Jaime de Marichalar cumple años reconvertido en el «duque del lujo»

Jaime de Marichalar cumple hoy 59 años. El exmarido de la Infanta Elena vive actualmente alejado de la vida pública y manteniendo una estupenda relación con sus dos hijos a pesar de que ya no viven con él. El que fuese duque de Lugo fue uno de los personajes más excéntricos del panorama real de la época del 2000. No solo por ser amigo de las fiestas nocturnas de la jet set o por llamar «madame» a la Infanta Elena cada vez que se dirigía a ella. Ni siquiera por ser un apasionado de la moda, sino por ser un representante del lujo español en toda su esencia.

Jaime y la Infanta Elena se casaron en 1995. De ese matrimonio nacieron sus dos hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. Uno de los momentos más complicados en su vida y que trastocó todos sus planes fue el accidente cerebrovascular que sufrió el 22 de diciembre de 2001. Sufrió de forma repentina una isquemia cerebral mientras practicaba deporte en una bicicleta estática y se le quedó paralizada la parte izquierda del cuerpo; algo de lo que se ha tenido que ir recuperando poco a poco.

El 13 de noviembre de 2007 fue la Casa del Rey la encargada de anunciar que Jaime de Marichalar y Elena de Borbón ya no vivían juntos diciendo: «Cese temporal de su convivencia matrimonial», algo que hace poco también anunciaba su hermana la Infanta Cristina. Aseguraban, en cambio, que eso no significaba que fueran a divorciarse. La separación oficial llegó en el año 2009. Los abogados de ambas partes confirmaron a través de una nota de prensa que se habían iniciado los trámites de mutuo acuerdo del divorcio. Jaime de Marichalar perdió su tratamiento de Excelencia y ser miembro de la Casa Real Española.

Económicamente, parece ahora mejor situado que entonces. Durante su matrimonio trabajó como consejero de diferentes entidades, desde seguros hasta banca privada. Pero desde 2010, el padre de Victoria Federica le dio un giro de 180º. Es consejero de la mutinacional LVMH, un conglomerado de firmas de lujo a la que pertenecen Loewe y Fendi, y es propietario junto con sus socios Federico y Goyo Fernández de la firma B-Corner.

Nunca ha ocultado su pasión por el lujo y por la moda. De hecho, uno de sus principales motes durante este tiempo ha sido «duque del lujo». «No me gusta el fashion victim, tampoco el color negro, que me parece una opción muy aburrida y fácil», confesaba Jaime a la revista Vanity Fair en 2015. De hecho, solo se deja ver en eventos de moda o acompañando a sus hijos. Eso sí, en un discreto segundo plano.