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No estar casada ni tener hijos... y otros requisitos para ser Miss Universo
Tampoco se les permite haber estado embarazadas ni haber criado un niño porque una mujer con hijos podría dar prioridad a sus compromisos como madre y no al título
A priori, el único requisito que tendría que valer para poder ser coronada como Miss Universo es ser la mejor dotada en físico, porte, inteligencia y habilidades. Al fin y al cabo es un concurso de belleza femenina internacional juzga la belleza integral, la elegancia, la personalidad, el porte, la pose, la comunicación y la seguridad que muestran las candidatas durante todo el proceso.
Con cada concursante proveniente de un país, se convirtió en uno de los certámenes más populares del siglo pasado y, aunque pueda parece anacrónico, en la actualidad lo siguen más de 500 millones de personas en todo el mundo. Un total de 167 naciones y territorios envían una candidata a un certamen cuya selección y sistema de competencia es, cuanto menos, cuestionable.
Una de las últimas en hacerse con el trono fue Andrea Meza, que, poco después de coronarse como la mujer más guapa del Universo vivió una serie de polémicas por el traje que utilizó cuando se proclamó su reinado. Famosas son también las respuestas que algunas aspirantes han dado una vez ha terminado la competición. En cierto momento, una concursante fue cuestionada sobre qué le hubiese gustado hacer si no hubiera consecuencias y aseguró: «comer todo lo que quisiera».
Ya en su día, la modelo Coco Rocha habló en unas polémicas declaraciones sobre la presión a la que se somete a los modelos en la industria de la moda. La obsesión por su peso llegó a tal punto que sufrió problemas médicos difíciles de resolver. «Cuando tenía entre 16 y 17 años, tenía una dieta muy estricta y entrenaba de tal forma que perdí mi periodo durante un año», explicó. «No creo que la gente sea consciente del constante abuso al que están sometidas las modelos».
Se convirtió en icono de las campañas publicitarias más importantes y desfiló para Valentino, Dior o Dolce&Gabanna, pero estuvo tan al límite de sus posibilidades que dio un paso atrás y se tomó un respiro justo cuando conoció a su ahora marido, el artista James Conran, con quien tiene tres hijos.
Durante esa pausa, Rocha se dio cuenta de que había estado trabajando horas extras para otros y estaba cansada de que la gente de la industria hiciera que se sintiese inferior. «En ese momento, simplemente, cambié», explicó. «Me di cuenta de que sé lo que realmente quiero de esta profesión».
Los organizadores de Miss Universo también parecen tener claro cuáles son sus objetivos. Al menos, así lo demuestran en los requisitos que exigen a cada una de las candidatas. De acuerdo con su página oficial, deben tener entre 18 y 28 años de edad en el momento en el que compitan para el certamen. Al igual de lo que ocurre con el título Miss Mundo, se dice que la portadora de la corona es la mujer más bella. Cada concursante representa únicamente a su país de origen y la ganadora del título lo lleva por un período de alrededor de un año.
Una de las polémicas llega cuando se les exige a las concursantes que no estén casadas ni divorciadas, lo que excluye también a las que han tenido una anulación o separación. Por lo tanto, son solo aptas aquellas mujeres solteras que no hayan tenido ningún tipo de compromiso legal en el pasado.
Asimismo, tampoco se les permite haber estado embarazadas ni haber criado un niño en el presente o en el pasado. Argumentan, en este sentido, que no es por el físico sino porque una mujer con hijos podría dar prioridad a sus compromisos como madre y no a los del título obtenido.
La corona también incluye un pasado limpio e impecable en el que no hayan estado involucradas en nada que pueda haber dañado su imagen pública, incluyendo contenido pornográfico o posados sin ropa. Además, si durante el año de reinado, el cuerpo de la ganadora cambia por cualquier motivo y no es «digno» del título, los organizadores pueden quitárselo y dárselo a la siguiente participante. Permiten, en cambio, participar con todas las operaciones de estética que se gusten.
En 1996, por ejemplo, Alicia Machado, ganadora de Venezuela, aumentó ligeramente su peso tras ser proclamada Miss y, enseguida, fue reemplazada por Taryn Mansell, quien había quedado en segundo lugar. En aquel momento, el concurso casi quiebra de no ser por Donald Trump, que realizó una inversión millonaria para relanzarlo. A pesar de sus esfuerzos por «modernizarse» e intentar demostrar que es un concurso que premia únicamente la belleza, es innegable que sigue perdiendo popularidad y reconocimiento, a pesar de la felicidad de las ganadoras.