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La vida como esJosé María Contreras Luzón

Las cosas de los novios

La sexualidad durante esa etapa de conocimiento mutuo impide, precisamente, conocerse. Cuando se pica en ese anzuelo, las personas se focalizan en la sexualidad y no piensan más que en uno mismo

Actualizada 04:30

Hay que tener claro que en el noviazgo hay que entregarse de una forma y en el matrimonio se contempla otra forma de entrega. Algunas veces, parece que en el noviazgo está totalmente aceptado darle vueltas a las cosas hasta el infinito. Es muy frecuente que personas que piensan que lo que hay que hacer en la vida es darse a los demás, se pasen buena parte de su noviazgo pensando en ellos mismos.

Esa situación produce un desasosiego, el cual dificulta ver las cosas con una cierta objetividad. Hay que conocerse y para eso hay que abrirse, comunicarse, decir las cosas con delicadeza pero con sinceridad. Hablar de todo, mostrar las dudas que se pueden tener, en definitiva, confiar, darse. Conocer en qué se basa la vida del otro. Saber cuáles son sus opiniones y sus creencias, sabiendo qué opinión es aquello que yo sostengo y creencia es lo que me sostiene a mí. Es la decisión más importante, elegir con quién va uno a compartir su vida.

Hay personas que todo lo que acabo de decir lo entienden de una forma equivocada. Creen que darse en el noviazgo es tener relaciones sexuales y que así es como mejor conoce uno al otro. Esa actitud es un error de bulto. La sexualidad durante esa etapa de conocimiento mutuo impide, precisamente, conocerse. Cuando se pica en ese anzuelo, las personas se focalizan en la sexualidad y no piensan más que en uno mismo. Pasa quizás más en el hombre, en el varón. La sexualidad tiene un cierto componente obsesivo.

El conocimiento que hay que tener en el noviazgo es el personal, las creencias, la familia política, dónde podemos rozar y chocar con más frecuencia. La capacidad de ceder y de hacer cosas por los demás, la capacidad de llegar a acuerdos pronto, sin encasquillarse y otras relacionadas.

El carácter es muy importante. Al final, en una relación, uno vive con el carácter del otro. Luego, cuando uno se casa, hay que vivir otras cosas. La sexualidad es una de ellas. De una manera total. Ahí sí tiene que haber una entrega. La relación en el matrimonio, implica un compromiso de por vida cosa que, por mucho que queramos, no es como en el noviazgo, aunque haya personas que digan que sí.

Muchos de los fallos que hay en las parejas actuales, desde mi punto de vista, vienen de que en el noviazgo hacen algunas de las cosas que corresponden al matrimonio, y en el matrimonio, en cambio, lo consideran como un punto de llegada en vez de un punto de partida. Se dedican a vivir como si todo estuviera asegurado. No luchan por amar. Muchas veces la delicadeza del noviazgo se resiente mucho. Aunque se piense que la sexualidad en el noviazgo no hace daño, estamos equivocados. Nada que ofende a Dios, une a las personas.

Eso ocurre, aunque uno se crea que eso es una tontería y que la sexualidad ayuda mucho. Si uno no sabe que una cosa le va a sentar mal, si la toma, enferma de todas formas. Si uno toma veneno, éste lo mata, aunque uno crea que está tomando algo beneficioso para la salud.

Las parejas deben pensar con libertad. He recibido a muchas parejas que han terminado separándose, que habían tenido problemas con la sexualidad en el noviazgo. Con frecuencia la mujer quiere comprobar si es querida y no se está con ella solo por el sexo. No se atreve a decirlo ante el miedo a ser dejada.

Habría que pensar que lo que están viviendo no es un noviazgo porque si se deja el sexo, se acaba la relación. Lo cual está mucho más cerca de una relación de amantes que de un noviazgo. Ahí nos encontramos una falta de libertad para expresar lo que se siente. Al final eso tiene consecuencias.

Todo en esta vida, lo biológico y lo psicológico, tiene que llevar un cierto ritmo. Tiene que ir de una manera paulatina. Esto nos lo encontramos en la alimentación, en el esfuerzo físico, a la hora de dar malas noticias. Asimismo, la educación y el aprendizaje de una ciencia siempre son graduales. En la sexualidad ocurre igual; cuando rompemos ese ritmo, algo estamos rompiendo. Lo veamos o no, lo veamos, lo entendamos o no, lo creamos o no. Y es que las cosas son como son.

  • José María Contreras Luzón es escritor, conferenciante y asesor personal y familiar. Su dirección de correo electrónico es conluz2000@gmail.com.
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