Cine
Peter Bogdanovich, una vida personal merecedora de un guion de película
Su pasado está protagonizado tanto por éxitos profesionales como problemas con la justicia, asesinatos y relaciones sentimentales tormentosas
El director de cine estadounidense Peter Bogdanovich, responsable entre otras de La última película o Luna de papel, ha fallecido a los 82 años de edad, según confirmó su familia. Deja tras de sí un extraordinario legado como uno de los grandes representantes del llamado Nuevo Hollywood, una corriente cinematográfica de marcado carácter contracultural y con una nítida influencia europea, así como puerta de entrada a legendarios directores como Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Martin Scorsese o George Lucas, gracias en parte a otro de sus grandes éxitos y homenaje a la comedia física de los albores del cine, ¿Qué me pasa, Doctor?.
Su último gran éxito fue su trabajo en la serie Los Soprano (HBO) donde representaba al personaje Dr. Elliot Kupferberg, un engreído psicoterapeuta. Antes de participar en este proyecto, trabajó como actor en la quinta temporada de la serie de la CBS The Good Wife, en una trama que jugaba a la confusión entre uno de los protagonistas llamado Peter y el propio Bogdanovich, haciendo de sí mismo. Tuvo otro cameo en el final de la segunda temporada de la serie de TNT Rizzoli & Isles.
No obstante, su figura ha sido objeto de múltiples reapreciaciones con el paso de los años, dada su tumultuosa carrera profesional, salpicada de fracasos, demandas y decisiones económicas catastróficas. Como si de un guion de cine se tratase, la vida de Bogdanovich está llena de escándalos sentimentales con asesinatos y relaciones de incesto.
Bogdanovich también tuvo que salir al paso de las acusaciones formuladas en su momento por el dueño del magacín Playboy, Hugh Hefner, quien dijo del director que sedujo a la, por entonces menor de edad, hermanastra pequeña de su antigua compañera sentimental, Dorothy Stratten, quien a su vez había sido asesinada en 1980 por su exmarido, Paul Snider.
Tras conocerse este episodio de su vida personal decidió comprar los derechos de su película Todos rieron en 1981, desencantado con la promoción que el estudio hizo del filme, lo que le llevaría a declararse en bancarrota cuatro años después y a engancharse a las drogas, como el director reconocería posteriormente.
El cineasta negó todas las acusaciones, aunque finalmente acabó contrayendo matrimonio con la joven Louise Stratten en 1988, años en los que el director comenzó un distanciamiento con la producción cinematográfica para dedicarse a su faceta de crítico de cine. La pareja se divorció en 2001.