Fundado en 1910

Se casó con Pierre de Polignac, con quien tuvo a sus hijos Antonieta y Rainiero

La otra Carlota de Mónaco: la hija ilegítima que salvó el legado Grimaldi

Nació de la unión del Príncipe Luis y la dueña de un cabaret francés

Quien escuche Carlota de Mónaco puede que piense directamente en la joven monegasca adepta de Chanel, los bailes de gala y las buenas costumbres que, como su madre Carolina y su abuela Grace derrocha estilo a su paso. Sin embargo, antes de ella, existió otra Carlota de Mónaco, su bisabuela y actual abuela del Alberto de Mónaco. Fue responsable no solo de que la familia siga en el trono, sino de que Mónaco continúe siendo un país independiente.

Y eso que nació fruto de un affaire entre el Príncipe Luis II y una cantante de cabaret con la que nunca le permitieron casarse. Nada parecía indicar que la joven fuese a formar parte de la realeza, pero la posibilidad de que Mónaco se convirtiera al territorio francés la que hizo que Carlota fuera reconocida como su padre. Hasta aquel entonces, los monegascos tenían miedo de que Luis no estuviera casado ni hubiese tenido descendencia.

Solo él sabía que había conocido a la regente de un cabaret, una artista divorciada que ya tenía dos hijos y con la que tuvo a Carlota. Durante años creció al margen del Principado, de forma ilegítima, a pesar de que su padre se encargó de que nunca le faltara de nada. Aunque su relación fue prácticamente nula sí que la asistió económicamente. Tendría que llegar 1911 para que finalmente decidiese reconocerla como su hija y convertirla en Señora de Valentinois, un título nobiliario monegasco que se remonta al siglo noveno.

La Princesa Carlota, de hecho, fue la única descendiente del príncipe Luis, que en 1946 casaría con una actriz francesa, Ghislaine Dommanget con la que no tendría hijos. Poco más de un año después, contrajo matrimonio con un aristócrata francés, el conde Pierre de Polignac. Unas nupcias completamente concertadas que dieron como resultado la princesa Antonieta y Rainiero. Se divorciaron diez años después y Pierre se trasladó a vivir a París, desde donde viajaba a la frontera cada vez que quería ver a sus hijos, con los que siempre tuvo contacto. De hecho, nunca cortó las relaciones con ellos, especialmente con el varón, a quien acompañó a Los Ángeles (EE.UU.) para pedir la mano de la actriz Grace Kelly.

Carlota de Mónaco, junto a su marido y su primogénito

Carlota, en cambio, se trasladó al Château de Marchais, donde se entregó a su pasión: la cultura y el estudio. Decidió renunciar a su derecho al trono, por lo que, al morir Luis II, su nieto se convirtió en Príncipe Rainiero III. La antigua heredera retuvo, aún así, el título de Princesa y fue a la universidad incluso para continuar sus estudios, obteniendo un título en trabajo social. No faltó a la entronización de su hijo y, poco después, se retiró con su amante, un exladrón de joyas francés, a las afueras de París, donde murió en 1977.