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El primer ministro holandés, Mark Rutte, durante una cena de gala en ÁmsterdamGTRES

Así es el primer ministro Mark Rutte: soltero como Almeida y amante de la bici como buen holandés

El político se encuentra de viaje en Madrid para reunirse con Pedro Sánchez y el Rey

cuando decidió presentar su candidatura como primer ministro de los Países Bajos en 2010, Mark Rutte jamás imaginó que aspiraría a un cuarto mandato pero lo consiguió. A sus 55 años, es uno de los políticos de mayor solera de la Unión Europea y uno de los de más peso. Este ejemplo de supervivencia (con algún que otro esqueleto en su currículum político) se reúne este lunes con Pedro Sánchez (con el que no ha hecho buenas migas precisamente) y también se encontrará con el Rey, ocho años después de ese primer encuentro que tuvieron en La Haya.

Pero pese a los muchos años que lleva gobernando los Países Bajos, su vida sigue siendo prácticamente un misterio. Graduado en Historia en la Universidad de Leiden en 1992, Rutter hizo sus primeras incursiones en el mundo laboral dentro del departamento de Recursos Humanos de la empresa Unilever. A la vez que ascendía escalafones, también lo hacía dentro del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) hasta que en 2006 le nombraron líder del mismo. Pese a todo, hubiera cambiado su vida por convertirse en pianista, pero el destino le llevó por otros senderos.

Curiosamente nació el día más romántico del año, San Valentín, pero desde que ocupa el cargo no se le ha conocido pareja. El político neerlandés no ha tenido una relación seria desde su época estudiantil. No tiene mucho tiempo, aunque, en las contadas ocasiones en las que se ha pronunciado sobre su vida privada, ha reconocido que no está así por elección propia: «Estoy abierto a todo. Soy alguien que está lleno de vida, pero las cosas funcionan como funcionan». Llegue o no llegue ese amor, lo que tiene muy claro es que «es mejor dejarlo en manos del destino». Tampoco tiene hijos.

Marcado por dos tragedias

Casi menos se sabe de su familia. Perdió a su madre, Mieke Rutte-Dilling, en plena pandemia y ni siquiera pudo despedirse de ella por las normas impuestas por el coronavirus. Fue un duro golpe para Rutte, que solía visitarla con frecuencia en la residencia de ancianos y hablar a diario con ella. Siempre fue su mayor apoyo. Cuando solo era un adolescente vivió en sus carnes dos terribles pérdidas: el triste fallecimiento de uno de sus seis hermanos por el sida y poco tiempo después tuvo que decir adiós a su padre, Izaäk Rutte.

Mark Rutte, de camino al trabajo en su bicicletaGTRES

A «Teflon Mark» o a «mister silicona», como así le han apodado por su flexibilidad a la hora de gobernar apoyado por quien sea del abanico de colores políticos, le gusta ir al trabajo desde su su residencia oficial de Catshuis, donde vive solo, en bicicleta. Es un asiduo del gimnasio y cuida mucho su alimentación aunque se pirra por la comida indonesia, lo que le da ese aspecto jovial y la energía suficiente para aguantar tantos años en política. En su escaso tiempo libre procura leer sobre algunos de sus ídolos, como Ronald Reagan o John F. Kennedy. Es un hombre de costumbres y bastante modesto. Su mayor lujo es un Saab de hace 20 años que tiene aparcado en su trabajo y que intercambia con su bici si tiene prisa. Y en cuanto a vestimenta, es más informal que otra cosa. Como curiosidad, un día apareció en una importante reunión con su equipo con unas Converse All Stars desgastadas y unos vaqueros viejos.