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Charlene de Mónaco, durante su estancia en SudáfricaRR.SS.

Charlene de Mónaco «casi muere» en Sudáfrica

El círculo íntimo de la Princesa rompe su silencio en una entrevista en la que han asegurado que su situación es más grave de lo que se está diciendo

Continúan los rumores sobre el verdadero estado de salud de Charlene de Mónaco. Ni siquiera los esfuerzos de Palacio por quitar hierro a su situación actual han hecho que se disipen las habladurías sobre la princesa, aquejada por una infección otorrinolaringológica desde hace seis meses que la obligó a permanecer en Sudáfrica y ser operada hasta en tres ocasiones. Con su regreso a Mónaco el pasado 8 de noviembre se pensaba que todo aquel infierno quedaría atrás pero nada más lejos de la realidad. Hace tan solo unos días, el propio Alberto de Mónaco reconocía que su mujer ya no se encontraba en Mónaco y que su dolencia no era solo física. «Tiene fatiga y solo se curará con un período de descanso», explicaba en una entrevista.

Sin embargo parece que es más grave de lo que parece. Amigos cercanos de Charlene de Mónaco han manifestado a la publicación Page Six la grave preocupación que tienen por ella y han asegurado que «casi se muere» tras someterse a varias cirugías en el continente africano.

Les preocupa que la Familia haya subestimado la gravedad de la situación de la Princesa y tampoco entienden por qué mencionaron problemas de salud mental: «Es injusto que se la presente con algún tipo de problema mental o emocional. No sabemos por qué Palacio le resta importancia al hecho de que casi muera en Sudáfrica. No está perdiendo la cabeza ni sufre problemas graves de salud mental». Afirman que lo que le pasa es que está agotada.

Asimismo dejan caer que el Príncipe no ha estado lo suficientemente pendiente de su mujer durante su estancia en Sudáfrica. Allí tuvo que atravesar momentos muy difíciles sin la compañía de los suyos. La infección por la que tuvo que ser operada le generó «graves problemas de sinusitis y deglución derivados de una cirugía anterior» y eso le impidió comer alimentos sólidos durante los seis meses de estancia en Sudáfrica. «Solo ha podido ingerir líquidos a través de una pajita, por lo que ha perdido casi la mitad de su peso corporal».