La madrileña que cuida de 32 niños en Uganda: «Estudian en el suelo y usan un banco de mesa»
Hace seis años, mientras estudiaba Economía y Negocios Internacionales en la Universidad de Alcalá de Henares, decidió volver a Uganda por segunda vez durante todo un verano
La madre de María Galán, Montse Martínez, ya supo que su hija se mudaría a Uganda después de un corto viaje de 20 días. «Vio que algo había cambiado dentro de mi», cuenta esta madrileña de 26 años que desde 2020 vive en el país africano como responsable de proyectos sobre el terreno de Babies Uganda, la oenegé fundada por Montse y su compañera Maribel García.
Hace seis años, mientras estudiaba Economía y Negocios Internacionales en la Universidad de Alcalá de Henares, decidió volver a Uganda por segunda vez durante todo un verano. Al curso siguiente, no pudo esperar a las vacaciones para viajar y se fue en enero. En 2024, María comparte su casa con 32 niños huérfanos, a los que llama sus «peques».
–¿Cómo te surgió el deseo de mudarte allí?
–La conexión que ya había creado con los niños era tremenda y sabía que quería cuidarles y quererles para siempre. Había visto demasiadas necesidades y me había dado cuenta de que quería formar parte de esto y hacer todo lo que pudiese por dar oportunidades de presente y futuro a toda la población de la zona.
–Ya llevas cuatro años cuidando a estos niños, ¿qué crees que es lo más importante que has aprendido de ellos?
–Ya no solo de los niños, sino de la vida aquí, he aprendido que todo es mas fácil cuando te centras en hacer lo importante, sin tantas necesidades que creemos que tenemos y que en realidad solo nos complican mas la vida. Todo es mucho mas sencillo de lo que parece.
–¿Cuáles son algunos de los retos más importantes que has tenido que afrontar allí?
–Por un lado, venir a vivir siendo muy joven, tenía 22, y estar sola en una cultura tan diferente, rodeada de tanta necesidad, queriendo hacer muchas cosas pero pues al final todo necesita un proceso. Acostumbrarme a una manera de hacer las cosas de una manera muy diferente, y observar. Y por otro lado, convertirme en la figura de referencia para los 32 niños con los que vivo, cuando aquí la educación es muy diferente a la que yo he recibido. Estoy muy orgullosa de la familia que hemos formado y de ver que los niños se sienten de verdad en familia, en un hogar, un lugar seguro.
–¿Y cuáles son los principales desafíos que contemplas para el futuro?
–Todo el apoyo y repercusión que tenemos en redes, ya tengo un millón de seguidores, hace que cada vez mas gente nos apoye y nos permite ampliar mucho nuestro rango de actuación. Ahora estamos empezando a trabajar en dos islas del lago Victoria. En una ya colaborábamos con la alimentación de los niños y hemos reconstruido un edificio que se quemó, que va a ser una clínica con la que se dará servicio a todas las islas de alrededor. Allí la situación es mucho mas compleja porque no tienen acceso a absolutamente nada.
En la otra isla, en la que hemos empezado ahora, hemos construido 16 baños. No tenían ni baños donde hacer sus necesidades. Los niños, por ejemplo, estudian en el suelo y usan un banco de mesa. No tienen techos, utilizan unos plásticos y ponen unas plantas encima para que no se vuelen.
–Habéis fundado colegios, hospitales, orfanatos… ¿cuántos son en total y a cuánta gente tenéis alcance de ayudar?
–Tenemos dos hogares, el colegio de infantil, de primaria y de secundaria, uno para niños con discapacidad visual. Estamos construyendo uno para niños con discapacidad intelectual que se va a inaugurar el año que viene. Tenemos una clínica con odontología, oftalmología, fisioterapia, laboratorios y sala de maternidad, donde atendemos a unos 1000 pacientes todos los meses. Tenemos un centro de arte, campos de deportes.
Estamos construyendo otra clínica y un centro vocacional en una zona inundada cerca de la capital. Cuando sube el nivel del lago, pasan dos y tres años con agua dentro de las casas. Allí, nuestro objetivo es ayudarles a salir de esa situación por sus propios medios. En total, son unas 10.000 personas las que se pueden beneficiar de todos los proyectos.
–¿Cómo es vuestro día a día sobre el terreno?
–Los días son intensos, cuanto menos. Ya solo los días que no tengo otra cosa que hacer, solo estar con los peques y cuidarles, regañarles cuando hace falta o meterles en la cama con un beso, o darles cariño o hacer los deberes, pues eso días ya son intensos. Pero cada vez tenemos más proyectos, y tengo que ir a la isla… nada esta cerca aquí, pero donde lo que se me necesite allí estoy, incluso a supervisar una obra.