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Javier López, catedrático de Psicología en el CEUCEU

Entrevista al catedrático en Psicología

Javier López: «El edadismo es la más indignante de todas las discriminaciones»

«Un aspecto clave para que las personas mayores no se sientan una carga es ser agradecidos con ellos», destaca Javier López, catedrático de Psicología y experto en gerontología del Instituto CEU de Estudios de la Familia

La Navidad trae un cóctel de impacto para las personas mayores: vacaciones escolares más largas que las laborales, que obligan a los abuelos a desdoblarse para atender a sus nietos; celebraciones familiares no siempre exentas de tensiones; y recuerdos del pasado que a veces resultan dolorosamente nostálgicos.

Sin embargo, todo ello pone aún más de manifiesto la importancia de los mayores como ejes vertebradores de la familia y de la sociedad… aunque el resto del año los ancianos parezcan arrumbados ante un sistema enfocado en atraer al vigor juvenil.

Para combatir ese «edadismo», Javier López, catedrático de Psicología en la Universidad CEU San Pablo y director del grupo de investigación sobre personas mayores del Instituto CEU de Estudios de la Familia, recuerda la importancia de «no infantilizar a las personas mayores» y destaca el impacto positivo de mostrar agradecimiento a nuestros mayores.

— En una sociedad como la nuestra, tan enfocada en exaltar la juventud, ¿existe un papel relevante que pueden desempeñar las personas mayores en la familia y en la sociedad?

— Las personas mayores son más heterogéneas que cualquier otro grupo de edad. Pueden, por lo tanto, desempeñar muy distintos papeles: pueden continuar con su vida laboral; ser voluntarios en muy diversas organizaciones con o sin ánimo de lucro; colaborar con su parroquia o entidad religiosa; servir de ayuda para que los hijos concilien mejor la vida familiar y laboral, cuidando a sus nietos; cuidar a sus propias parejas o padres más longevos… En definitiva, todo aquello que les dé sentido a ellos, contribuirá a la familia y a la sociedad.

— ¿Y cómo podemos aprovechar mejor su experiencia de vida?

— Fomentando las relaciones intergeneracionales. Al hacerlo, la sociedad se aprovecha de su sabiduría, porque en el intercambio y escucha de unas generaciones a otras, dentro o fuera de la familia, todos aprendemos

— ¿Qué peligros conlleva la marginación de los ancianos en la sociedad?

— El edadismo, es decir, la discriminación en función de la edad que tenga una persona, en este caso en función de tener una edad avanzada, es la más indignante de todas las discriminaciones. Porque nos estamos discriminando a lo que nosotros mismos seremos en el futuro: personas mayores.

— ¿Y cómo se logra combatir ese edadismo?

— Primero, conviene no infantilizar a las personas mayores. Es clave también no generar bandos enfrentados entre los distintos grupos de edad: no hay que defender a los mayores atacando a los jóvenes, sino crear una sociedad en que las personas de todas las edades se sientan importantes. Para luchar contra el edadismo es fundamental promover instituciones para personas mayores que necesiten de ayudas funcionales en su vida diaria, y propiciar un envejecimiento de calidad, que fomente las fortalezas personales y sociales de cada persona mayor.

— ¿De qué formas concretas podemos evitar que los mayores se sientan una carga, para sus familias o para la sociedad?

— Nuestras investigaciones en el Instituto CEU de Estudios de la Familia demuestran que un aspecto muy importante para que las personas mayores no se sientan una carga es ser agradecidos con ellos. Tanto por lo que hacen como por lo que han hecho. Por ejemplo, que los hijos sean agradecidos por el cuidado de los abuelos a los nietos es fundamental para el estado emocional de esos mayores.

— ¿Y qué papel juega la fe en la vida de los ancianos?

— Sabemos que, en la actualidad, las personas mayores, en España y también fuera de ella, son más religiosas que otros grupos de edad. Este es uno de los aspectos que da sentido a su vida actual y también durante toda su existencia pasada.

— Pero si tenemos en cuenta que la sociedad de hoy está cada vez más alejada de Dios, parece probable que los ancianos del futuro vayan a tener un comportamiento diferente respecto a las creencias religiosas. ¿Puede esto lastrar la vida de los ancianos del mañana?

Habrá que esperar a ver cómo son las generaciones futuras que lleguen a mayores. Sin embargo, sí existe una corriente gentológica que nació en el norte de Europa, que se denomina gerotrascendencia. Y que, en esencia, afirma que cuando somos personas mayores se hacen más importantes para nosotros los aspectos trascendentes de la vida. Por tanto, no tiene por qué ser un aspecto que cambie en las personas mayores del futuro.