Más creatividad o expresar sus emociones: todos los beneficios que la música deja en la educación de los niños
Si los niños crecen rodeados de un ambiente musical es probable un mayor desarrollo general del niño a nivel auditivo, su coordinación, atención o sentido del ritmo
La música es, sin duda, el lenguaje más universal que une a gente de todas las edades y condiciones y en torno al que adultos y niños comparten momentos llenos de emoción y diversión. La importancia y los beneficios que la música tiene en los niños y cómo les ayuda a transmitir sus emociones y a aprender de forma entretenida es el objetivo de Mar Medina Payo, profesora de educación primaria especialista en música en un centro escolar, junto a la juguetera Colorbaby.
«Deberíamos entender la música no solo como la enseñanza de elementos musicales, sino también como algo artístico que nos invita a pensar y a transmitir nuestro mundo interior», cuenta la especialista en música.
Múltiples beneficios
Decía el compositor y filósofo Leonard Meyer que los diferentes elementos musicales son los que hacen resurgir las emociones, pero que otros elementos como el momento y el lugar de la audición, también pueden afectar a que estas emociones sean de una u otra manera. Pese a que no se sabe con certeza cuál es la razón por la que la música cambia el estado emocional, esta premisa es básica para fomentar la educación musical en los más pequeños.
La formación musical, que va más allá de una simple asignatura del colegio, aporta múltiples beneficios como la mejora de la memoria, de la capacidad intelectual, la imaginación o incluso el desarrollo de las habilidades sociales. «Sin embargo, no nos podemos quedar solo con algunos de ellos, sino que tenemos que pensar que el conjunto de una buena educación musical será lo que fomenta estos beneficios», explica la profesora.
Por tanto, si los niños crecen rodeados de un ambiente musical es probable un mayor desarrollo general del niño a nivel auditivo, su coordinación, atención o sentido del ritmo. Además, con la música aprenden a expresar sus sentimientos y son capaces de desarrollar la inteligencia emocional. La exposición a diferentes estilos de música estimula el desarrollo de habilidades auditivas y a diferenciar entre sonidos y ritmos. A medida que los niños crecen, también tendrán grandes beneficios en su procesamiento lógico-razonable, por ejemplo, para la comprensión matemática o el trabajo de la memoria, tanto auditiva como visual.
La mejor edad para empezar
En general, no hay una edad concreta para comenzar una educación musical. Desde bebé se pueden iniciar clases de música en las que se favorezca el canto, el movimiento, los ritmos o la expresión sensorial. A partir de ahí, la educación musical irá creciendo con ellos a medida que vayan desarrollando sus habilidades motrices. Sin embargo, es recomendable esperar hasta los 5 o 6 años para tocar un instrumento, ya que las habilidades psicomotoras son más finas. De otro modo, se podría entorpecer el aprendizaje musical del niño y favorecer su frustración.
«Para un pequeño, lo más divertido es tocar un instrumento. Pero es mejor no centrarse en uno solo y así descubrir todas las posibilidades y los beneficios de la música», continúa Medina.
¿Hay un instrumento para cada niño?
La música debe ser un trabajo constante en sintonía con la personalidad del niño y no un trabajo en paralelo. De esta manera los niños crecerán amando la música y sintiéndola parte de ellos mismos.
«No podemos identificar la personalidad de un niño alrededor de un instrumento, aunque sí podemos favorecer su desarrollo psicomotor con ciertos instrumentos», explica Mar Medina. Así, es recomendable que los niños con menor desarrollo psicomotor comiencen con instrumentos de una sola línea melódica como el violín o la flauta. A medida que avanzan sus habilidades motrices pueden comenzar con instrumentos que exijan la coordinación paralela de ambas manos como, por ejemplo, la guitarra o el piano.
¿Cómo despertar el interés por la música?
No existe una fórmula mágica, pero a través de la constancia y de la imitación los niños comienzan a enamorarse de ciertas aficiones. Si un niño vive en un entorno musical y tiene instrumentos musicales a su alcance, son dos buenas formas de despertar ese interés. También se puede conseguir con la asistencia a conciertos adaptados a su edad, poniendo en valor la importancia que tiene la música en casa o simplemente desde la imitación de sus familiares más allegados.