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JOSÉ MARÍA CONTRERAS LUZÓN

Amores que se mantienen y amores que se desvanecen

Confundir el sentimiento con el amor es un síntoma de inmadurez que puede generar mucha inestabilidad en la vida. Una persona que piense así nunca va a saber mantener sus amores, porque ese sentimiento no lo podrá mantener de una manera estable

El ser humano tiene dos clases de amores: aquellos que se pueden perder y los que no se pierden. Entre estos últimos se encuentran, por ejemplo, el afecto por la ciudad donde uno ha nacido y el amor a los hijos. Son amores que, sin hacer nada, se mantienen. Entre los que sí se pueden perder nos encontramos, entre otros, con el amor a la pareja y el amor al trabajo. Son amores que no se mantienen solos. Al principio deslumbran y los sentimientos son muy fuertes -al enamorarse o encontrar un buen trabajo, por ejemplo- pero, con el paso del tiempo, el entusiasmo se desvanece y puede estar uno más centrado en lo negativo que en lo positivo de la persona o puesto de trabajo. Si uno no lucha por mantenerlos, por amar, por querer amar, en definitiva si uno no lucha por ser libre en el amor -para lo cual tendrá que emplear, además de los sentimientos, la inteligencia y la voluntad- es probable que aparezcan sentimientos negativos que le pueden impedir seguir queriendo.

En estos amores, los que no se mantienen solos, hay que saber que habrá épocas en que uno camine contracorriente, contra sentimientos; lo cual es normal: nadie es dueño de sus sentimientos. Cuando esto suceda, habrá que utilizar la inteligencia para saber qué es lo que uno tiene que hacer para seguir queriendo, y la voluntad para hacer aquello que uno ha visto que debe hacer. Si en el momento en que se pierde la emoción, el sentimiento positivo, uno piensa que ya no quiere, lo que realmente sucede es que no sabe qué es querer, amar.

Confundir el sentimiento con el amor es un síntoma de inmadurez que puede generar mucha inestabilidad en la vida. Una persona que piense así nunca va a saber mantener sus amores, porque ese sentimiento no lo podrá mantener de una manera estable. Nadie puede: irá y vendrá. Es lo propio de los sentimientos, y nosotros no somos dueños de ellos.

Aunque se pierda el sentimiento, el amor no se pierde. Si eso fuera así, el ser humano no sería libre porque no podría elegir sus amores al depender éstos de algo que yo no controlo: el sentimiento.

Pasa mucho actualmente en nuestra sociedad. Creemos que el amor es solo sentimiento. Si al perder el sentimiento vemos sólo lo negativo, la vida se hará dura, al menos por algún tiempo.

La libertad tiene mucho que ver con vivir un poco al margen de los sentimientos. Cuando vivimos de esa manera, un poco por encima de los sentimientos, nos damos cuenta de todo lo positivo que hay en nuestra vida personal y nuestra visión es más equilibrada.

El problema, como se ha dicho antes, es que hay épocas en que hay que ir contracorriente. La vida es así. Merece la pena vivir la vida como es.

Lo que no genera ninguna motivación personal, ningún deseo de lucha por mejorar, es vivir esclavos de los sentimientos.

«Lo voy a dejar. No siento nada». Con el próximo te pasará lo mismo. No lo olvides.

  • José María Contreras Luzón es escritor, conferencista y experto en Familia