese contenido, pues la diarrea empeora y a veces tenemos niños que llegan a la deshidratación. Cuando un hijo está con diarrea tiene que intentar comer en pequeñas cantidades, pero comida normal y beber en pequeñas cantidades. Si la gastroenteritis o los vómitos son tan importantes que no llega a tolerar eso, entonces nos pasamos a las soluciones de rehidratación oral, que es el suero oral.

Lucía Galán, durante su entrevistaPaula Argüelles

–¿Y sobre los remedios caseros para la tos?

–La tos es un mecanismo de defensa de nuestro organismo. Cuando hablamos de tos catarral, el cuerpo tose porque identifica que tiene ahí bastante moco, que hay bastantes sustancias que necesita limpiar y aclarar, entonces activa el mecanismo. Lo que tenemos que hacer es animar al niño a que tosa para movilizar esas secreciones y al mismo tiempo le damos agua para que lo traguen y lo elimine luego vía intestinal. El beber agua ayuda a fluir el moco. Tenemos evidencia sólida sobre ello. El mejor mucolítico que tienen los niños es beber agua y mantenerles bien hidratados. Los jarabes para la tos no están aconsejados en la infancia porque no hay evidencia científica de que funcionen y además tienen efectos secundarios que en ocasiones pueden ser importantes.

–¿Cortar una cebolla y ponerla en la mesilla de noche mientras duerme o la cucharada de miel?

–La cebolla partida es una de estas estos mitos en los que yo no invierto demasiada energía en rebatirlo porque realmente no tenemos estudios sobre ello. El sentido común nos dice que esto no tiene mucha, pero si una madre me dice que le funciona, pues elijo no tener esa batalla. Malo no es.

Respecto a la miel: es muy curioso, porque hasta hace unos años se pensaba que era un efecto placebo, que no tenía ningún impacto en la tos ni en los catarros. Ni sube las defensas, ni tiene vitaminas que eviten que enfermemos, ni nos pone fuertes como Popeye, pero con respecto a la garganta, la faringitis y la tos, hay varios estudios en los que demuestran que se produce cierta sensación de alivio por el efecto emoliente que tiene la miel. Tiene un efecto que hidrata, suaviza la garganta y eso alivia los síntomas de la tos, pero durante un máximo de dos horas.

–La adolescencia, ¿es tan mala como dicen?

–Claro que no. La adolescencia es una etapa fascinante, transformadora e inspiradora también para los padres. Tiene una mala prensa inmerecida. Los padres llegamos a la adolescencia ya cansados: lo hemos leído todo, hemos hecho todos los cursos, hemos ido a todas las tutorías y todos los festivales del colegio. Crees que tu misión ya ha terminado, pero nada más lejos de la realidad. La adolescencia puede durar hasta diez años y es una etapa muy importante en la vida de nuestros hijos. Además, es la primera vez que van a tomar decisiones en las que los padres ya no van a estar ahí y que pueden ser determinantes para su futuro.