Lady Gaga, la diva que plantó cara a la depresión

Lady Gaga no pudo inmortalizarse en la alfombra roja de la 94ª edición de los Oscar la noche en la que cumplía 36 años. Aunque se haya rumoreado con el hecho de que la estrella de Ha nacido una estrella no quisiese acudir como queja por no haber sido nominada por su interpretación en La casa Gucci, la razón es bien distinta. A la vez que tenía lugar la gala, Elton John celebraba una tradicional fiesta benéfica de la que era la madrina de excepción. Eso no le impidió llegar un poco más tarde y presentar uno de los premios en la gala de los premios del cine junto a la grandísima Liza Minnelli. Una pena porque todos esperaban poder ver sobre la alfombra roja a la excéntrica cantante que ha conseguido llegar a lo más alto después de haber vivido un infierno.

Cuando tan solo era una niña, Stefani Germanotta (su nombre real) tuvo que lidiar con humillaciones constantes por parte de sus compañeros de clase. Era diferente pero no por ello peor ni mejor, algo que los niños no entendían. «Tuvo que aprender lecciones dolorosas sobre los peligros de la crueldad y la importancia de la bondad. A veces se burlaban de ella, la humillaban o la excluían. Fue doloroso para ella», dijo su madre, Cynthia Germanotta, en una entrevista.

Eso le llevó a sufrir «ansiedad, depresión y a tener comportamientos destructivos», pero también forjó ese fuerte carácter que la ha hecho comerse el mundo sin importarle lo que el resto opine: ni de sus excentricidades ni sus looks vanguardistas muy lejos de los convencionalismos.

Con 19 años, la vida la puso a prueba una vez más tras ser violada por alguien de la industria y quedarse embarazada. «Me cambió para siempre. Parte de mí se cerró durante años. No se lo conté a nadie. Me evitaba a mí misma. Todavía siento vergüenza hoy aquí, frente a vosotros. Siento vergüenza por lo que me sucedió. Todavía hay días en los que siento que es mi culpa», relataba en 2016. Aunque se lo confesó mucho antes a hombres poderosos de la industria, nadie la ayudó: «Nadie se ofreció para guiarme o ayudarme, para llevarme de la mano a un lugar en el que hubiera justicia, ni siquiera me señalaron una dirección para que me dieran ayuda mental, que tanto necesitaba».

De nuevo vivió la ansiedad y la depresión en sus carnes. Se encerró semanas en su casa y años después le diagnosticaron estrés postraumático. «Me di cuenta de que era el mismo dolor que sentía cuando la persona que me violó me dejó embarazada en la esquina, en la casa de mis padres, porque estaba vomitando y me sentía enferma. Debido a que había sido abusada, estuve encerrada en un estudio durante meses», contó en una entrevista. Desde entonces lidia con la depresión. Llegó a odiarse a sí misma y todo lo que la rodeaba, incluso su carrera musical y la fama que ello conlleva: «Odiaba ser famosa. Odiaba ser una estrella. Me sentía exhausta y agotada».

Tuvo varios momentos en su vida de plantearse a diario el suicidio y solía autolesionarse: «Mira, me corté, vi que me dolía. Porque no pensé que nadie pudiera ver, porque la salud mental es invisible». Pero logró aprender a «amarse a sí misma de nuevo» y encontró en la música su bálsamo.

Felizmente enamorada

Aunque hoy está felizmente enamorada del empresario Michael Polansky, al que conoció a finales de 2019 en una fiesta en Los Ángeles, hace no mucho que se llevó un varapalo amoroso con su anterior pareja, su representante Christian Carino. Se llegaron a comprometer pero el fuerte carácter de él hizo que las cosas no funcionase. Coincidió en la época en la que se rumoreó que Lady Gaga compartía algo más que escenas con Bradley Cooper pero el tiempo terminó ganando a las habladurías.