El día que Alain Delon se enamoró perdidamente de Bárbara Rey
Llegaron a vivir juntos en París, pero el encanto y la química de los inicios se esfumó para la actriz, que terminó dejándole dos años y medio después
«No me persiguen las mujeres al menos más de lo que yo las persigo a ellas. Este mundo está lleno de lobos y, puestos a elegir, es bastante mejor rodearse de mujeres», decía Alain Delon sobre su debilidad por el sexo opuesto en el año 75 en una entrevista con José María Íñigo. Nacido para seducir con esa penetrante mirada azul, cabellera oscura, facciones perfectas y personalidad canalla y solitaria atrayente, el actor francés cuenta casi con más conquistas amorosas que películas en su currículum y no es precisamente sucinta su carrera en el mundo del celuloide. Quizá fuese esa niñez entre orfanatos y casas de acogida de París desde los cuatro años, a raíz del abandono de sus padres cuando se separaron, lo que le llevó a buscar consuelo y afecto en brazos de bellas féminas desde bien joven, mucho antes de convertirse en la estrella más rutilante del cine galo.
Sin ser la mujer que acabaría ocupando un lugar privilegiado en su corazón está la española Bárbara Rey, de la que en su momento se enamoró perdidamente. Es lo que pasa cuando dos sex symbol de su talla se conocen y la química hace el resto. Como millones de mujeres por aquella época, la vedete sentía verdadera fascinación por el francés de cabellera oscura con fama de gran amante y juerguista sin límite. Tuvo la suerte de que una amiga suya les presentó durante el rodaje de la película El zorro. «Me encontré con un hombre guapísimo, con unos ojos impresionantes y una planta de marcar», dijo a la revista Semana sobre aquel primer encuentro en el año 74. Delon no perdió el tiempo. Ese mismo día, le pidió el teléfono y quedaron en un café teatro en el que trabajaba Rey.
Mantuvieron un idilio durante dos años y medio: «Me gustaba mucho, claro, pero a él le gusté yo más. Venía a verme al teatro La Fontana. Cada vez que venía a España me llamaba. La cantidad de mensajes que me dejaba en el contestador... Estaba enloquecido conmigo», reconocía hace unos años Rey en una entrevista en ABC. Llegaron a vivir juntos en París, pero el encanto y la química inicial de los primeros años se esfumó para la actriz, que terminó dejándole.
«Me pasó como con Chelo García Cortés. Me quedaba extasiada mirando lo guapo que era, pero hay una cosa que se llama piel. Oye, yo tenía química con mi marido y no te cuento con otros feos», reconoció. Fue junto con Rosalie Van Breemen de las pocas mujeres que terminó abandonando a Delon y no al revés por una infidelidad del actor, su manera de cortar por lo sano con ellas. O con carta y flores, otra de sus tácticas. O combinando ambas, como fue el caso con Romy Schneider, su primer gran amor. A su «muñequita» -como así la llamaba- la dejó con una breve nota: «Me he ido a México con Nathalie (Canovas Barthélemy, que no tardaría en convertirse en su mujer). Mil cosas. Alain». Entre medias, un infidelidad con la cantante alemana Nico, madre de su primera hija: Christian Aaron Boulogne.
En el 64 llegó la boda con Nathalie Canovas Barthélemy -que tomó el apellido Delon- casi a la misma vez que los «novios de Europa» se convirtieron en padres de Anthony. Pasaron solo cuatro años antes de que Delon sumase una nueva infidelidad a su vida: la intérprete Mireille Darc, que terminó por romper un matrimonio en horas bajas. «Me divorcié de Nathalie porque yo quería una esposa, no una actriz. Quise hacer vida de hogar y ella quiso hacer vida de sociedad. Nos convertimos en dos auténticos extraños el uno para el otro», explicó el actor en una entrevista en 1973. Aunque rehizo su vida con atractivos hombres, ninguno le llegó tanto al corazón como Delon.
Lo que inicialmente fue un affaire con Mireille Darc se convirtió en una de las relaciones más duraderas en el tiempo de Delon: 15 años. «Soy un hombre muy difícil, celebro que Mimi (como así la llamaba) haya estado conmigo tanto tiempo», escribió en su libro Las mujeres de mi vida, un «agradecimiento sincero» a todas las que han ocupado un lugar en su corazón con más de 200 fotografías en blanco y negro escogidas por el propio actor.
La holandesa Rosalie Van Breemen fue la última mujer oficial de la nómina de féminas que pasó por su vida y que le dio a dos hijas: la actriz Anouchka, su ojito derecho, y Alain-Fabien. Con ella se casó en el 87.