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Un experto explica cómo aprovechar las críticas de tu pareja para mejorar, aunque creas que son injustas

Los reproches por no llevar a cabo las tareas domésticas son un motivo frecuente de discusiones en el hogar, e incluso pueden llegar a provocar la ruptura del matrimonio

Sacar la basura, vaciar el lavavajillas, hacer los baños, sacar la lavadora o recoger la mesa son actos cotidianos y de obligada factura en cualquier hogar, por una cuestión de mera supervivencia. Incluso otros no tan vitales colgar un cuadro o cambiar la lámpara forman parte de la vida cotidiana en cualquier familia.

Sin embargo, en muchos matrimonios, para alguno de los cónyuges este tipo de acciones pueden tener una importancia mucho mayor. Hasta el punto de que la felicidad conyugal y hasta la estabilidad o la duración del propio matrimonio puede depender del modo en que se hagan, o se dejen de hacer, estas tareas cotidianas.

Algunos estudios llegan a relacionar la desatención de las tareas del hogar como una causa de divorcio, bien porque uno de los cónyuges nunca intervenía en estas labores, bien porque el que sí las llevaba a cabo no recibía ningún tipo de reconocimiento ni validación por ellas.

El lenguaje del amor de los actos de servicio

La razón de que para algunas personas sean tan importante gestos en apariencia cotidianos, o que pueden pasar desapercibidos para un buen número de personas, está en lo que el antropólogo y experto asesor matrimonial Gary Chapman denomina «el lenguaje del amor de los actos de servicio».

Después de tratar con miles de parejas en consultorías matrimoniales y conferencias, Chapman ha identificado cinco lenguajes emocionales en los que las personas expresan y reclaman el amor. Y uno de ellos es, precisamente, el de los actos de servicio.

«Por actos de servicio me refiero a hacer cosas que sabes que a tu cónyuge le gustaría que hicieras. Procuras complacerlo mediante el servicio, a fin de que puedas expresarle tu amor al hacer cosas por el otro», explica Chapman en su best-seller Los cinco lenguajes del amor.

Así, «acciones como hacer la comida, poner la mesa, vaciar el lavavajillas, pasar la aspiradora, limpiar una cómoda, o cambiarle el pañal al bebé», entre otras, «son actos de servicio» que «si se hacen con un espíritu positivo, de seguro resultarán expresiones de amor», indica el autor.

Lo que cambia del noviazgo al matrimonio

Chapman alerta de que, durante el noviazgo, es frecuente que los novios lleven a cabo, de forma tan natural como esporádica, pequeñas tareas domésticas cuando están juntos. Por ejemplo, lavar los platos después de una cena, o recoger al otro antes de una cita romántica con el auto recién lavado. Algo que, después, puede cambiar con los años. Y por ello, recomienda ser muy claros durante las etapas previas a la boda para insistir en que este tipo de detalles son importantes en la relación.

«Aquello que hacemos antes del matrimonio no es ninguna indicación de lo que haremos después de la boda. Antes de casarnos somos empujados por la fuerza de la obsesión del enamoramiento. Después, volvemos a ser lo que éramos antes de enamoramos. Nuestras acciones se ven influidas por el modelo de nuestros padres, por nuestra propia personalidad, por nuestra percepción del amor, por nuestras emociones, por nuestras necesidades y deseos. Y solamente una cosa es cierta en relación con nuestra conducta: no será la misma que teníamos cuando estábamos atrapados en el enamoramiento», advierte.

Una decisión consciente y diaria

Además, Chapman recuerda que, por importantes que sean para uno de los cónyuges los actos de servicio, no puede pretender obligar al otro a que los lleve a cabo, o reclamarlos de malos modos sin explicar los motivos: «El amor es una decisión y no se puede forzar –señala–. Las críticas y las demandas tienden a dividirnos. A lo mejor tu cónyuge hace lo que quieres, pero es probable que no lo haga como una expresión de amor. Puedes darle dirección al amor haciendo peticiones como ‘me gustaría que lavaras el coche o cambiaras los pañales al bebé’, pero no puedes crear la voluntad para amar».

Por ese motivo, Gary Chapman insiste en que «cada uno de nosotros debe decidir cada día amar o no amar a nuestro cónyuge. Si decidimos amar, entonces expresémoslo de la manera en que las peticiones de nuestro cónyuge hagan que nuestro amor sea más eficaz en lo emocional».

Usar las críticas como brújula

Pero, ¿cómo anticiparse y descubrir si nuestro cónyuge valora mucho o poco los actos de servicio como expresión del amor? «Hay una verdad que sólo un amante maduro será capaz de escuchar», advierte el experto. «Y es que las críticas de mi cónyuge con relación a mi comportamiento me dan la pista más clara de su lenguaje primario del amor», matiza.

El motivo de que las críticas que recibimos en el matrimonio sean una buena brújula para mejorarlo es que «las personas tienden a criticar más, o con más intensidad, a su cónyuge en el aspecto donde tienen la necesidad emocional más profunda. Su crítica es una manera inconsciente, pero ineficaz, de pedir amor. Si lo comprendemos, quizá nos ayude a procesar sus críticas de manera más productiva».

Comunicarse y cambiar las exigencias por las peticiones

Y da un ejemplo de cómo reaccionar ante un reproche, que vale para cualquiera de los cinco lenguajes del amor y, de modo destacado, para el de los actos de servicio: «Una esposa puede decir a su esposo, después de escuchar una crítica: 'Tal cosa parece que es muy importante para ti. ¿podrías explicarme por qué es tan importante?'. Porque la crítica, a menudo, necesita una aclaración». Así, al iniciar esta conversación «se puede cambiar la crítica en una petición, en lugar de quedar como una exigencia».

De ese modo, el reproche por no haber cambiado esa bombilla que tintinea desde hace semanas, o por no llevar el desayuno al fregadero cuando se va con prisas, por dejar la toalla mojada sobre la cama o por tener todos el cajón del baño atestado de maquillajes desordenados puede convertirse en un punto de partida para vivir más a fondo el amor en el matrimonio.