Tres métodos matemáticos para conseguir dormir a un niño
Un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños
Los expertos en sueño infantil no se cansan de repetir lo importante que es tener una rutina de descanso y unos hábitos que garanticen que los más pequeños reponen todas sus energías cada noche. Un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños y por ello Fernando Baixauli, pediatra y especialista en salud del sueño de los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre, recalca que las horas necesarias de reposo nocturno son «clave» para el crecimiento cerebral de un menor, ya que el gran desarrollo neuronal depende en gran medida de las sustancias que se segregan, como hormonas o proteínas, durante el sueño.
Un reto para muchos padres es minimizar los problemas y los desajustes en la pernocta, como los surgidos en los más pequeños por el cambio horario. En algunos niños, puede generar un desajuste en su rutina de higiene del sueño, que conllevaría una mayor irritabilidad y despertares nocturnos más frecuentes.
Cálculo de la hora de acostarse
Para remediarlo, existen algunos trucos matemáticos como el de Marina Ametller, experta en sueño, que comparte a través de sus redes sociales. Consiste simplemente en ajustar el horario de verano al invierno y para ello hay que sumar siete horas y media al mediodía solar (el punto medio entre el amanecer y el anochecer) para obtener la hora a la que se deberían acostar los niños. Ametller lo ejemplifica con un sencillo cálculo: si el mediodía en Barcelona es a las 12:42 después del cambio de hora, la hora óptima de dormir en otoño para los menores de entre 4 meses y 10 años es las 20:12 de la tarde.
Ciencia japonesa
No es sencilla la misión de dormir a un niño cuando llora. La doctora japonesa Kumi Kuroda lo sabe bien, y por ello, junto con su equipo del centro de investigación Riken, analizaron el método más tradicional para que un bebé concilie el sueño después de sollozar es pasearlo en brazos, pero no de cualquier manera. Hay que caminar cargando al niño durante 5 minutos, para pasar a sentarse durante otros 5 u 8 minutos antes de dejarlo en la cuna. De esta manera, según encontraron en el estudio Kuroda y sus colegas, se estabiliza la fase del sueño en la que se encuentra.
Matemáticas antes de dormir
La astrofísica Laura Overdeck no lee cuentos a sus hijos ni les pone nanas antes de dormir, sino que les plantea problemas matemáticos. Con su primera hija comenzó a practicar 'bedtime math' (matemáticas antes de dormir, por la traducción del método al español) cuando tenía dos años. Contaban con los dedos, hacia delante y hacia atrás y le proponían sus primeras cuentas, más sencillas al principio y que fueron ganando en complicación con los años. La técnica de Overdeck fue avalada por un estudio de la Universidad de Chicago, en el que se dieron cuenta de que no solo servía para practicar matemáticas de una manera amigable, sino también para convertir el momento de irse a la cama en lo más esperado del día de los niños.