Qué es y cómo evitar el síndrome del compañero de piso que puede dañar tu relación
Las parejas en este estado «sienten una desconexión emocional grave», según indica el psicólogo Mark Travers
Las cinco etapas por las que pasa el amor no están exentas de obstáculos. Desde el enamoramiento hasta la transformación, una relación de pareja va creciendo y cambiando, pero en ocasiones va cayendo también en la monotonía.
La rutina y las responsabilidades que cada miembro de la pareja ha de cumplir provoca que la relación caiga en lo que los psicólogos han venido llamando el síndrome del compañero de piso. Como su nombre indica, se llega a esto cuando parece que sean dos personas que viven bajo el mismo techo sin un vínculo amoroso que las una.
Existen tres señales de que una relación pueda estar cayendo en este síndrome. Según escribe el psicólogo Mark Travers para Forbes, es probable que las parejas en este estado «sientan una desconexión emocional grave». Aunque cohabitan un mismo hogar y duermen en una sola cama, «carecen de la cercanía que define una relación saludable», continúa el fundador de Awake Therapy.
Vidas completamente separadas
Los novios que vivan como compañeros de piso, según destaca Travers, probablemente tengan pasatiempos y círculos sociales distintos. No obstante, indica que aunque esto no pueda parecer un problema a simple vista, «pueden surgir dificultades reales cuando los miembros de la pareja pasan poco o nada de tiempo juntos fuera de las tareas diarias», indica.
Sobre esta materia, el experto recuerda las investigaciones que respaldan que invertir tiempo en una relación es fundamental para mantenerla sana. Asimismo, también comenta que si esforzarse por el otro miembro de la pareja se siente como una obligación es una señal de que el vínculo emocional se ha debilitado.
La intimidad queda en un segundo plano
El papel del deseo en una pareja es clave para el bienestar de ambos, no solo en el plano sexual, sino también afectivo; y cuando esta se deja a un lado, la relación se resiente. En este sentido, si el deseo disminuye, la intimidad comienza a palparse como rutinaria o incluso forzada y los miembros pueden empezar a sentirse desconectados.
«Si la cercanía física comienza a sentirse incómoda o evitable, puede ser una señal de que la relación se está transformando en una convivencia distante», comenta Travers, pero no se refiere solo a las relaciones conyugales, sino también a los pequeños gestos como besos, abrazos o caminar de la mano por la calle.
No hablar mucho de nada
Uno de los pilares de una relación sana es la comunicación. Por tanto, si esta falta, probablemente los miembros de la pareja se sientan lejanos el uno del otro. «Las parejas con síndrome del compañero de piso no solo evitarán las conversaciones difíciles, sino que probablemente no hablarán entre sí de nada», explica Travers.
Con el tiempo y sin palabras de por medio, según añade el experto, el compañero de piso puede llegar a convertirse en un completo extraño. Para evitarlo, destaca una serie de preguntas que hacerse a uno mismo sobre el papel que juega la comunicación en la relación: «¿Cuándo fue la última vez que tuviste una conversación significativa con tu pareja, una que fuera más allá de la logística de la vida diaria?». Si las charlas sobre sueños, pensamientos o algo tan sencillo como lo bien o mal que ha ido el día se vuelven inusuales, puede ser un indicar de que la distancia emocional se ha instalado, como una compañera de piso más, en la pareja.